Gabriel García Márquez nació en la localidad colombiana de Aracataca (Magdalena), el 6 de marzo de 1927, de la unión que conformaba el matrimonio del telegrafista conservador Gabriel Eligio García y su esposa Luisa Santiaga Márquez Iguarán, hija de un liberal que no contaba con su apoyo para el matrimonio con Eligio. Cuando el pequeño contaba con dos años de edad sus padres fueron a vivir a la población de Barranquilla, donde don Gabriel Eligio montó una farmacia por lo que pasa al cuidado de sus abuelos paternos y tías. Gabriel fue el primero de los once hijos que tuvieron sus padres.
Los abuelos eran dos personajes bien particulares y marcaron el periplo literario del futuro Nóbel: el coronel liberal Nicolás Márquez, veterano de la Guerra de los Mil Días y fuerte crítico de la Masacre de las bananeras (1928), le contaba al pequeño Gabriel infinidad de historias de su juventud y de las guerras civiles del Siglo XIX, lo llevaba al circo y al cine, y fue su cordón umbilical con la historia y con la realidad. Doña Tranquilina Iguarán, su cegatona abuela, se la pasaba siempre contando fábulas y leyendas familiares, mientras organizaba la vida de los miembros de la casa de acuerdo con los mensajes que recibía en sueños: ella fue la fuente de la visión mágica, supersticiosa y sobrenatural de la realidad. Entre sus tías la que más lo marcó fue Francisca, quien tejió su propio sudario para dar fin a su vida.
La infancia de Gabriel y el contacto con sus abuelos marcaría también su vida literaria. El propio Gabo expreso en una ocasión:
[...] Es difícil que haya una línea en algunos de mis libros que no tenga su origen en la infancia... Durante los primeros ocho años de mi vida, tuve las experiencias que luego he elaborado poéticamente, literariamente a través de toda mi vida. Y pocas experiencias posteriores me han sido tan útiles como las de la infancia. En realidad yo podría decir que toda mi obra tiene su cantera en los primeros años de la infancia. No recuerdo esa época, ni la de como un niño feliz, ni la de un niño infeliz, sino como la de alguien que tenía una vida propia, un mundo propio dentro del cual vivía y que es el que ha alimentado todo el resto de mi obra. [...]
Gabriel García Márquez comienza sus estudios primarios a la edad de seis años gracias a la fundación del Colegio María Montessori en 1933 por parte la joven y bella profesora Rosa Elena Fergusson en Aracataca. Fergusson fue la primera maestra de Gabriel y, según cuenta el propio Gabo, el primer amor de su vida. Cada vez que se le acercaba, le daban ganas de besarla: le inculcó el gusto de ir a la escuela, sólo por verla, además de la puntualidad y de escribir una cuartilla sin borrador.
A finales del año 1934 sus padres abandonan Barranquilla para trasladarse a Aracataca, de esta manera Gabriel vuelve a reunirse con su familia y vive feliz en rodeado por sus seres más queridos. En 1936 los padres se trasladan a Sincé (pueblo natal del padre), en el Departamento de Sucre y se llevan a Gabriel y a su hermano. Esta sería la última vez que verían al Coronel Nicolás con vida, pues fallecería en marzo del año siguiente con 73 años de edad.
La familia no regresa a Aracataca y el pequeño Gabriel cursa preescolar y 1º en la Escuela Montessori con la profesora Rosa Elena Fergusson para luego ingresar en la escuela pública de Sucre. Comienza su lectura de Las mil y una noches, obra que fascina al escritor con solo 9 años. En enero de 1940 la familia se traslada nuevamente a Barranquilla, poblado donde Gabriel inicia sus estudios de Bachillerato en el Colegio Jesuita de San José acabando los estudios primarios con las mejores calificaciones y condecoraciones. En este periodo el adolescente Gabriel comienza a los grandes poetas colombianos, clásicos del Siglo de Oro español, de los relatos de los hermanos Grimm, Julio Verne, Emilio Salgari o Alejandro Dumas. Asimismo comienza a escribir poemas, que se publican en la revista del colegio Juventud, de la que fue un intenso colaborador.
El 8 de marzo de 1943, gracias a una beca, ingresó en el internado del Liceo Nacional de Zipaquirá, una experiencia realmente traumática, el frío del internado de la Ciudad de la Sal lo ponía melancólico, triste, aquel sitio era un lugar inhóspito y frío para las personas que provenían de pueblos cercanos a la costa como era su caso. Permaneció siempre con un enorme saco de lana, y nunca sacaba las manos por fuera de sus mangas, pues le tenía pánico al frío.
Sin embargo, a las historias, fábulas y leyendas que le contaron sus abuelos, sumó una experiencia vital que años más tarde sería temática de la novela escrita después de recibir el premio Nóbel: el recorrido del Río Magdalena en barco de vapor. En Zipaquirá tuvo como profesor de literatura, entre 1944 y 1946, a Carlos Julio Calderón Hermida, a quien en 1955, cuando publicó La hojarasca, le obsequió con la siguiente dedicatoria: "A mi profesor Carlos Julio Calderón Hermida, a quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo escribiera". Ocho meses antes de la entrega del Nóbel, en la columna que publicaba en quince periódicos de todo el mundo, García Márquez declaró que Calderón Hermida era "el profesor ideal de Literatura".
En el Liceo la formación en las letras era prioritaria, iba mucho más allá de la asistencia a clases, tanto que la jornada literaria terminaba sólo después de las nueve y media de la noche, cuando tras acostarse, a los estudiantes internos un profesor les leía un capítulo de un libro de la literatura colombiana, de América o universal, escogido con la intención de fortalecer su amor por las letras. Otra expresión cultural allí eran las tertulias literarias, o las de los sábados en casa de “la Manca” González, o cada vez que a alguien se le ocurría. Todo eso que consolidó la inducción literaria intensiva que Gabriel García Márquez recibió en Zipaquirá.
En los años de estudiante en Zipaquirá, Gabriel García Márquez se dedicaba a pintar gatos, burros y rosas, y a hacer caricaturas del rector y demás compañeros de curso. Sus primeros escritos en el periódico del liceo los firma con el seudónimo de Javier Garcés. Un año más tarde publica Canción, en el suplemento literario El Tiempo de Bogotá. En uno de sus viajes a Sucre conoce a Mercedes Barcha, su futura esposa, también hija de un boticario. En 1946 terminó sus estudios secundarios con magníficas calificaciones, graduándose de Bachiller el 12 de diciembre de ese año.
