Un 4 de septiembre de 1970, el médico cirujano Salvador Allende, socialista marxista y masón, obtiene la primera mayoría en las elecciones presidenciales de Chile. Es el primer socialista marxista en el mundo que accede al gobierno por el voto popular, en un escenario de guerra fría, Estados Unidos y la Unión Soviética.
Esa noche las calles de Santiago comienzan a llenarse de pueblo: Pobladores y pobladoras, estudiantes y trabajadores, padres y madres con sus hijos que se movilizan desde el sur, norte oeste y este de Santiago. Son los primeros minutos de un 5 de septiembre y en los cielos nace una estrella de esperanza. Desde los balcones de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), Allende toma el micrófono y habla: “Esto que hoy germina es una larga jornada, yo solo tomé en mis manos la antorcha que encendieran, los que antes que nosotros lucharon junto al pueblo y para el pueblo. Este triunfo debemos dárselo en homenaje a los que cayeron en las luchas sociales y regaron con su sangre, la fértil semilla de la revolución chilena que vamos a realizar... somos los herederos legítimos de los padres de la patria, y juntos haremos la segunda independencia. La independencia económica de Chile”.
La revolución chilena de la que habla Allende, es el “socialismo con empanadas y vino tinto” un socialismo democrático, nacional, popular y revolucionario, como repitió en sus innumerables viajes y encuentros con campesinos, obreros, estudiantes, amas de casa, etc. de Arica a Magallanes.
Pasaron los años y el escenario de guerra fría de aquel entonces quedó en el pasado. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas no existe y Estados Unidos en decadencia con conflictos internos que emergieron con la toma del capitolio por partidarios de Trump en enero de 2021 y una emergente China que ya es la primera economía del mundo, a lo que hay que sumar los BRICS + (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica +). Por otro lado, la independencia económica y el sueño socialista de Allende, hoy frente a la barbarie capitalista es más urgente y necesario.
China, los BRICS y la visión estratégica de Allende
Una de las primeras medidas a nivel internacional que adoptó Salvador Allende, un 15 de diciembre de 1970, fue establecer relaciones con la República Popular China, siendo el primer país de Sudamérica en hacerlo. Previo a eso, en la toma de posesión del 4 de noviembre, se invitó a un grupo de trabajadores chinos por medio de la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT).
El NO reconocimiento de la China de Chiang Kai-shek (Taiwán), en beneficio de la República Popular China de Mao como la “única China” era una decisión esperada y contemplada en el programa de la Unidad Popular. En noviembre de 1952 fueron fundadores del Instituto Chileno-Chino de Cultura, el Senador en aquel entonces, Salvador Allende; el poeta Pablo Neruda, el abogado y profesor Clodomiro Almeyda, el pintor José Venturelli, entre otras personalidades, como muestra de apoyo a la China revolucionaria de Mao Tse Tung, siendo este Instituto, la primera entidad en América Latina y el Caribe. En 1954, Allende viajó a China junto a su esposa, y de regreso de ese viaje, trae consigo una pintura en tinta china, del consagrado pintor Xu Beihong, obsequio del Estado Chino.
Allende en ese día histórico de diciembre de 1970, de establecimiento de relaciones con China, señala: “Establecer relaciones diplomáticas con China tiene una gran significación, primero, porque Chile ejercita el derecho como nación soberana de tener relaciones con todos los países del mundo; en seguida, indiscutiblemente, desde el punto de vista de lo que representan sus relaciones con un país como China, en lo cultural, en lo político y en lo comercial, representa un horizonte amplísimo para nosotros. De ahí que este paso había sido establecido en el Programa de la Unidad Popular, porque son cosas que el pueblo ha conquistado y lo ha hecho posible por su conciencia política”.
En septiembre de 1971, Chile se integra al Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), que representa los principios de la solidaridad con las luchas de liberación de los pueblos ante el colonialismo y la dominación imperial, la lucha por la autodeterminación y la independencia, la cooperación entre gobiernos y pueblos en pluralidad ideológica. Como bien lo señalara Allende en mayo de 1971: “La política internacional del Gobierno de la Unidad Popular no es sino la proyección en el plano externo de la forma como se ha concebido y definido nuestro quehacer histórico: iniciar en nuestra Patria la construcción del socialismo como único camino eficaz para que las grandes masas, encabezadas por el proletariado, alcancen el pleno ejercicio del poder y el justo uso de la riqueza común”.
