Floreal, nació el 15 de octubre de 1922 en la ciudad de Buenos Aires; primer hijo de Emilio Gorini y María Avella de Gorini. En 1941 se recibe de químico industrial en el Colegio Industrial de La Plata, Provincia de Buenos Aires, cuatro años más tarde contrae matrimonio con Nélida Esther Cariatti, con quien tiene tres hijos: Edmundo Floreal Gorini, Nidia Liliana Gorini y Ulises Gorini.
Sindicalista y militante del Partido Comunista Argentino se destacó durante una huelga realizada cuando ejercía su actividad con técnico químico en una fábrica de sombreros. Como sindicalista es significativa su participación en la huelga bancaria que encabezó en el año 1959 cuando se desempeñaba como secretario adjunto de la Asociación Bancaria.
A partir de la fundación en 1958 del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos fue un activo dirigente y promotor del cooperativismo de crédito. De hecho desde su fundación hasta el año 1966 se crearon más de mil Cooperativas de Crédito en todo el país. La dictadura militar instaurada en ese año implantó medidas que condicionaron el accionar de las Cooperativas de Crédito (se calcula que quedaron 450 Cajas de Crédito activas luego del golpe.
En el año 1976 una nueva dictadura generó nuevas restricciones al Cooperativismo de Crédito que resistió los embates conformando diferentes bancos cooperativos de los que sobrevivió y se destaca como uno de los principales Bancos privados del país el Banco Credicoop Coop. Ltda.
Entre los años 1995 y 1997 fue diputado nacional por el Frente País Solidario. En el año 1997 se postuló como candidato a Diputado por la Ciudad de Buenos Aires por el Frente Grande.
Por esos años encaró la refundación de Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos promoviendo la fundación de nuevas cooperativas de diverso tipo. Entendía que existía la necesidad de un cambio cultural, por lo que promovió la fundación del Centro Cultural de la Cooperación, que terminó de construirse en el año 2002 y del cual fue director hasta su muerte y que al día de hoy lleva su nombre.
En el barrio de Playa Chapadmalal del Partido de General Pueyrredón, Buenos Aires, podés visitar su calle homenaje a un gran camarada que con su militancia en la orgánica permanente como modo fundamental de construir fuertes puentes para transitar hacia un mundo mejor: soñó, vivió y murió. Seguimos su ejemplo.
A continuación reproducimos una excelente entrevista del compañero Alberto Fortunato con Foreal, hecha para la publicación "30 días" de Acercándonos Ediciones:
Recordación y homenaje a un auténtico luchador del pueblo argentino
Sus padres, militantes comunistas, Emilio Gorini y María Avella de Gorini le impusieron su nombre FLOREAL, el mismo que los jacobinos franceses adoptaron en Octubre de 1793 por decisión de la Convención Nacional para reemplazar la denominación que el calendario Gregoriano le asignaba a un periodo primaveral. El calendario republicano fue abolido por Napoleón Bonaparte el primer día de enero de 1806. Los trabajadores revolucionarios de la Comuna de París lo reimplantaron en 1871 durante su breve vigencia. Quiero decir que su nombre, Floreal, es el mismo que muchos anarquistas, socialistas y comunistas libertarios adoptaron para sus hijos como una muestra de rebeldía a las ideas de las clases dominantes y que Floreal Gorini hizo honor al símbolo de su nombre con su trayectoria militante sin desmayos. He aquí la nota:
“Conocí a Floreal hacia fines de 1963, cuando yo integraba la comisión promotora de la Cooperativa de Créditos de Wilde, cuya Asamblea constitutiva se realizó en marzo del año siguiente y eligiera como Presidente al recordado médico wildense Mirco Esteban Salsa y me designara como primer gerente de la misma. Gorini fue un apoyo constante en los tres años de existencia de la Caja wildense y estuvo presente en una combativa charla efectuada en la sede de Avenida Mitre en 1966 durante la crisis generada por el Gobierno de Onganía. Casi treinta años después tuve la oportunidad de entrevistarlo como periodista en la vieja sede del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos ubicada en la Avenida Rivadavia, en el barrio de Congreso. La desgrabación del reportaje que se transcribe más abajo me volvió a recordar los años de militancia intensa en el movimiento cooperativo y la voz clara y el pensamiento preciso del más importante creador y dirigente de la izquierda argentina de los últimos cincuenta años. En 1986 durante el histórico 16º Congreso del ”viraje” del Partido Comunista le estreché la mano en reconocimiento a su digna militancia. Luego de la entrevista de 1995 nos volvimos a ver en numerosas oportunidades. Recuerdo la intensa actividad de la Casa de la Solidaridad, su creación como diputado y la conversación a solas de más de una hora realizada en la sede del IMFC de Maipú 66 donde me interiorizó de su proyecto de Centro Cultural de la Cooperación y me invitó a formar parte de la comisión de Comunicaciones del CCC. Me quedé con las ganas de realizarle un extenso reportaje biográfico en 2002; él juzgó que todavía no era el momento. El 3 de octubre de 2004, a consecuencia de un accidente cerebro-vascular moría en Buenos Aires".