García Márquez y su compañero de estudio Mario Convers decidieron crear en 1944 en el Liceo, el Grupo Literario de los Trece, integrado por igual número de estudiantes, y también publicar un periódico, con el apoyo del poeta Carlos Martín, uno de los fundadores del piedracelismo, quien acababa de llegar a Zipaquirá como rector del Liceo. Los integrantes de El Grupo de los Trece fueron: Gabriel García Márquez, Mario Convers, Humberto Jaimes Cañarete, Ricardo González Ripol, Guillermo López Guerra, Álvaro Ruiz Torres, Antonio Martínez Sierra, Henry Sánchez, Tulio Villafañe, Manuel Arenas Barón, Guillermo Sánchez Dugarte, Julio César Morales y Alfredo García Romero.
El periódico creado se denominó Gaceta Literaria y estaba dedicado a la divulgación de la literatura entre los alumnos de ese centro educativo y con el propósito de hacerlo extensivo a otros colegios nacionales. En la primera edición de la Gaceta, Gabo escribió y firmó con el seudónimo Javier Garcés, que continuó utilizando en sus poemas y prosas, y fue encargado de conseguir los anunciantes que financiaran la publicación. Durante este tiempo se interesó mucho por el periodismo hasta el punto de decirle en una ocasión a Jon Anderson: "Cuando salí del Liceo yo quería ser periodista, quería escribir novelas y quería hacer algo para lograr una sociedad más justa".
La Gaceta Literaria fusionaba como un pequeño periódico que estaba a cargo de Convers quedó de presidente y director de la misma, la cual tenía el subtítulo de Órgano del Centro Literario de Los Trece, del Liceo Nacional. Por otro lado Gabo fue nombrado jefe de redacción con los profesores Carlos Martín y Carlos Julio Calderón Hermida asesores del Centro y de la Gaceta, que tenía formato de diario, a cinco columnas.
García Márquez también manejó la sección Nuestros poetas y publicó en esa edición inaugural un relato que tituló "El instante de un río", en la sección Prosas Líricas. Para la sección Nuestros poetas, Gabo y Convers se propusieron entrevistar a los poetas Jorge Rojas y Eduardo Carranza, amigos comunes de la Manquita González y de Carlos Martín, aprovechando que estarían de visita en casa de este último. Y allí, en la mansión colonial, diagonal a la Catedral Mayor de Zipaquirá, Martín propició la entrevista de los jóvenes periodistas a sus dos amigos poetas.
La puesta en circulación del primer número de la Gaceta Literaria era esperada con ansiedad en Zipaquirá, hasta que por fin estuvo impresa. Se planeó lanzar el periódico el 13 de julio de 1944 con un artículo central a modo de editorial con el título de Ante la Nueva Voz salido de la pluma de Carlos Martín.
Días antes del lanzamiento le informaron al alcalde la Zipaquirá, Carlos E. Acosta, de forma errónea, que en el Liceo Nacional de Varones estaban haciendo propaganda comunista y que su Gaceta Literaria traía un artículo ciertamente subversivo que violaba la censura impuesta luego de ser declarado el estado de sitio. El alcalde de allanó el Liceo con un grupo de policías para incautar la propaganda revolucionaria que tenían escondida allí, lo cual no pudieron hacer, simplemente porque se trataba de una mentira.
La otra misión del alcalde fue decomisar la edición de la Gaceta Literaria, que iba a ser distribuida; la policía la quemó, salvándose solamente dos ejemplares. De esta manera el nacimiento del periódico que tantas ilusiones generó en Gabriel García Márquez, luego de su eficiente consecución de anunciantes, terminó convirtiéndose en una gran frustración suya, de sus compañeros y profesores, y de muchos zipaquireños. La censura oficial fue respondida por la unánime expresión de respaldo a Carlos Martín, con una protesta pública en la Plaza Mayor de Zipaquirá, donde se escucharon gritos contra el alcalde y a la policía, y de apoyos al rector.
Álvaro Ruiz Torres, compañero de Gabriel, cuenta la actitud de Gabo ante este hecho: “Gabo duró varios días indignado por la arbitrariedad por órdenes venidas del Ministerio de Educación, y el día del allanamiento se refirió al alcalde, con la palabrota: 'Alcalde hijuep..' Y yo lo entendí, estaba tan disgustado como lo estuvimos todos en el Liceo".
En 1947 fallece su abuela ciega y loca. En ese mismo años se matricula, presionado por sus padres, en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Bogotá donde figuran como profesores grandes intelectuales de la nación como Alfonso López Michelsen, quien después fue presidente de Colombia entre los años 1974 y 1978, y tenía entre sus compañeros de aula al futuro sacerdote y guerrillero Camilo Torres Restrepo, con quien traba una intensa amistad. El estudio de leyes no era propiamente su pasión, pero logró consolidar su vocación de escritor. Sus influencias literarias en este momento son Dante, Petrarca, Garcilaso, Quevedo, Rubén Darío y Pablo Neruda. Descubre asimismo a Franz Kafka.
Eduardo Zalamea Borda, editor literario del diario El Espectador, publica el 13 de septiembre de 1947 su primer cuento, La tercera resignación, en el suplemento cultural Fin de Semana, nº 80, recogido actualmente en el libro El negro que hizo esperar a los ángeles, en la presentación del mismo Eduardo Zalamea expresa que García Márquez era el nuevo genio de la literatura colombiana. Al mes y medio le publican otro relato, Eva está dentro de su gato. Algunos de los cuentos publicados en este diario integran el libro "Ojos de perro azul".
La capital del país fue para García Márquez la ciudad del mundo (y las conoce casi todas) que más lo impresionó, pues era una ciudad gris, fría, donde todo el mundo se vestía con ropa muy abrigada y negra. Al igual que en Zipaquirá, García Márquez se llegó a sentir como un extraño, en un país distinto al suyo, Bogotá era entonces:
"Una ciudad colonial, (...) de gentes introvertidas y silenciosas, todo lo contrario al Caribe, en donde la gente sentía la presencia de otros seres fenomenales aunque éstos no estuvieran allí".