Hoy los BRICS+ expresan ese deseo de un mundo plural, multipolar y de cooperación por lo cual luchara el compañero presidente, frente al capitalismo de guerra que quiere imponer el imperio anglosajón, la OTAN e Israel.
El 4 de diciembre de 1972, Salvador Allende en Naciones Unidas, anticipaba el advenimiento en el mundo del neoliberalismo, como expresión ideológica del capital concentrado: “Estamos ante un verdadero conflicto frontal entre las grandes corporaciones y los Estados. Éstos aparecen interferidos en sus decisiones fundamentales —políticas, económicas y militares- por organizaciones globales que no dependen de ningún Estado y que en la suma de sus actividades no responden ni están fiscalizadas por ningún Parlamento, por ninguna institución representativa del interés colectivo. En una palabra, es toda la estructura política del mundo la que está siendo socavada. Pero las grandes empresas transnacionales no sólo atentan contra los intereses genuinos de los países en desarrollo, sino que su acción avasalladora e incontrolada se da también en los países industrializados donde se asientan”.
En el presente de las 100 economías más grandes del mundo, 69 son corporaciones transnacionales el resto son países, esa concentración de poder económico político se refleja especialmente en el sector financiero, petrolero, militar y tecnológico (Facebook (Instagram, Whatsapp), Apple, Google, Microsoft, Amazon, X).
Las Corporaciones de esa época, ITT (International Telephone & Telegraph) y Kennecott Copper Corporation, el gobierno de Estados Unidos y la reacción interna, organizaron y financiaron el golpe de estado a Salvador Allende. En la actualidad por el petroleo y los recursos naturales organizan guerras y golpes de estado como en Irak, Libia, etc., donde las beneficiadas son las Corporaciones anglosajonas. En Latinoamérica organizan golpes por el litio, Elon Musk de X (ex Twitter) en Bolivia, el petróleo de Venezuela, etc. Los magnates de esas corporaciones son parte del 1 % más rico que han acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020 a nivel global, el doble que el 99 % restante de la humanidad (fuente, OXFAM).
Decía Allende en Naciones Unidas: “Son los pueblos, todos los pueblos al sur del río Bravo, que se yerguen para decir ¡basta!, ¡basta! a la dependencia, ¡basta! a las presiones, ¡basta! a las intervenciones; para afirmar el derecho soberano de todos los países en desarrollo a disponer libremente de sus recursos naturales.”
La Independencia económica, dignidad y socialismo
El 11 de julio de 1971 el congreso nacional ratifico por unanimidad la ley de Nacionalización del cobre, enviado por el ejecutivo que reformaba la constitución y reafirmaba la soberanía del pueblo de Chile sobre sus riquezas básicas, concepto además contenido en la carta fundamental de las Naciones Unidas. Mediante esta modificación de la Constitución el estado chileno adquiere los instrumentos legales que le permiten ejercer propiedad sobre los yacimientos de cobre existentes en el territorio y que se encontraban bajo el control de capitales extranjeros. Salvador Allende en la ciudad de Rancagua señala: “Hoy es el día de la dignidad nacional..., porque Chile rompe con el pasado; se yergue con fe de futuro y empieza el camino definitivo de su independencia económica, que significa su plena independencia política. Hoy culmina una larga lucha de las fuerzas populares, para recuperar para Chile el cobre como su riqueza esencial... hay que recordar que, cuando se entregaron estas riquezas, se negó a los chilenos la capacidad de poder manejarlas. Se menospreció al hombre nuestro, y se nos entregó a la tutela extranjera... No queremos ser un país en vías de desarrollo que exporte capitales; no queremos seguir vendiendo barato y comprando caro. Compañeros mineros, trabajadores duros del rojo metal: una vez más debo recordarles que el cobre es el sueldo de Chile, así como la tierra es su pan. El pan de Chile lo van a garantizar los campesinos con su conciencia revolucionaria. El futuro de la patria, el sueldo de Chile, está en las manos de ustedes.
