Alexandra Kollontai nació en San Petersburgo el 31 de marzo de 1872. Pertenecía a una familia acomodada y liberal. Hija de un general ayudante del Zar, al terminar sus estudios en Suiza se incorporó al movimiento socialista e ingresó en el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en 1899, dentro del cual militó.
Se opuso activamente a la Primera Guerra Mundial, por sus motivaciones imperialistas al servicio de la clase dominante. En este sentido participó en la Conferencia de Zimmerwald en 1915. En esta época viajó por diversos países haciendo campaña contra la guerra.
Participó activamente en la lucha socialista, escribiendo artículos y organizando a las trabajadoras rusas. Tras la publicación de uno de esos artículos en 1903, "Finlandia y el socialismo", en el que animaba a los finlandeses a sublevarse contra la ocupación rusa, tuvo que exiliarse. Viajó por Europa y se relacionó con otros socialistas como Rosa Luxemburgo, Carlos Kausky (1854-1938), Lenin (1870-1924) y otros.
En 1910 participó como delegada en el VII Congreso Socialista y junto a la alemana Clara Zetkin propuso crear el 8 de marzo como el Día Internacional de lucha de la Mujer. Se opuso a la Primera Guerra Mundial; luego de nueve años de exilio, regresó a Rusia tras la Revolución de 1917, formando parte del primer gobierno de Lenin, como Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública. Fue la primera mujer que participó en el gobierno y con tenacidad y valentía trabajó para conseguir derechos y libertades de las mujeres.
En 1918 organizó el Primer Congreso de Mujeres Trabajadoras de toda Rusia. Su activa lucha para promover la participación de las mujeres en la vida pública hizo que el Partido Bolchevique, aprobara el divorcio y el derecho al aborto, se concedieron beneficios sociales a las mujeres en forma de salarios de maternidad y guarderías para los niños.
Su obra literaria fue paralela a su actividad política y social: "La emancipación de la mujer", "Sociedad y maternidad", "La clase obrera y la nueva moral". Defendió la unión libre, basado en el amor y no en la esclavitud conyugal y sobre todo la necesidad de cambiar la vida íntima y sexual de las mujeres. Para construir un mundo mejor, debía surgir "la mujer nueva", independiente económica y sentimentalmente. En la línea tradicional de Marx y Engels, la de Orígenes de la familia, Kollontai afirmaba que en la sociedad comunista, la igualdad, el reconocimiento recíproco de los derechos y la comprensión fraternal debían constituirse en principios rectores de las relaciones entre hombres y mujeres. Sostuvo, pues, el derecho de la mujer a una total paridad con el hombre en la vida social, familiar y sexual.
Alexandra encontró oposición entre los camaradas varones que negaban la necesidad de una lucha específica por los derechos de las mujeres. En 1921, las diferentes tendencias que caracterizaban el debate interno del Partido fueron disueltas. Kollontai se adhirió a la "Declaración del 22", que retomaba algunas ideas de la "oposición obrera". En 1923 pasó al servicio diplomático y fue la primera mujer en la historia, designada como Embajadora viajando a Noruega, luego a Suecia y México.
Murió en Moscú en 1952. Es recordada como uno de las paladines del movimiento feminista.
Producción Gráfica |
Servicios Web |
Asesoría en la prod. de textos |
Corrección |