El 9 de abril de 1948 se produce el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán cerca de la pensión en la que García Márquez se aloja, la cual es incendiada lo que le provoco la perdida de muchos libros y manuscritos. Este hecho sería conocido como El Bogotazo en el cual participaría el joven delegado estudiantil cubano, Fidel Castro, quién más tarde se convertiría en el líder de la Revolución Cubana y gran amigo de Gabo. Debido a los estallidos insurreccionares la universidad es cerrada, por tal motivo Gabriel y su hermano Luis se trasladan al domicilio familiar en Cartagena, aunque continúa sus estudios de Derecho en la universidad de esa ciudad, donde siguió siendo un alumno irregular pero nunca llego a graduarse. En Cartagena da sus primeros pases como columnista periodístico, esto gracias al escritor Manuel Zapata Olivella quien le consigue una columna diaria en el recién fundado periódico El Universal de Cartagena. Tanto Manuel Zapata Olivella como Clemente Manuel Zabala despiertan su fervor por la música vallenata.
El Grupo de Barranquilla fue una especie de asociación de amigos de la literatura que se estableció en Barranquilla en los años cuarenta bajo el liderazgo del intelectual catalán Ramón Vinyes. El "sabio catalán", dueño de una librería en la que se vendía lo mejor de la literatura española, italiana, francesa e inglesa, orientaba al grupo en las lecturas, analizaba autores, desmontaba obras y las volvía a armar, lo que permitía descubrir los trucos de que se servían los novelistas. La otra cabeza era José Félix Fuenmayor, ideólogo del grupo, que proponía los temas y enseñaba a los jóvenes escritores que se sumaban al grupo como Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas.
Gabriel García Márquez se vinculó a ese grupo desde su domicilio en Cartagena de Indias donde estudiaba Derecho. Al principio Gabo viajaba desde Cartagena a Barranquilla cada vez que podía. Luego, gracias a una neumonía que le obligó a recluirse en Sucre, cambió su trabajo en El Universal por una columna diaria en El Heraldo de Barranquilla, que apareció a partir de enero de 1950 bajo el encabezado de La girafa y firmada por Septimus, en homenaje al personaje de La señora Dalloway de Virginia Woolf. José Félix Fuenmayor tuvo una importante influencia en la literatura temprana de Gabo. En el grupo Gabo ayudo a fundar la revista Crónica de la cual es nombrado redactor jefe, según los miembros del Grupo, esta revista sirvió para dar rienda suelta a sus inquietudes intelectuales. El director era Alfonso Fuenmayor mientras que el pintor Alejandro Obregón realizaba la función de ilustrador, y sus colaboradores fueron, entre otros, Julio Mario Santo domingo, Meira del Mar, Benjamín Sarta, Juan B. Fernández y Gonzalo González.
En el periódico barranquillero trabajaban Álvaro Cepeda Samudio, Germán Vargas y Alfonso Fuenmayor. García Márquez escribía, leía y discutía todos los días con los tres redactores; el inseparable cuarteto se reunía a diario en la librería del Ramón Vinyes o se iba a los cafés a beber cerveza y ron hasta altas horas de la madrugada, a estos se le unía la pintora Cecilia Porras. Polemizaban a grito herido sobre literatura, o sobre sus propios trabajos, que los cuatro leían. Hacían la disección de las obras de Defoe, Dos Passos, Joyce, Camus, Woolf, Hemingway y William Faulkner, escritor este último de gran influencia en la literatura de ficción de América Latina y muy especialmente en la de García Márquez, como él mismo reconoció en su famoso discurso "La soledad de América Latina", que pronunció con motivo de la entrega del premio Nóbel en 1982: William Faulkner había sido su maestro. Sin embargo, García Márquez nunca fue un crítico, ni un teórico literario, actividades que, además, no son de su predilección: él prefirió y prefiere contar historias.
En esa época del Grupo de Barranquilla, García Márquez leyó a los grandes escritores rusos, ingleses y norteamericanos, y perfeccionó su estilo directo de periodista, pero también, en compañía de sus tres inseparables amigos, analizó con cuidado el nuevo periodismo norteamericano. La vida de esos años fue de completo desenfreno y locura. Fueron los tiempos de La Cueva, un bar que pertenecía al dentista Eduardo Vila Fuenmayor y que se convirtió en un sitio mitológico en el que se reunían los miembros del Grupo a hacer locuras: todo era posible allí, hasta las trompadas entre ellos mismos.
También establece una gran amistad con Rafael Escalona. Fue la época en que vivía en pensiones de mala muerte, como El Rascacielos, edificio de cuatro pisos, ubicado en la calle del Crimen, que alojaba también un prostíbulo. Muchas veces no tenía el peso con cincuenta para pasar la noche; entonces le daba al encargado sus mamotretos, los borradores de La hojarasca, y le decía: "Quédate con estos mamotretos, que valen más que la vida mía. Por la mañana te traigo plata y me los devuelves".
Hasta finales del año 1952 se mantiene su columna en El Heraldo. Cuando ya tenía muy adelantada su primera novela, titulada entonces La casa, realiza un viaje con su madre al pequeño, caliente y polvoriento Aracataca, con el fin de vender la vieja casa en donde él se había criado junto a sus abuelos. Comprendió entonces que estaba escribiendo una novela falsa, pues su pueblo no era siquiera una sombra de lo que había conocido en su niñez; a la obra en curso le cambió el título por La hojarasca, y el pueblo ya no fue Aracataca, sino Macondo, en honor de los corpulentos árboles de la familia de las bombáceas, comunes en la región y semejantes a las ceibas, que alcanzan una altura de entre treinta y cuarenta metros. Es uno de los hechos más decisivos de su vida literaria. Realiza algunos viajes por las provincias de Magdalena, el César y la Guajira en compañía de su amigo Rafael Escalona.
En febrero de 1954 regresa a Bogotá donde su amigo Álvaro Mutis le había conseguido un trabajo como reportero y editorialista del Diario El Espectador, donde comienza a escribir comentarios semanales cinematográficos que lo convierten en el primer columnista de cine del periodismo colombiano, y luego en brillante cronista y reportero.
En el año 1955 apareció en Bogotá el primer número de la revista Mito, bajo la dirección de Jorge Gaitán Durán. Duró sólo siete años, pero fueron suficientes, por la profunda influencia que ejerció en la vida cultural colombiana, para considerar que Mito señala el momento de la aparición de la modernidad en la historia intelectual del país, pues jugó un papel definitivo en la sociedad y cultura colombianas: desde un principio se ubicó en la contemporaneidad y en la cultura crítica. Gabriel García Márquez publicó dos trabajos en la revista: un capítulo de La hojarasca, el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo (1955), y El coronel no tiene quien le escriba (1958). En realidad, el escritor siempre ha considerado que Mito fue trascendental; en alguna ocasión dijo a Pedro Gómez Valderrama: "En Mito comenzaron las cosas".