En su mensaje al Congreso Nacional en mayo de 1971, donde esboza la vía chilena al socialismo explica. “Se nos plantea el desafío de ponerlo todo en tela de juicio. Tenemos urgencia de preguntar a cada ley, a cada institución existente y hasta cada persona, si está sirviendo a nuestro desarrollo integral y autónomo” y prosigue, “Científica y tecnológicamente hace tiempo que es posible crear sistemas productivos para asegurar, a todos, los bienes fundamentales que hoy sólo disfrutan las minorías”. Es así como plantea Salvador Allende el criterio de distribución socialista de Marx y de Jesús: de cada cual según su capacidad a cada cual según su necesidad.
El socialismo que Allende esboza es, democrático, pluralista y libertario. Y el concepto libertario NO entendido en la forma mentirosa que la entiende un individuo que dice que su perro está a la diestra de dios padre y que NO es anarquista ni libertario.
Comentaba Salvador Allende, que influyó mucho en su juventud y visión del mundo un zapatero anarquista italiano, Juan De Marchi, que vivía en los cerros de Valparaíso, que lo estimulo a leer a los clásicos del marxismo y anarquismo. Dice Allende de De Marchi “Me enseño a jugar Ajedrez, me hablaba de las cosas de la vida, me prestaba libros, Bakunin entre ellos”. De Marchi, había vivido en Argentina y militado en el grupo de Enrico Malatesta. Prosigue Salvador Allende, “Vamos al socialismo por el rechazo voluntario, a través del voto popular, del sistema capitalista y dependiente cuyo saldo es una sociedad crudamente desigualitaria, estratificada en clase antagónicas, deformada por la injusticia social y degradada por el deterioro de las bases mismas de la solidaridad humana” Lo que planteaba lamentablemente se ha agudizado, hoy somos testigos de genocidios, guerras y bloqueos de un imperio en decadencia que busca permanentemente someter a otros pueblos.
Como planteaba el comandante Fidel Castro en su diálogo con Salvador Allende en diciembre de 1971: “Nosotros consideramos que este continente tiene en su vientre una criatura que se llama Revolución, que viene en camino y que inexorablemente, por ley biológica, por ley social, por ley de la historia tiene que nacer. Y nacerá de una forma o de otra. El parto será institucional, en un hospital o será en una casa. Serán ilustres médicos o será la partera quien recoja la criatura. Pero de todas maneras, habrá parto”.
Esa noche las calles de Santiago comienzan a llenarse de pueblo: Pobladores y pobladoras, estudiantes y trabajadores, padres y madres con sus hijos que se movilizan desde el sur, norte oeste y este de Santiago. Son los primeros minutos de un 5 de septiembre y en los cielos nace una estrella de esperanza. Desde los balcones de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), Allende toma el micrófono y habla: “Esto que hoy germina es una larga jornada, yo solo tomé en mis manos la antorcha que encendieran, los que antes que nosotros lucharon junto al pueblo y para el pueblo. Este triunfo debemos dárselo en homenaje a los que cayeron en las luchas sociales y regaron con su sangre, la fértil semilla de la revolución chilena que vamos a realizar... somos los herederos legítimos de los padres de la patria, y juntos haremos la segunda independencia. La independencia económica de Chile”. La revolución chilena de la que habla Allende, es el “socialismo con empanadas y vino tinto” un socialismo democrático, nacional, popular y revolucionario, como repitió en sus innumerables viajes y encuentros con campesinos, obreros, estudiantes, amas de casa, etc. de Arica a Magallanes. Pasaron los años y el escenario de guerra fría de aquel entonces quedó en el pasado. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas no existe y Estados Unidos en decadencia con conflictos internos que emergieron con la toma del capitolio por partidarios de Trump en enero de 2021 y una emergente China que ya es la primera economía del mundo, a lo que hay que sumar los BRICS + (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica +). Por otro lado, la independencia económica y el sueño socialista de Allende, hoy frente a la barbarie capitalista es más urgente y necesario.
