En 1969 obtuvo el Premio Casa de las Américas, en el género poesía, con Taberna y otros Lugares, el más conocido y para la mayoría de los críticos el mejor de sus libros. Recorrió Vietnam y Corea. Enrolado en el Ejército Revolucionario del Pueblo, organización salvadoreña, regresó clandestinamente a su país, y el 10 de mayo de 1975, sólo cuatro días antes de cumplir 40 años, fue asesinado por una fracción de la misma organización a la que pertenecía. Tardíamente, el principal responsable del grupo que decidió su eliminación, Joaquín Villalobos, reconoció que la misma había sido un trágico error.
Ante su país pequeñísimo, que Gabriela Mistral bautizó para siempre como el Pulgarcito de América, Roque tuvo una actitud de amor/odio (Víctor Casaus la califica de «relación amorosa y doliente») que impregna su poesía de una inagotable movilidad dialéctica. La idea básica de Roque es que en El Salvador (uno de los países de América donde los pobres son más pobres y que ha vivido siempre asediado por la violencia) existe una injusticia consolidada, y en sus versos va dejando incuestionables signos del estado de ánimo a que lo lleva esa comprobación: «Patria dispersa: caes / como una pastillita de veneno en mis horas. / ¿Quién eres tú, poblada de amos, / como la perra que se rasca junto a los mismos árboles / que mea?» y también: «¿A quién no tienes harto con tu diminutez?». Sin embargo, en el fondo de todo ese sarcasmo hay un imborrable trazo de amor. El poeta ridiculiza al falso país en que se ha convertido su país verdadero, pero sigue amando y añorando a este: «País mío vení / papaíto país a solas con tu sol / todo el frío del mundo me ha tocado a mí / y tú sudando amor amor amor».
El libro contiene ocho dibujos del pintor argentino Carlos Medina que ilustran poemas de Dalton y una nota introductoria del poeta Armando De Magdalena.