Reportaje a Floreal Gorini efectuado el 31 de octubre de 1995:
A.F.: Floreal Gorini, dirigente cooperativo, ex dirigente bancario y militante y dirigente del Partido Comunista y electo Diputado Nacional para completar el período de Graciela Fernández Meijide y que se integrará a la Cámara de Diputados el 10 de Diciembre próximo. Conversamos entonces con Gorini y quisiéramos saber algunas cosas: por ejemplo: ¿Cuándo te iniciaste en la actividad política?
F.G.: La actividad política para mí es un hecho que se da en mi propia vida porque mis padres, mi padre y mi madre eran militantes del Partido Comunista. Así que estar en el Partido era un hecho natural, casi de la familia. En la infancia eso no se deslinda bien. Entonces, los camaradas son tíos…
A.F.: Sobre todo en los periodos de ilegalidad. ¿no?
F.G: Así es. Pero mis primeras intervenciones en política fueron cuando los Comités de ayuda a España (Republicana). Tendría 14, 15 años y luego los comités por la neutralidad y después ya en mi actividad laboral, durante octubre del ’45 integraba el movimiento sindical. Trabajaba en una fábrica y allí teníamos una organización sindical que centralizaba y presidía un camarada del Partido, Víctor Larralde.
A.F.: ¡Ah! Entonces protagonizaste, por lo menos, desde algún punto de vista, el “octubre de 1945”,
F.G.: Por supuesto. En la fábrica donde yo trabajaba estábamos en huelga, en ese momento, producto de la división que existía en ese entonces en el campo sindical. Nuestra huelga era ilegal porque no estaba en la CGT. Estaba en la central que presidía Larralde. Y, bueno, teníamos represión, desde el punto de vista político. Eso se va a modificar después del 17 de Octubre porque la conducción -no del gremio- sino de la comisión interna de la fábrica pasa a tener otra dirección. Y con el apoyo de la nueva CGT la huelga se legaliza y se gana en 15 días.
A.F.: ¿Qué actividad realizaba esa fábrica?
F.G.: Era una fábrica de sombreros. Cosa, hoy inusual.
A.F.: ¿Y cómo llegaste a ser dirigente bancario?
F.G.: Porque después de quedar cesante ahí, en esa fábrica, ingreso en el Banco Industrial como auxiliar técnico. Y ahí llegué después del 55. La Bancaria estaba en un proceso de grandes luchas, grandes huelgas, los compañeros me eligen delegado de la sección primero, del Banco después y finalmente paso a integrar el secretariado nacional como Secretario General adjunto.
A.F.: ¿En qué año?
F.G.: En el año 58.
A.F.:-1958 ¿Es un año en que se produce una huelga importante?
F.G.: Dos huelgas.
A.F.: ¿Contra el presidente Frondizi?
F.G.: No. La primera contra el gobierno militar de la Libertadora. En el 58 antes de asumir Frondizi. Un gran triunfo del gremio bancario. Huelgas a la que me voy a referir en una próxima conferencia, en el mes de noviembre en el Instituto (IMFC) para la memoria histórica, y en el 59, la huelga, ya contra Frondizi quien había firmado el acuerdo de levantamiento de la huelga del 58.
A.F.: Fue una huelga de varios meses, ¿no?
F.G.: Sí, las dos fueron de más de sesenta días. En una se derrotó la movilización militar; los bancarios fueron llevados a los cuarteles, pero no aceptaron trabajar y entonces tuvieron que hacer la fajina militar. Pero la resistencia del gremio obligó a que el gobierno levantara la movilización. En el 59 reivindicamos aquellas cuestiones, pero los compromisos con el Fondo Monetario Internacional generan esta situación de no cumplimiento por parte de Frondizi del acuerdo.
A.F.: Todo el mundo te conoce, te reconoce como dirigente del movimiento cooperativo y representante del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. ¿Cuándo te iniciás en el movimiento cooperativo?