En el mismo 1955 su cuento «Un día después del sábado» gana el premio de la Asociación de Escritores y Artistas y se estrena La langosta azul, producción colombiana dirigida por García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Enrique Grau y Luis Vicens. Presencia la matanza de estudiantes en el centro de Bogotá, lo que provoca un decantamiento definitivo de García Márquez hacia la izquierda. Ese año publica su serie en 14 entregas «Relato de un náufrago...», memorable reportaje a Luis Alejandro Sepúlveda, marinero colombiano que sobrevivió a un naufragio en alta mar, duplica las ventas del periódico pero es censurado por el régimen del general Gustavo Rojas Pinilla, por lo que las directivas de El Espectador decidieron que Gabriel García Márquez saliera del país rumbo a Ginebra, para cubrir la conferencia de los Cuatro Grandes, y luego a Roma, donde el papa Pío XII aparentemente agonizaba.
En 1955 sus publicaciones son desaprobadas por los censores del régimen de Gustavo Rojas Pinilla, por lo que la dirección de El Espectador le envía a Ginebra como corresponsal para cubrir la conferencia de los Cuatro Grandes. Se traslada a Roma para estar al tanto de la enfermedad del papa Pío XII, donde su creciente interés por el cine le lleva a matricularse en el Centro Sperimentale di Cinema. Más tarde viaja por Polonia, Hungría, la República Democrática Alemana, Checoslovaquia y la Unión Soviética. A finales de año se traslada a París, mientras El Espectador es clausurado por el gobierno del dictador Rojas Pinilla.
En ese período publica en Bogotá su primera novela La hojarasca. La buena acogida crítica de La hojarasca y el «Relato de un náufrago que estuvo diez días a la deriva...», comienzan a consolidar literariamente a García Márquez en su país.
A pesar de sus problemas económicos decide quedarse en Europa donde comienza a escribir la novela corta «El coronel no tiene quien le escriba», que concluye en enero de 1957. Desde París, y en una buhardilla de la Rue de Cujas en el Barrio Latino, sin pagar el alquiler de varios meses, trabaja con su amigo Plinio Apuleyo Mendoza, jefe de redacción de la Revista Élite de Caracas, que le consigue varias colaboraciones en la publicación caraqueña.
Su estancia en Europa le permitió a García Márquez ver América Latina desde otra perspectiva. Le señaló las diferencias entre los distintos países latinoamericanos, y tomó además mucho material para escribir cuentos acerca de los latinos que vivían en la ciudad luz. Aprendió a desconfiar de los intelectuales franceses, de sus abstracciones y esquemáticos juegos mentales, y se dio cuenta de que Europa era un continente viejo, en decadencia, mientras que América, y en especial Latinoamérica, era lo nuevo, la renovación, lo vivo.
En 1957 escribe 90 días en la Cortina de Hierro, una colección de artículos recopilados tras un viaje por los países socialistas de Europa del Este que hace con Plinio Apuleyo Mendoza y Manuel Zapata Olivella. Invitado por Plinio Apuleyo Mendoza para colaborar con la Revista Momentos; comienza a publicar artículos de orientación política, llega a Venezuela en los últimos días de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, sobre los que García Márquez edita varios artículos después de la fuga del dictador el 21 de enero de 1958.
En marzo de 1958 se casa en Barranquilla con Mercedes Barcha y en mayo del mismo año publica El coronel no tiene quien le escriba en la revista Mito de Bogotá y trabaja en las revistas Élite y Venezuela Gráfica. Abandona su colaboración en Momentos, a raíz de la línea editorial de la revista sobre la visita de Richard Nixon a Venezuela. Empieza a escribir Los funerales de la Mamá Grande.
Tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 viaja a La Habana invitado por el líder de la naciente revolución Fidel Castro como parte de la campaña denominada Operación Verdad. Allí asiste al juicio público contra Sosa Blanco, colaborador de Fulgencio Batista, y ve de cerca la realidad del proceso revolucionario que se está llevando a cabo en la isla. Este sería el comienzo de una gran amistad entre Gabo, Cuba y Fidel Castro. Esta relación ha sido analizada en Gabo y Fidel: retrato de una amistad. En una entrevista con Claudia Dreifus en 1982 Gabo dijo que su relación con Fidel se basa fundamentalmente en la literatura:
"La nuestra es una amistad intelectual. Puede que no sea ampliamente conocido que Fidel es un hombre culto. Cuando estamos juntos, hablamos mucho sobre la literatura".
Luego de su visita a Cuba regresa a Bogotá como corresponsal de la agencia de noticias Prensa Latina, creada por la Revolución Cubana y dirigida por el argentino Jorge Masetti. Entre julio y octubre aparecen en la revista Cromos de Bogotá sus 90 días en la Cortina de Hierro. Nace el día 24 de agosto su primer hijo, Rodrigo, que es bautizado por su amigo Camilo Torres. En 1960 regresa nuevamente a La Habana y continúa trabajando en Prensa Latina.
En 1961 viaja a Nueva York a comienzos de año como corresponsal de Prensa Latina, aunque renuncia en mayo por presiones políticas de Estados Unidos y Cuba y en solidaridad con Masetti. Durante estos meses es amenazado por exiliados cubanos que incluso llegan a apuntarle con un arma cuando se dirige en automóvil a su domicilio en Queens. Decide hacer un recorrido por el Sur de los Estados Unidos, el que William Faulkner inmortalizara en sus novelas.
Debido a su fama y a sus puntos de vista sobre el imperialismo de Estados Unidos, fue etiquetado como subversivo y por muchos años le fue negado el visado estadounidense por las autoridades de inmigración. Sin embargo, después de que Bill Clinton fuera elegido presidente de Estados Unidos, éste finalmente le levantó la prohibición de viajar a su país y afirmó que Cien años de soledad «es su novela favorita».