El NO reconocimiento de la China de Chiang Kai-shek (Taiwán), en beneficio de la República Popular China de Mao como la “única China” era una decisión esperada y contemplada en el programa de la Unidad Popular. En noviembre de 1952 fueron fundadores del Instituto Chileno-Chino de Cultura, el Senador en aquel entonces, Salvador Allende; el poeta Pablo Neruda, el abogado y profesor Clodomiro Almeyda, el pintor José Venturelli, entre otras personalidades, como muestra de apoyo a la China revolucionaria de Mao Tse Tung, siendo este Instituto, la primera entidad en América Latina y el Caribe. En 1954, Allende viajó a China junto a su esposa, y de regreso de ese viaje, trae consigo una pintura en tinta china, del consagrado pintor Xu Beihong, obsequio del Estado Chino. Allende en ese día histórico de diciembre de 1970, de establecimiento de relaciones con China, señala: “Establecer relaciones diplomáticas con China tiene una gran significación, primero, porque Chile ejercita el derecho como nación soberana de tener relaciones con todos los países del mundo; en seguida, indiscutiblemente, desde el punto de vista de lo que representan sus relaciones con un país como China, en lo cultural, en lo político y en lo comercial, representa un horizonte amplísimo para nosotros. De ahí que este paso había sido establecido en el Programa de la Unidad Popular, porque son cosas que el pueblo ha conquistado y lo ha hecho posible por su conciencia política”. En septiembre de 1971, Chile se integra al Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), que representa los principios de la solidaridad con las luchas de liberación de los pueblos ante el colonialismo y la dominación imperial, la lucha por la autodeterminación y la independencia, la cooperación entre gobiernos y pueblos en pluralidad ideológica. Como bien lo señalara Allende en mayo de 1971: “La política internacional del Gobierno de la Unidad Popular no es sino la proyección en el plano externo de la forma como se ha concebido y definido nuestro quehacer histórico: iniciar en nuestra Patria la construcción del socialismo como único camino eficaz para que las grandes masas, encabezadas por el proletariado, alcancen el pleno ejercicio del poder y el justo uso de la riqueza común”. Hoy los BRICS+ expresan ese deseo de un mundo plural, multipolar y de cooperación por lo cual luchara el compañero presidente, frente al capitalismo de guerra que quiere imponer el imperio anglosajón, la OTAN e Israel. El 4 de diciembre de 1972, Salvador Allende en Naciones Unidas, anticipaba el advenimiento en el mundo del neoliberalismo, como expresión ideológica del capital concentrado: “Estamos ante un verdadero conflicto frontal entre las grandes corporaciones y los Estados. Éstos aparecen interferidos en sus decisiones fundamentales —políticas, económicas y militares- por organizaciones globales que no dependen de ningún Estado y que en la suma de sus actividades no responden ni están fiscalizadas por ningún Parlamento, por ninguna institución representativa del interés colectivo. En una palabra, es toda la estructura política del mundo la que está siendo socavada. Pero las grandes empresas transnacionales no sólo atentan contra los intereses genuinos de los países en desarrollo, sino que su acción avasalladora e incontrolada se da también en los países industrializados donde se asientan”. En el presente de las 100 economías más grandes del mundo, 69 son corporaciones transnacionales el resto son países, esa concentración de poder económico político se refleja especialmente en el sector financiero, petrolero, militar y tecnológico (Facebook (Instagram, Whatsapp), Apple, Google, Microsoft, Amazon, X). Las Corporaciones de esa época, ITT (International Telephone & Telegraph) y Kennecott Copper Corporation, el gobierno de Estados Unidos y la reacción interna, organizaron y financiaron el golpe de estado a Salvador Allende. En la actualidad por el petroleo y los recursos naturales organizan guerras y golpes de estado como en Irak, Libia, etc., donde las beneficiadas son las Corporaciones anglosajonas. En Latinoamérica organizan golpes por el litio, Elon Musk de X (ex Twitter) en Bolivia, el petróleo de Venezuela, etc. Los magnates de esas corporaciones son parte del 1 % más rico que han acaparado casi dos terceras partes de la nueva riqueza generada desde 2020 a nivel global, el doble que el 99 % restante de la humanidad (fuente, OXFAM). Decía Allende en Naciones Unidas: “Son los pueblos, todos los pueblos al sur del río Bravo, que se yerguen para decir ¡basta!, ¡basta! a la dependencia, ¡basta! a las presiones, ¡basta! a las intervenciones; para afirmar el derecho soberano de todos los países en desarrollo a disponer libremente de sus recursos naturales.”