F.G.: Al quedar cesante como bancario junto con otros cinco mil compañeros, después de la gran represión del gobierno desarrollista de Frondizi, paso un año, más o menos, en actividades esporádicas tratando de buscar ubicación hasta que, teniendo en cuenta mi experiencia bancaria, algunos compañeros me invitan a ingresar al Instituto en la Capital Federal. El Instituto nació en Rosario, pero a dos años de su fundación no tenía sede en Buenos Aires. Y esa es mi tarea: Organizar el Instituto en la Capital Federal y la Provincia de Buenos Aires.
A.F.: Esto es en 1960. Así que ahora vas a cumplir 35 años en el IMFC.
F.G.: 35 años. Como gerente de la filial Buenos Aires, primero; luego como gerente general y ahora como Secretario.
A.F.: Yo recuerdo, por experiencia propia y veo que en el IMFC hay dos etapas: una es la del auge de las cajas de crédito cooperativas…
F.G.: Así es… otra sería la del movimiento bancario cooperativo, son dos etapas. Tal vez éstas tengan algunas subdivisiones. Pero las principales etapas son esas dos. La promoción y el desarrollo de las cajas de crédito, que es la respuesta del financiamiento popular a la falta de crédito, luego de terminarse con la nacionalización de los depósitos. Eso generó una crisis del sistema financiero que nosotros vamos a resolver con la creación de las cajas de crédito cooperativas, al punto de que tan sólo en cinco años se generan mil cajas de crédito en el país, cubriendo casi todo el territorio nacional. Eso va a generar una gran resistencia en los grandes intereses financieros que, como siempre, tienen el control del poder y generan presiones que duran casi ocho años.
A.F.: ¿Todas las Cajas cooperativas adherían al Instituto Movilizador?
F.G.: No. En ese proceso, al calor de nuestro trabajo que sí fuimos los fundadores, -los iniciadores- se generan otras cajas de crédito con un sentido muy mercantilista, sin una auténtica vocación cooperativa… Y van a fracasar. Van a terminar en malas experiencias o en sociedades anónimas.
A.F.: Cuál fue la experiencia de la crisis del ’66 cuando el golpe de Estado de Onganía para las cajas de crédito?
F.G.: Para las cajas de crédito cooperativas y también para el Instituto fue un repliegue transitorio dentro de los límites que nos dejaban. Ellos cortan la comunicación, sin la cual el sistema financiero no puede funcionar por eso el nombre de movilizador del Instituto, porque relaciona los fondos de unas cajas con otras.
A.F.: Luego de la crisis de los años 66 a la que nos referimos, las cajas continuaron, pero, durante la dictadura militar ¿qué pasó?
F.G.: Bueno. Antes de la dictadura militar viene un proceso de nuevo desarrollo de las cajas de crédito que es durante el gobierno de Cámpora y Perón. Fueron tres años de un gran desarrollo, de un gran crecimiento. El número de cajas era menor porque no se permitía la creación de nuevas cajas; pero las que estaban -de las mil se habían reducido a quinientas- se consolidan, tienen un gran desarrollo y en números totales eran igualmente significativas que las mil anteriores. Esto trae una nueva contrarreacción. En el 76 estamos en la agenda de los golpistas. Bueno, no lo comparo con el genocidio que hicieron, desde el punto de vista humano una atrocidad, solo comparable con lo que hicieron los nazis, pero también presionó sobre nuestro sector, obligando a que esas cajas de crédito, esas quinientas, se transformen en bancos, sometiéndolas al régimen bancario, de igual forma que las grandes entidades capitalistas. Esto supone una limitación. De aquellas 500 cajas surgieron 80 bancos. Y esos 80 bancos vienen concentrándose hasta el día de hoy y reduciendo su número. Unos son más grandes, porque son producto de fusiones. En términos totales, lo que podíamos decir la participación en el sistema (financiero global) ha caído un poco, pero no mucho. De un ocho al diez por ciento que significamos como cajas de crédito, hoy estaremos representando un cinco, seis por ciento.
A.F.: Las cajas de crédito exteriorizaron un movimiento de pequeños y medianos empresarios, ex obreros, etc. Que se nuclearon, como vos decías, por la necesidad de crédito. ¿De acuerdo a la óptica actual, el movimiento cooperativo, sobre todo el de crédito, es un movimiento que resiste o se adapta y pierde las características contestatarias que tuvo en algún momento?