En junio de 1961 se traslada a México, donde espera vivir de la redacción de guiones cinematográficos, pero trabaja en revistas de poco alcance (Sucesos, La Familia), y en agencias de publicidad (Walter Thompson, Stanton). Se publica El coronel no tiene quien le escriba en Medellín, donde se relata la desesperanza de un viejo oficial de la guerra de los Mil Días aguardando la carta oficial que había de anunciarle la pensión de retiro a que tiene derecho. El manuscrito de La mala hora gana el Premio de Novela ESSO en Bogotá por el que le pagan 3.000 dólares. Prepara la primera versión de El otoño del patriarca, pero no le satisface. Se relaciona con personajes importantes en la vida cultural mexicana, como Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Fernando Benítez, Manuel Barbachano o Carlos Monsiváis.
En 1962 se publica en Madrid La mala hora, edición pirata que más tarde desautorizaría el autor. Publica también el libro de cuentos Los funerales de la Mamá Grande en México.
En septiembre de 1963 renuncia a su trabajo como periodista para incorporarse de nuevo a la filial mexicana de la agencia de publicidad J. Walter Thompson y meses más tarde a la agencia publicitaria Stanton. Íntima con el escritor mexicano Carlos Fuentes y conjuntamente elaboran una docena de guiones para filmes a lo largo de dos años. García Márquez, por otra parte, escribe su primer guión de cine, El gallo de oro, basado en un cuento de Juan Rulfo.
En 1964 García Márquez sigue llevando a cabo una intensa labor como guionista cinematográfico. Algunos de estos guiones, como Tiempo de morir, realizado por Arturo Ripstein (volverá a llevarlo a la pantalla el colombiano Jorge Alí Triana en 1985), o H.O., se estrenan junto a El gallo de oro, escrito el año anterior.
En enero de 1965 retoma su trabajo literario y establece una profunda amistad con el escritor Juan Rulfo. García Márquez aparece en la adaptación cinematográfica de su cuento «En este pueblo no hay ladrones» junto a Luis Buñuel, Juan Rulfo y Carlos Monsiváis. Camino a Acapulco, decide continuar su antiguo proyecto de La casa y le dedica casi dos años a lo que será su novela Cien años de soledad. En 1966 se edita La mala hora, con su autorización, por la editorial Era, cuyo propietario es su amigo Vicente Rojo.
Un día de 1966 en que se dirigía desde Ciudad de México al balneario de Acapulco, Gabriel García Márquez tuvo la repentina visión de la novela que durante 17 años venía rumiando: consideró que ya la tenía madura, se sentó a la máquina y durante 18 meses seguidos trabajó ocho y más horas diarias, mientras que su esposa se ocupaba del sostenimiento de la casa. En junio de 1967 se publica en la Editorial Sudamericana de Buenos Aires Cien años de soledad. Un mes después García Márquez asiste en Caracas al XII Congreso Internacional de Literatura Iberoamericana y a la concesión del Premio Rómulo Gallegos a Mario Vargas Llosa. En agosto viaja a Buenos Aires, donde su recién publicada novela ha obtenido un éxito asombroso, y comienza a tener un reconocimiento internacional como escritor de élite: le llueven premios de todos los rincones del mundo.
En junio de 1967 se publica en la Editorial Sudamericana de Buenos Aires la novela de García Márquez Cien años de soledad, esta tuvo una gran acogida del publicó y en su primera semana de ventas fueron adquiridas unas 8 000 copias convirtiéndose en una éxito de la editorial. El universo de la novela es el tiempo cíclico, en el que suceden historias fantásticas: pestes de insomnio, diluvios, fertilidad desmedida, levitaciones... Es una gran metáfora en la que, a la vez que se narra la historia de las generaciones de los Buendía en el mundo mágico de Macondo, desde la fundación del pueblo hasta la completa extinción de la estirpe, se cuenta de manera insuperable la historia colombiana desde después del Libertador hasta los años treinta del presente siglo.
Desde su publicación en adelante el éxito fue asegurado y la novela vendió una nueva edición cada semana, pasando a vender medio millón de copias en tres años. Fue traducido a más de veinticuatro idiomas y ganó cuatro premios internacionales. El éxito había llegado por fin y el escritor tenía 40 años cuando el mundo aprendió su nombre. Por la correspondencia de admiradores, los premios, entrevistas, las comparecencias era obvio que su vida había cambiado. En 1969, la novela ganó el Chianchiano Aprecia en Italia y fue denominado el «Mejor Libro Extranjero» en Francia. En 1970, fue publicado en inglés y fue escogido como uno de los mejores doce libros del año en Estados Unidos.
De ese libro Pablo Neruda, el gran poeta chileno, opinó: "Es la mejor novela que se ha escrito en castellano después del Quijote". Con tan calificado concepto se ha dicho todo: el libro no sólo es la opus mágnum de García Márquez, sino que constituye un hito en Latinoamérica, como uno de los libros que más traducciones tiene, treinta idiomas por lo menos, y que mayores ventas ha logrado, convirtiéndose en un verdadero bestseller mundial.
En octubre se traslada a vivir a Barcelona con su familia, donde reside hasta 1975. En la bella ciudad española se establece definitivamente en la calle Caponatá, del barrio de Sarriá, cerca de donde vive Vargas Llosa. En 1970 el Ministro de Relaciones Exteriores colombiano, Alfonso López Michelsen, le ofrece el consulado de su país en Barcelona, pero García Márquez lo rechaza públicamente. La década de 1970 vería a Gabo solidario con algunos de los procesos revolucionarios y sociales que tendrían lugar en el mundo: proceso socialista en Chile bajo la guía de Salvador Allende, movimiento independentista de Vietnam, proceso revolucionario en Angola, movimiento sandinista en Nicaragua y especialmente, la defensa de la Revolución Cubana.
En 1971 realiza un viaje a Estados Unidos, ésta es una de las pocas veces que no le niegan la visa de entrada al país, con motivo del nombramiento de doctor honoris causa por parte de la Universidad de Columbia en Nueva York. Frente a la división que representa el denominado caso Padilla, encarcelación del escritor cubano Heberto Padilla por parte del gobierno debido a sus escritos subversivos, opta por apoyar a la Revolución Cubana. Realiza un viaje a Colombia para nutrirse del ambiente caribeño que le sería útil en la creación de su próxima obra, El otoño del patriarca, donde narra la historia de un ficticio dictador caribeño.
En 1972 obtiene el Premio Internacional Neustadt de Literatura que otorga la Universidad de Oklahoma. Ese mismo año es merecedor del Premio Rómulo Gallegos, cuyo valor monetario le dona al grupo revolucionario venezolano Movimiento al Socialismo y al Comité de Solidaridad con los presos políticos. Publica el libro de cuentos "La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada" en edición simultánea en Buenos Aires, Barcelona, México D.F. y Caracas.
