Descendiente de una familia vasca, nació en el barrio porteño de Palermo, Buenos Aires, en junio de 1920. Poeta y titiritero desde su adolescencia, se inició en la dramaturgia escribiendo obras para títeres; su primera publicación, que se editó en 1943 con el título de La clave encantada, contenía varias de estas pequeñas obras.
En 1949, con sólo 29 años, conmovió a la escena porteña con El puente –estrenada en el Teatro La Máscara– que inauguró una nueva época del teatro argentino. Desde entonces no ha dejado de estrenar, convirtiéndose –por peso propio– en un referente insoslayable de la llamada Generación del 60, constituída por autores como Roberto Cossa, Ricardo Halac, Sergio De Cecco, Jacobo Langsner, Julio Mauricio, Rodolfo Walsh, Carlos Somigliana, Ricardo Talesnik y Oscar Viale.
Fue un miembro clave de Teatro Abierto, el más recordado movimiento de resistencia cultural durante la dictadura 1976-1983. Y fue, también, el primer Secretario de Cultura de la Nación de la recuperada democracia, durante el gobierno de Raúl Alfonsín.
Entre sus principales obras teatrales figuran –además de El puente–, El pan de la locura (1958), Los prójimos (1966), ¿A qué jugamos? (1968), El lugar (1970), Los hermanos queridos (1978), El acompañamiento (Teatro Abierto, 1981), Matar el tiempo, Hay que apagar el fuego (1982), Aeroplanos (1990) y El patio de atrás (1994). Es, además, autor de novelas, entre ellas, Los cuartos oscuros, Cuerpos presentes (1981), El basural (1985), Vuelan las palomas (Premio Planeta, 1999) y La buena gente (2001). Sus obras son conocidas a través de traducciones y representaciones en grandes ciudades, montadas en inglés, portugués, francés, italiano, hebreo, alemán, finlandés y ruso. Asimismo, Carlos Gorostiza ha recibido los premios Nacional y Municipal de Teatro y de Novela.
"En mi teatro, siempre tiene prioridad lo social y vivimos en una época en donde aparece una diferencia social que para mí siempre fue inadmisible. Me emociona tristemente la miseria, la pobreza, la desigualdad, cada vez hay más dinero en unos pocos y menos dinero en unos muchos. Un día sentí que había una palabra que explicaba esto: la distracción. Algunos se distraen un poco y no ven la realidad; otros se distraen con toda conciencia, son los vivos. Tuve ganas de que fuera dicho por los jóvenes y creé esos personajes que sufren, por distraídos también, lo que ocurre en el mundo." CG sobre su obra “Distracciones” 05/06/15
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