F.G.: En el primer momento es totalmente contestatario, porque no responde a ninguna norma de regulación. Es totalmente autónomo, se da sus propias normas; tiene sus propias leyes de desarrollo y de crecimiento. Eso podría ser contrario a las normas de regulación monetaria que son necesarias, pero bajo el pretexto de incluirlo en esa regulación monetaria y no ser un agente más de inflación algunos nos acusaban de una total irresponsabilidad,- lo que es una barbaridad que no resiste el menor análisis-, pero a partir de esas argumentaciones se nos pone en un régimen bancario en el que aparentemente no hay discriminación, pero imponerle al fuerte y al débil y al grande y al chico las mismas normas, eso es una discriminación. No se puede imponer la misma carga impositiva a un asalariado que gana quinientos pesos por mes que a las grandes fortunas que ganan decenas de millones.
A.F.: La conversación, necesariamente, tiene que derivar a la actualidad. La actualidad es que vos vas a asumir en poco tiempo como diputado de la Nación y hay una historia atrás de esto y yo me quería referir a esa historia.
F.G.: Cómo no.
A.F.: El Frente Grande y su dilución como fuerza contestataria te ubicó en el tercer lugar como candidato por la Capital Federal en las elecciones del año 93 ¿Cuál es tu reflexión acerca de esa experiencia?
F.G.: Yo, en función de la posición de nuestro Partido sigo siendo totalmente fiel a la propuesta que le hicimos al electorado. Es decir, el Frente Grande como tal no existe, nosotros ya no estamos en el Frente; lo que se ha constituido es otra organización frentista. Se puede usar el nombre ese, aunque no legalmente. Legalmente es otro frente, es el FREPASO, pero nosotros seguimos siendo consecuentes. En qué somos consecuentes: que le dijimos a la ciudadanía: este frente se organiza para oponerse a este proyecto neoliberal concentrador, injusto y que cada vez más polariza a la sociedad. Un sector cada vez más reducido, con más dominio sobre el producto bruto interno, con más dominio sobre los ingresos y un sector que se polariza a extremos de pobreza que alcanza casi al veinte por ciento de la población. Altos índices de desocupación, de marginación. Los índices de salud, de educación. Nosotros seguimos fieles a esa propuesta firmemente opositora. Creemos que todo el proceso político conocido como el proyecto de “la convertibilidad” es lesivo para el desarrollo independiente. Lo que no quiere decir autárquico y aislado de la sociedad mundial. Quiere decir, como cualquier ciudadano, una nación tiene que manejarse dictando sus propias normas, sus propias leyes, sus propios objetivos. Nosotros, por una deuda insignificante, el Fondo Monetario nos sigue regulando. Nuestra deuda externa hoy está atomizada. A través de los bonos se ha colocado casi cincuenta y cinco mil millones de dólares de la deuda, están en manos anónimas, de los tenedores de esos títulos. Sin embargo, el FMI, que es un acreedor no muy cuantioso frente a la deuda global argentina que debe estar rondando los noventa mil millones de dólares, nos impone condiciones. El Fondo Monetario es el vocero de todos esos acreedores dispersos.
A.F.: Sobre todo de la gran banca privada internacional ¿no?
F.G.: Claro. Que, como tal, tampoco es gran acreedora. Pero ellos son agentes de sus depositantes, de su clientela y nos imponen condiciones.
A.F.: Ahora, la institución parlamentaria ¿qué posibilidades tiene un diputado comunista de ejercer influencia en este proceso institucional?
F.G.: Si el diputado está solito ahí en su oficina y en su banca, evidentemente, no creo que pueda hacer mucho. No creo que pueda haber discurso… No creo en el parlamentarismo del siglo pasado que, según cuentan, elocuentes y fuertes discursos podrían convencer a otros sectores. Creo que hay una política de bloques, de acuerdos y medio que se resuelve aritméticamente. Pero no podemos negar que el Parlamento sea una institución democrática viable y que, en la medida en que detrás del diputado exista un apoyo popular, que los movimientos sociales lo acompañen, traigan su propuesta, apoyen al diputado, hagan presentaciones, creemos que se puede avanzar en algo. No soy iluso. El bloque de la mayoría va a tener ciento treinta diputados, quórum por si mismo. El Senado lo mismo, pero con esto no negamos dentro de esta democracia, con todas las restricciones que ella tiene, que es un espacio más, no el espacio y ese espacio tiene que ser una voz amplificada en la medida que los movimientos vecinales, los sindicatos que tienen problemas, las cooperativas, acompañen la gestión del diputado. Que le traigan sus problemas, que los presenten…Creo que no voy a ser el único. Hay otros partidos con diputados, que por sus antecedentes, por sus militancias anteriores con movimientos sociales, pueden sumarse en algo.
A.F.: Muchas gracias Floreal Gorini
FLOREAL GORINI (15/10/1922 – 3/10/2004, Buenos Aires)
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