En 1974 se publica en Barcelona y Buenos Aires "Ojos de perro azul", colección de cuentos escritos entre 1947 y 1955. García Márquez funda la revista política Alternativa en Bogotá. Ese mismo año es nombrado vicepresidente de la organización defensora de los derechos humanos, Tribunal Bertrand Russell. También apoya el reclamo del presidente panameño Omar Torrijos por el reintegro del Canal de Panamá.
En 1975 regresa nuevamente a México y establece su domicilio en las Lomas del Pedregal, en el Distrito Federal. Declara que no escribirá más novelas mientras no caiga la dictadura de Augusto Pinochet, por lo que se dedica de lleno al periodismo político y al activismo. Publica Todos los cuentos y El otoño del patriarca en Barcelona, Bogotá y Buenos Aires, simultáneamente.
En 1976 es publicada en la capital colombiana el libro "Crónicas y reportajes", una recopilación de su primera obra periodística. Debido a motivos personales y de enfrentamiento ideológico termina su amistad con Vargas Llosa. En 1977 publica en Lima Operación Carlota, sobre Cuba y Angola. Ese mismo año es adaptada su obra La mala hora para una telenovela que se proyecta en Colombia, la cual provoca una enorme polémica.
En 1979 viaja a España, donde le recibe el rey Juan Carlos I. Poco después se entrevista con el papa Juan Pablo II. Forma parte de la Comisión Internacional sobre los Medios de Información y de Comunicación organizada por la UNESCO, que condena los gobiernos del estadounidense Reagan y la británica Thatcher lo cual provoca la retirada de Estados Unidos y el Reino Unido de dicha organización.
En 1976 es publicada en la capital colombiana el libro "Crónicas y reportajes", una recopilación de su primera obra periodística. Debido a motivos personales y de enfrentamiento ideológico termina su amistad con Vargas Llosa. En 1977 publica en Lima Operación Carlota, sobre Cuba y Angola. Ese mismo año es adaptada su obra La mala hora para una telenovela que se proyecta en Colombia, la cual provoca una enorme polémica.
En 1979 viaja a España, donde le recibe el rey Juan Carlos I. Poco después se entrevista con el papa Juan Pablo II. En México, el director de cine chileno Miguel Littín filma La viuda de Montiel, basado en un cuento de García Márquez. La actriz María Rojo protagoniza María de mi corazón, con guión suyo, dirigida por Jaime Humberto Hermosilla. Forma parte de la Comisión Internacional sobre los Medios de Información y de Comunicación organizada por la UNESCO, que condena los gobiernos del estadounidense Reagan y la británica Thatcher lo cual provoca la retirada de Estados Unidos y el Reino Unido de dicha organización.
En 1980 su revista Alternativa, que publica junto a Enrique Santos Calderón, es clausura por el gobierno colombiano. Regresa a Colombia y retoma su columna semanal en El Espectador. Trabaja en Crónica de una muerte anunciada, novela del crimen de Cayetano Gentile, consumado en Sucre veintinueve años atrás.
En 1981 se le otorga la medalla de la Legión de Honor del gobierno francés y asiste a la investidura del nuevo presidente François Mitterrand. En marzo se le acusa en Colombia de estar vinculado al grupo guerrillero M-19, y tras la velada persecución de las fuerzas militares del gobierno pide asilo político en la embajada mexicana en Bogotá. Publica Crónica de una muerte anunciada en Bogotá, Barcelona, Buenos Aires y México, y la recopilación completa de su Obra periodística en cuatro volúmenes. En mayo de 1982 forma parte del jurado del Festival de Cine de Cannes.
En octubre del mismo año se le concede el Premio Nóbel de Literatura, que recoge en Estocolmo el mes de diciembre vestido de liquiliqui, a la usanza del Caribe oriental. Desde Albert Camus es el laureado más joven, con 55 años. El presidente colombiano Belisario Betancourt le ofrece total garantía para que regrese al país y le respalda con una vistosa delegación folklórica.
En la madrugada del 21 de octubre de 1982, García Márquez recibió en México una noticia que hacía ya mucho tiempo esperaba por esas fechas: la Academia Sueca le otorgó el ansiado Premio Nóbel de Literatura. Por ese entonces se hallaba exiliado en México, pues el 26 de marzo de 1981 había tenido que salir de Colombia, ya que el ejército de ese país quería detenerlo por una supuesta vinculación con el M-19 y porque durante cinco años había mantenido la revista Alternativa, de corte socialista.
La concesión del Nóbel fue todo un acontecimiento cultural en Colombia y Latinoamérica. El escritor Juan Rulfo opinó: Por primera vez después de muchos años se ha dado un premio de literatura justo.
La ceremonia de entrega del Nóbel se celebró en Estocolmo, los días 8, 9 y 10 de diciembre; según se supo después, disputó el galardón con Graham Greene y Gunther Grass. Según la Academia Sueca el principal motivo para otorgarle el Premio fue: por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real se combinan en un mundo ricamente compuesto de imaginación, lo que refleja la vida de un continente y los conflictos.
Dos actos confirmaron el profundo sentimiento latinoamericano de García Márquez: a la entrega del premio fue vestido con un clásico e impecable liquiliqui de lino blanco, por ser el traje que usó su abuelo y que usaban los coroneles de las guerras civiles, y que seguía siendo de etiqueta en el Caribe continental. Con el discurso "La soledad de América Latina" (que leyó el miércoles 8 de diciembre de 1982 ante la Academia Sueca en pleno y ante cuatrocientos invitados y que fue traducido simultáneamente a ocho idiomas), intentó romper los moldes o frases gastadas con que tradicionalmente Europa se ha referido a Latinoamérica, y denunció la falta de atención de las superpotencias por el continente. Dio a entender cómo los europeos se han equivocado en su posición frente a las Américas, y se han quedado tan sólo con la carga de maravilla y magia que se ha asociado siempre a esta parte del mundo. Sugirió cambiar ese punto de vista mediante la creación de una nueva y gran utopía, la vida, que es a su vez la respuesta de Latinoamérica a su propia trayectoria de muerte.
