Alfredo Zitarrosa, cantor, autor y poeta, símbolo de nuestra patria grande
Por: Acercándonos Cultura
Publicado: 10/03/2024





El 10 de marzo de 1936 la señora Blanca Iribarne daba a luz un hijo natural a quien llamó Alfredo. Este gran cantautor uruguayo, huérfano, y a muy temprana edad pasó a vivir con sus padres adoptivos, de familia militar, a los se refiere en algunas de sus canciones.

Su padre le negó el apellido, por lo que utilizó tres apellidos sucesivos: el originario, de origen vasco (Iribarne), de su madre, Durán, de su padre adoptivo y, finalmente, Zitarrosa, el apellido de un argentino con el que se casó su madre al cabo de los años.

No fue la gran urbe el primer paisaje de su niñez, sino que se trasladó muy pronto al interior de Uruguay y vivió en el campo hasta la edad de los 12 años, lo que le dió un gran conocimiento de la cultura rural, que entendió y comprendió como nadie, esta experiencia infantil lo marcó para siempre, notándose en su repertorio la inclusión mayoritaria de ritmos y canciones de origen campesino, como las milongas.

Se inició en las lides artísticas en 1954, como locutor de radio. Incursionó como presentador y animador, libretista e informativista, e incluso como actor de teatro. Fue también escritor, poeta y periodista. En esta última actividad, se destacó su labor en el semanario Marcha.

Aunque cantaba desde pequeño y había realizado ya algunas grabaciones informales que trascendieron con los años, debutó profesionalmente como cantor el 20 de febrero de 1964, en Perú. Forzado por las circunstancias y un poco fortuitamente, participó en un programa que se emitía por el Canal 13, Panamericana de Televisión, comenzando así una carrera que nunca se interrumpiría. Zitarrosa relató así su experiencia: "No tenía ni un peso, pero sí muchos amigos. Uno de ellos, César Durand, regenteaba una agencia de publicidad y por sorpresa me incluyó en un programa de televisión, y me obligó a cantar. Canté dos temas y cobré 50 dólares. Fue una sorpresa para mí, que me permitió reunir algunos pesos." Alfredo Zitarrosa

Poco después, al pasar por Bolivia de regreso a Uruguay, realizó varios programas en Radio Altiplano de la ciudad de La Paz. Debutó posteriormente en Montevideo, en 1965, en el Auditorio del SODRE (Servicio Oficial de Difusión Radioeléctrica). Su participación en este espacio le sirvió de peldaño para ser invitado, a principios de 1966, al ya reconocido Festival de Cosquín, en Argentina, al que volvió en 1985.

Desde el principio, se estableció como una de las grandes voces del canto popular latinoamericano, con raigambre folclórica y clara ideología. Cultivaba un estilo contenido y varonil, y su voz grave y un típico acompañamiento de guitarras le dieron su sello característico.

En la década de 1960 fue votante y militante del Frente de Izquierda de Liberación (FIDEL), lista 1001, en el seno del Movimiento Popular Unitario que integraba aquella coalición. Luego siguió militando en el Partido Comunista de Uruguay hasta su muerte. En 1971 adhirió al Frente Amplio. Participó como cantor en innumerables actos políticos de estas organizaciones.

Aquellas actividades, sumadas al contenido ideológico de su canción, le valieron el ostracismo y finalmente el exilio, durante los años de la dictadura (1973-1985). Sus canciones estuvieron prohibidas en Uruguay durante ese período, y más tarde en Argentina y Chile, por las dictaduras golpistas y genocidas que gobernaron en ese entonces. Vivió, sucesivamente, en Argentina, España, México y, nuevamente, Argentina, a partir del 9 de febrero de 1976.

En su primera etapa argentina, que terminó el 29 de septiembre de 1976, vivió en Buenos Aires. Allí tuvo una buena actividad artística. Había conformado dos elencos de guitarristas argentinos y uruguayos, con los que realizó diversas grabaciones y presentaciones en varias ciudades del país, entre ellas la propia Buenos Aires y Bahía Blanca.

Presionado por la persecución que sobrevino tras la irrupción de las dictaduras que, simultáneamente, asolaban el continente coordinadas a través del Plan Cóndor, partió hacia la ciudad de Madrid, España, donde llegó el 30 de septiembre. Vivió allí el peor momento de su exilio, hasta que, el 19 de abril de 1979, se trasladó definitivamente a México, donde venía realizando distintas presentaciones de la mano del productor Julio Solórzano, desde 1977. Se afincó en el Distrito Federal y, a pesar de que todavía seguía sin poder crear nuevas canciones, tuvo un importante desempeño, incluyendo un programa semanal en radio Educación y múltiples presentaciones en diversos escenarios, como el Auditorio Nacional. Durante ese período, que llegó hasta junio de 1983, realizó, también, actuaciones en otros países: Cuba, Venezuela, Perú, Australia y Estados Unidos, entre otros.

Levantada la prohibición de su música, como la de tantos en la Argentina luego de la Guerra de Malvinas, se radicó nuevamente en Buenos Aires, donde realizó tres memorables recitales en el estadio Obras Sanitarias, los primeros días del mes de julio de 1983. Casi un año después volvió a su país, donde tuvo una histórica y masiva recepción el 31 de marzo de 1984, la que fue descripta por él mismo como «la experiencia más importante de mi vida».

En ese regreso, pasadas las primeras emociones del reencuentro con su país y su gente, comenzó a tener diversas dificultades.

Falleció en los albores del 17 de enero de 1989, a causa de una peritonitis derivada de un infarto mesentérico.

 


Obra

Desde esta perspectiva estética, creó canciones imperecederas, como Guitarra negra, Adagio en mi país, El violín de Becho, El candombe del olvido y Canto de nadie. Sus canciones fueron prohibidas tras el golpe militar de 1973, tras el que inició su exilio, primero en España, y luego en México, donde compuso gran parte de sus obras tardías. En 1984 volvió a Montevideo, donde una multitud llenó la rambla para recibirlo. En 1988 publicó su único libro de cuentos, Por si el recuerdo.


A vos Patria

Vení Patria y mirá
tus hijos machos cómo se van.
Vos preguntales adónde irán,
que alguien les diga que valen más;
algún día volverán.

Vení Patria y mirá
cómo los muerde la soledad,
-diente de pobre mastica más-
los que se aguantan por vos, están
amasando su pan.

Vení Patria y mirá
qué pan amargo van a sobar;
a vos también te convidarán
y sos el horno donde lo harán
-leña no va a faltar-.

Patria decilo vos;
qué es lo quiere el que te nombró?
dijo "la patria" y se disculpó
-tordo que empolle nunca se vio-
menos si ya comió...

Vení Patria y hablá
cuál de nosotros te faltará...
Los orientales que vos criás
hasta en los árboles pelearán
si es que vos los mandás.

Vení Patria y decí
cuál de nosotros debe morir.
Sobran varones y están aquí,
listos a pelear y porque sí,
si es que vos lo decís.

Vení Patria y mirá
éstos son hombres y están acá.




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