Abogado (1978). Doctor en Derecho, Universidad Nacional de Córdoba (2017). Doctor en Derecho Universidad Nacional de la Matanza (2015), Master en Derecho, Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, España (2006). “Especialista en docencia universitaria”, Universidad Nacional de Cuyo (1999). Profesor Titular de Derecho Penal y de Criminología en varias Universidades, en grado y posgrado.
Doctor Honoris Causa en varias universidades latinoamericanas. Profesor emérito en la Universidad del Aconcagua. Autor y Coautor de más de 20 libros de Derecho Penal, publicados en varios países y más de ciento veinte trabajos en la especialidad de Derecho Penal y Criminología.
“Capacitador Judicial” (título otorgado por la Junta de Cortes de la Nación). Capacitador del Ministerio Público (Perú). Capacitador judicial (Salta). Miembro evaluador en el Consejo de la Magistratura en varias Provincias Argentinas y en tesis de posgrado y maestrías (UNCU y UM).
Juez de Cámara en lo Penal de Me- nores y de apelaciones, Mendoza. Ha dictado conferencias en Amé- rica, Europa y Asia.
El derecho penal debe alejarse de los arcanos laberintos de los eruditos, evitar la exagerada pirotecnia pseudo universitaria y –lo que es más- abjurar de los oráculos mediáticos que condenan sin juicio.
Debe prodigar soluciones, aferrarse a la humanización del conflicto, aspirar a las igualaciones en libertad.
En esta inteligencia, humanizar el derecho penal es la consigna que arroja un halo de luz en la dilatada penumbra de la punición. Vernos el uno al otro como humanos es la piedra firme en el mar embravecido. Los problemas en el mundo real son graves, para los unos y los otros. Nadie debe ser ajeno al que sufre el encierro y al que quedó sin su ser querido. Nadie debe ser ajeno al dolor.