El discurso es una auténtica pieza literaria de gran estilo y de hondo contenido americanista, una hermosa manifestación de personalidad nacionalista, de fe en los destinos del continente y de sus pueblos. Confirmó asimismo su compromiso con Latinoamérica, convencido desde siempre de que el subdesarrollo total, integral, afecta todos los elementos de la vida latinoamericana. Por lo tanto, los escritores de esta parte del mundo deben estar comprometidos con la realidad social total.
Durante el banquete en su honor hablo de la poesía y su obra: Es por ello apenas natural que me interrogara, allá en ese trasfondo secreto en donde solemos trasegar con las verdades más esenciales que conforman nuestra identidad, cuál ha sido el sustento constante de mi obra, que pudo haber llamado la atención de una manera tan comprometedora a este tribunal de árbitros tan severos. Confieso sin falsas modestias que no me ha sido fácil encontrar la razón, pero quiero creer que ha sido la misma que yo hubiera deseado. Quiero creer, amigos, que este es, una vez más, un homenaje que se rinde a la poesía. A la poesía por cuya virtud el agobiante inventario de las naves que enumeró en su Ilíada el viejo Homero está visitado por un viento que la empuja a navegar con su presteza intemporal y alucinada. La poesía que sostiene, en el delgado andamiaje de los tercetos del Dante, toda la fábrica densa y colosal de la Edad Media. La poesía que con tan evidente como milagrosa totalidad rescata a nuestra América en Las Alturas de Machu Pichu de Pablo Neruda el grande, el más grande, y donde destilan su tristeza milenaria nuestros mejores sueños sin salida. La poesía, en fin, esa energía secreta de la vida cotidiana, que cuece los garbanzos en la cocina, y contagia el amor y repite las imágenes en los espejos.
En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte. El premio que acabo de recibir lo entiendo, con toda humildad, como la consoladora evidencia de que mi intento no ha sido en vano. Es por eso que invito a todos ustedes a brindar por lo que un gran poeta de nuestras Américas, Luis Cardoza y Aragón, ha definido como la única prueba concreta de la existencia del hombre: la poesía.
Con motivo de la entrega del Nóbel, el gobierno colombiano, presidido por Belisario Betancur, programó una vistosa presentación folclórica en Estocolmo. Además, adelantó una emisión de sellos con la efigie de García Márquez dibujada por el pintor Juan Antonio Roda, con diseño de Dickens Castro y texto de Guillermo Angulo, a propósito de la cual el Nóbel colombiano expresó: El sueño de mi vida es que esta estampilla sólo lleve cartas de amor.
En el propio 1982 proyecta la creación del Diario El Otro en Bogotá. Colabora con Graham Greene en distintas mediaciones políticas en América Latina. Se le concede el Águila Azteca, máxima condecoración que el gobierno mexicano otorga a un extranjero. Publica varias obras: El verano feliz de la Señora Forbes, Viva Sandino y Conversaciones con Plinio Apuleyo Mendoza. El olor de la guayaba.
Desde que se conoció la noticia de la obtención del ambicionado premio, el asedio de periodistas y medios de comunicación fue permanente y los compromisos se multiplicaron. En 1983 realiza gestiones políticas en Centroamérica y Colombia y se entrevista con el jefe del M-19, Jaime Bateman. Gracias a un permiso del presidente Betancur, puede regresar a su país y vive junto a sus padres en Cartagena. En esa bella ciudad fue recibido por su madre doña Luisa Santiaga Márquez de García, en su casa del Callejón de Santa Clara, en el tradicional barrio de Manga, con un suculento sancocho de tres carnes (salada, cerdo y gallina) y abundante dulce de guayaba. Ese año el director brasileño Ruy Guerra filma Eréndira.
En 1985 se le nombra presidente de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. El Círculo de Periodistas de Bogotá le concede por unanimidad el Premio Cuarenta Años. Publica, a finales del mismo año otras de sus grandes obras, El Amor en los Tiempos del Cólera, basada en gran medida en la experiencia de sus padres, tras un largo viaje personal de reencuentro con el Caribe y la Costa Atlántica de Colombia. Al mismo tiempo se estrena Tiempo de morir de Jorge Alí Triana, con guión de García Márquez, obra que ya realizara Ripstein en 1965.
En 1986 colabora con el cineasta chileno Miguel Littín, quien estaba exiliado de su país por órdenes de Pinochet, en una serie televisiva sobre la represión en Chile y escribe La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile que se publica de manera simultánea en Bogotá, Buenos Aires, Barcelona y Madrid.
En 1987 Franceso Rossi filma Crónica de una muerte anunciada, una coproducción italo-española. García Márquez finaliza en México su única obra de teatro, Diatriba de amor contra un hombre sentado. Ese mismo año viaja a Moscú y se entrevista con el presidente Mijail Gorbachov. Ese mismo año hubo una celebración en Europa y América por el vigésimo aniversario de la primera edición de Cien años de soledad.
En 1988 se comienza a rodar la serie televisiva "Amores difíciles", con guión de García Márquez. Durante este año se filman en Cuba varias adaptaciones cinematográficas y televisivas de sus obras: Un señor muy viejo con unas alas enormes, Yo soy el que tú buscas, La fábula de la bella palomera y El verano feliz de la señora Forbes.
En 1989 escribe seis guiones de cine para la serie Amores difíciles, producida por Televisión Española. Uno de ellos, «Milagro en Roma», obtiene el premio Ninfa de Plata en el 29 Festival de Televisión de Montecarlo. Publica a principios de año El general en su laberinto, crónica novelada de los últimos días de Simón Bolívar, uno de sus libros más controvertidos en Colombia.
En 1990 viaja a Japón para asistir a la Muestra de Cine Latinoamericano y se entrevista en Tokio con el afamado director de cine de ese país Akira Kurosawa, quien se interesa en llevar al cine su novela El otoño del patriarca. Asiste a la ceremonia de liberalización de la casa de Pablo Neruda en Chile. Rechaza su candidatura a la Asamblea Constituyente de Colombia.
Después del Nóbel, García Márquez se ratificó como figura rectora de la cultura nacional, latinoamericana y mundial. Sus conceptos sobre diferentes temas ejercieron fuerte influencia. Durante el gobierno de César Gaviria Trujillo (1990-1994), junto con otros sabios como Manuel Elkin Patarroyo, Rodolfo Llinás y el historiador Marco Palacios, formó parte de la comisión encargada de diseñar una estrategia nacional para la ciencia, la investigación y la cultura.
