El autor, también artista, Gonzalo Rielo nos invita a abrir la puerta del confinamiento, para ventilar el vaho, y dejar salir el moho de las páginas sometidas a los gérmenes del tiempo.
¿Por qué el título MOHO?
El libro, en definitiva, habla de la situación de encierro y todo lo que eso conlleva. Habitar una roca con ventanas hasta darse cuenta que esos muros, con los cuales convivimos se vuelven parte de uno. Casualmente, una filtración de agua empezó a humedecer una pared de mi casa. De a poco empecé a notar que la humedad se transformaba en una mancha que carbonizaba los vértices, la piel de ese muro empezó a descascararse, hasta que finalmente el tizne engangrenó toda la superficie. Mientras miraba ese fenómeno de descomposición, me imaginaba que la pared observaba como yo también me iba “pudriendo” de estar encerrado. En ese momento me di cuenta que uno era el reflejo del otro y viceversa. Había algo simbiótico y tomé esta analogía entre pared y ser humano para pensar el título.
Por otro lado, (y esta explicación es más técnica) la morfología y composición de las letras que integran la palabra MOHO me atrajeron. Por un lado la M, conformada por tres ángulos filosos, cortantes y violentos. Luego un circulo, armonioso, perfecto y orgánico. Una H como dos paredes separadas por una tensión horizontal inorgánica y asonante. Y finalmente otra O en armonía sonora y agradable. Una especie de código binario alternándose como para equilibrarse. La estabilidad entre la dureza y la ternura, lo sensible y la antipatía, la cordura y la locura; esa lógica también está incrustada el ser humano.
Fragmento del poema N°3
…ya me siento una pieza
arqueológica a minutos
de convertirse en un fósil
un relieve erosionado
desmoldándose de una
silla sulfatada
exfoliando sedimentos
paleontológicos de una
sociedad enterrada
costras de personas
enmohecidas
rebosadas de
polvo y humareda
cubiertas por el sarro
del crujiente hastío
humores pesticidas
y actitudes cavernarias
yo escribo para sentirme
humano por un rato…