El 11 de julio de 1971 el congreso nacional ratifico por unanimidad la ley de Nacionalización del cobre, enviado por el ejecutivo que reformaba la constitución y reafirmaba la soberanía del pueblo de Chile sobre sus riquezas básicas, concepto además contenido en la carta fundamental de las Naciones Unidas. Mediante esta modificación de la Constitución el estado chileno adquiere los instrumentos legales que le permiten ejercer propiedad sobre los yacimientos de cobre existentes en el territorio y que se encontraban bajo el control de capitales extranjeros. Salvador Allende en la ciudad de Rancagua señala: “Hoy es el día de la dignidad nacional..., porque Chile rompe con el pasado; se yergue con fe de futuro y empieza el camino definitivo de su independencia económica, que significa su plena independencia política. Hoy culmina una larga lucha de las fuerzas populares, para recuperar para Chile el cobre como su riqueza esencial... hay que recordar que, cuando se entregaron estas riquezas, se negó a los chilenos la capacidad de poder manejarlas. Se menospreció al hombre nuestro, y se nos entregó a la tutela extranjera... No queremos ser un país en vías de desarrollo que exporte capitales; no queremos seguir vendiendo barato y comprando caro. Compañeros mineros, trabajadores duros del rojo metal: una vez más debo recordarles que el cobre es el sueldo de Chile, así como la tierra es su pan. El pan de Chile lo van a garantizar los campesinos con su conciencia revolucionaria. El futuro de la patria, el sueldo de Chile, está en las manos de ustedes. En su mensaje al Congreso Nacional en mayo de 1971, donde esboza la vía chilena al socialismo explica. “Se nos plantea el desafío de ponerlo todo en tela de juicio. Tenemos urgencia de preguntar a cada ley, a cada institución existente y hasta cada persona, si está sirviendo a nuestro desarrollo integral y autónomo” y prosigue, “Científica y tecnológicamente hace tiempo que es posible crear sistemas productivos para asegurar, a todos, los bienes fundamentales que hoy sólo disfrutan las minorías”. Es así como plantea Salvador Allende el criterio de distribución socialista de Marx y de Jesús: de cada cual según su capacidad a cada cual según su necesidad. El socialismo que Allende esboza es, democrático, pluralista y libertario. Y el concepto libertario NO entendido en la forma mentirosa que la entiende un individuo que dice que su perro está a la diestra de dios padre y que NO es anarquista ni libertario. Comentaba Salvador Allende, que influyó mucho en su juventud y visión del mundo un zapatero anarquista italiano, Juan De Marchi, que vivía en los cerros de Valparaíso, que lo estimulo a leer a los clásicos del marxismo y anarquismo. Dice Allende de De Marchi “Me enseño a jugar Ajedrez, me hablaba de las cosas de la vida, me prestaba libros, Bakunin entre ellos”. De Marchi, había vivido en Argentina y militado en el grupo de Enrico Malatesta. Prosigue Salvador Allende, “Vamos al socialismo por el rechazo voluntario, a través del voto popular, del sistema capitalista y dependiente cuyo saldo es una sociedad crudamente desigualitaria, estratificada en clase antagónicas, deformada por la injusticia social y degradada por el deterioro de las bases mismas de la solidaridad humana” Lo que planteaba lamentablemente se ha agudizado, hoy somos testigos de genocidios, guerras y bloqueos de un imperio en decadencia que busca permanentemente someter a otros pueblos. |
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