En agosto de 1991 se lleva al teatro "Crónica de una muerte anunciada" por el grupo español La Cuadra de Sevilla, que inaugura el XIII Festival Internacional de Teatro de Manizales, Colombia. Este mismo mes anuncia que ha comenzado a escribir sus memorias. Decide instalarse en Colombia y poner fin a un largo exilio. Vuelve a Estados Unidos tras una ausencia de veinte años. Se publican sus Notas de prensa (1980-1984).
En enero de 1992 participa en la emisión y edición del noticiero de televisión colombiano QAP, del que es accionista. En mayo se le extirpa un tumor en el pulmón. Ese año publica "Doce cuentos peregrinos", relatos que narran la experiencia de los latinoamericanos que emigran a Europa. El libro fue presentado el 30 de julio, día de la fiesta nacional de Colombia, en la Expo de Sevilla. Se estrena la película Me alquilo para soñar del brasileño Ruy Guerra, con guión de Gabo, de la que también se hizo una serie para televisión, y la ópera Eréndira, compuesta por Violeta Dinescu y Monika Rothmaier, basada en su cuento «La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada». En diciembre, se celebra en Zaragoza el congreso «Quinientos años de soledad», en el que se ofrece una nueva visión de Cien años de soledad.
En 1993, es nombrado Miembro Honorario del Instituto Caro y Cuervo de Bogotá y doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de Santo Domingo. A raíz de la impresión ilegal de ejemplares de sus obras en Colombia, inicia una campaña a favor del respeto por los derechos de autor.
En julio de 1994 crea la Fundación para un Nuevo Periodismo Latinoamericano, con sede en Cartagena de Indias, donde se imparten talleres sobre periodismo. La Universidad de Cádiz lo nombra doctor honoris causa y su casa natal es convertida en fundación casa-museo. Se estrena en el Festival de Teatro Iberoamericano de Bogotá su monólogo Diatriba de amor contra un hombre sentado. Publica la novela Del amor y otros demonios.
En 1995 el diario "El Universal" edita un libro que recoge los artículos de García Márquez entre los años 1948 y mediados de 1949, titulado Un ramo de Nomeolvides. Mientras que el instituto Caro Cuervo publicó en dos volúmenes el Repertorio crítico sobre Gabriel García Márquez. En mayo del año siguiente es presentada, en la Feria del Libro de Bogotá, su obra Noticia de un secuestro, donde combinó la orientación testimonial del periodismo y su propio estilo narrativo. Esta historia representa la onda inmensa de violencia y secuestros que Colombia continuaba encarando. En el propio 1996 se estrena la película Edipo Alcalde, dirigida por Jorge Alí Triana, con guión de García Márquez, Stella Malagón y Orlando Senna.
En Colombia de 1997 se rueda el documental «La Cartagena de García Márquez». Ese mismo año se le realiza un homenaje en el Festival de Cine de Cartagena con la proyección de seis películas con guiones suyos.
En marzo de 1998 lee en público el primer capítulo de sus memorias Vivir para contarlo en México D.F. Meses más tarde, en noviembre, le compra a Patricia Lara, junto a un grupo de periodistas colombianos, la revista Cambio. Se estrena Milagro en Roma, dirigida por Lisandro Duque, con guión de García Márquez y Duque.
En junio de 1999 ingresa en una clínica privada de la capital colombiana para hacerse unos estudios pues se sospechara que padecía de cáncer, en octubre del mismo año se le diagnostica un cáncer linfático, desde ese momento comenzó el proceso de tratamiento contra la enfermedad. Al respecto el escritor declaró en el 2000 en una entrevista al diario El Tiempo de Bogotá: "Hace más de un año fui sometido a un tratamiento de tres meses contra un linfoma, y hoy me sorprendo yo mismo de la enorme lotería que ha sido ese tropiezo en mi vida. Por el temor de no tener tiempo para terminar los tres tomos de mis memorias y dos libros de cuentos que tenía a medias, reduje al mínimo las relaciones con mis amigos, desconecté el teléfono, cancelé los viajes y toda clase de compromisos pendientes y futuros, y me encerré a escribir todos los días sin interrupción desde las ocho de la mañana hasta las dos de la tarde. Durante ese tiempo, ya sin medicinas de ninguna clase, mis relaciones con los médicos se redujeron a controles anuales y a una dieta sencilla para no pasarme de peso. Mientras tanto, regresé al periodismo, volví a mi vicio favorito de la música y me puse al día en mis lecturas atrasadas".
En la misma entrevista, García Márquez se refiere al poema titulado La marioneta, que le fue atribuido por el diario peruano La República a modo de despedida por su inminente muerte, desmintiendo tal información. Negó ser el autor del poema y aclaró que «el verdadero autor es un joven ventrílocuo mexicano que lo escribió para su muñeco», refiriéndose al ventrílocuo mexicano Johnny Welch.
El día 25 de noviembre de 2000 asiste a la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México), tras haber superado un linfoma, según las declaraciones que realiza al diario colombiano El Tiempo. Días más tarde participa en México D.F. en el Foro Iberoamericano, junto a Carlos Fuentes, Héctor Aguilar Camín, Felipe González y otras personalidades. Promueve un premio de periodismo por valor de 100 000 dólares, para periodistas con al menos veinte años de profesión y que se otorgará en el año 2001.
En 2002, su biógrafo Gerald Martin voló a Ciudad de México para hablar con García Márquez. Su mujer, Mercedes, tenía gripe y el escritor tuvo que visitar a Martin en su hotel. Según dijo, Gabriel García Márquez ya no tenía la apariencia del típico sobreviviente de cáncer. Todavía delgado y con el pelo corto, completó Vivir para contarla, en la que repasa los primeros treinta años de su vida, la cual es publicada en octubre de ese año siendo el primer volumen de los tres que compondrán las memorias del García Márquez. La publicación de esta obra supuso un acontecimiento editorial, con el lanzamiento simultáneo de la primera edición (un millón de ejemplares) en todos los países hispanohablantes. En 2004 vio la luz su novela Memorias de mis putas tristes.
A principios de julio de 2012, por comentarios de su hermano Jaime se rumoró que el escritor padecía de demencia senil, pero un vídeo en que celebra su cumpleaños en marzo de 2012 ha servido para desmentir el asunto.
Gabriel García Márquéz falleció el 17 de abril de 2014 en su casa de Ciudad México a los 87 años de edad.
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