En las comunidades aborigenes se pensaba a los recursos desde la abundancia y nadie desarrolló los conceptos de oferta, demanda, interés o déficit para darle de comer a sus hijos. Los recursos del planeta siguen siendo abundantes, pero conviene verlos como escasos para que sean abundantes para el 7% de la población que determina cómo debe funcionar el mundo.
El ser humano tiene la capacidad de edificar sobre pantanos, con todo lo bueno y lo malo que eso significa. Podemos pensar que nos vamos a hundir en cualquier momento o podemos pensar lo maravillosa que es nuestra especie para superar todo tipo de adversidades. Oppenheimer se basó en las teorías de Einstein para armar una bomba que se usó contra los japoneses. Hoy, la energía nuclear alimenta a cientos de ciudades.
Puede que el siglo XXI siga siendo un cambalache, pero cada nueva generación tiene la responsabilidad de mejorar, al menos desde el lugar que le toque, el mundo en que vivimos.
Este libro es un pequeñísimo grano de arena que tiene la intención de mostrar que todo lo que vemos se puede cambiar para bien o para mal, está en nosotros elegir ser cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón.
Pali Muñoz
25 de Noviembre 2014