En este número te invitamos a acompañarnos a la Biblioteca Popular Maestro Alfredo Bravo. Nos encontramos con Marisa, una de sus fundadoras con quien conversamos sobre la historia, presente y anhelos de la Biblioteca Popular, sita en Crucecitas, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, que nació el 6 de febrero de 2003. Sus fundadoras, un grupo de mujeres militantes del partido socialista, siempre tuvieron el sueño de fundar una biblioteca, un día recibieron la noticia del fallecimiento del papá de un compañero, que era a su vez un gran luchador. Se trataba del maestro Alfredo Bravo. quien a lo largo de su vida forjó una biblioteca con más de dos mil títulos que se convirtieron en la semilla que fertilizó aquel sueño colectivo de la biblioteca Popular inaugurada el 25 de mayo de 2003 con la presencia de la compañera y el hijo del maestro Alfredo Bravo. Fue así como estas mujeres en una época de crisis económica y social, donde lo que más se abrían eran comedores le propusieron al barrio de Crucecita alimentar el alma y la imaginación.
¿Cómo es la biblioteca, su territorio?
Estamos en un barrio urbano cerca de la avenida principal, a pocas cuadras del tren. Hay 3 escuelas y una maternidad. La población del barrio está integrada principalmente por personas mayores, con quienes nos vinculamos mucho. La Biblioteca es un espacio de referencia, un lugar donde compartir, conversar, aprender. Nos gusta que sea un espacio amoroso con la comunidad, un lugar de encuentro, hay una sala donde conversamos y ponemos música, una sala silenciosa para quien guste leer en silencio, estudiar y un salón de usos múltiples.
¿Cómo creció la Biblioteca en estos casi 20 años de vida?
Iniciamos la catalogación de los títulos en ficheros, recibimos ayuda de una bibliotecaria, todo el trabajo es voluntario. Recuerdo que el primer tiempo trabajamos con campera y guantes cuando hacía frío. Luego pudimos cumplimentar los trámites de la asociación civil. Ahora somos parte de las bibliotecas populares de CONABIP y de la red de bibliotecas que promueve el Municipio. Esto nos dió un impulso para mejorar el espacio físico y ampliar el catálogo que se nutría sólo con donaciones. Con la creación de Libro% CONABIP en cada feria compramos los libros que identificamos en conjunto con los asociados. En la actualidad contamos con un catálogo de 15 mil títulos a disposición de los socios.
En muchos sentidos la biblioteca nos ha enseñado y hemos aprendido a hacer todo lo que era necesario para mejorar. Hicimos trabajos de albañilería, pintura, electricidad, catalogado de libros, alfabetización digital, en especial a adultos mayores. En la actualidad contamos con el apoyo del Municipio que acompaña en las mejoras edilicias y en propuestas para la comunidad.
Desde hace años somos sede del programa educativo Plan Fines y Punto de Cultura Municipal, además de ofrecer una diversidad de propuestas culturales con voluntarios que se acercan a la Biblioteca.
Somos 300 socios, de los cuales 150 son muy activos. La comisión directiva está integrada por 11 personas en su mayoría mujeres.
Hemos hecho de todo para que funcione, no fue fácil al principio porque era una biblioteca nueva, chiquita, pero bueno, con el tiempo logramos integrar la biblioteca a la vida del barrio.
¿Cómo se relacionan con otras bibliotecas?
Avellaneda. tiene una larga historia, hay bibliotecas centenarias, la nuestra debe ser una de las bibliotecas más nuevas Somos un municipio que tiene una ordenanza a través de la cual el gobierno debe colaborar con las bibliotecas populares. Hay una comisión de bibliotecas, tenemos un grupo de whatsapp, nos prestamos material, presentamos protestas en conjunto por problemas que puedan surgir. Nos ayudamos y compartimos donaciones de libros.
¿Con qué propuesta nos encontramos además de los libros?
Como te contaba, somos punto de cultura de la municipalidad entonces de lunes a viernes, hay cursos de tango, informática, apoyo escolar, fotografía, dibujo, pintura decorativa, etc.. La biblioteca está todo el día llena de gente entrando y saliendo. La propuesta se completa con voluntarios que se acercan y nos dicen - Yo sé tocar la guitarra, sé bordar. ¿Puedo enseñar?- y siempre hacemos un lugar. Tres veces por semana están las clases del Plan Fines. Para nosotres es muy importante porque nos permite acompañar a los estudiantes, intervenir en las clases, transmitir un espíritu crítico, recomendar lecturas, mostrar interés por las historias y las vidas de los estudiantes. Muchos vienen de trabajar y están hasta la noche estudiando.
¿Cómo se sienten tras estos 19 años de vida?
La biblioteca es nuestro lugar en el mundo, cuando empezamos estábamos en una situación complicada como país. Cualquier grupo político habría comedores porque había que darle de comer a la gente y a nosotras se nos ocurrió que había que alimentar otra parte. Alimentar la lectura, la parte de entender el mundo en que vivíamos para ver cómo podíamos modificarlo, cambiarlo, incluso en la lectura por placer de llevarlos a mundos imaginarios que a lo mejor no tenía que ver con la realidad cotidiana de ir tras el mango que no te alcanzaba. Había mucha gente que necesitaba recuperar la esperanza. Porque si nos damos por abatidos sonamos. Esa es nuestra idea principal cambiar al mundo. Por eso elegimos abrir una biblioteca.
Hasta aquí lo conversado con la Biblioteca Popular Maestro Alfredo Bravo. Nos quedamos con el propósito de renovar las esperanzas para construir este mundo mejor que es posible, necesario y urgente. Pueden contactarse con la Biblioteca Popular Maestro Alfredo Bravo en bibliotecabravo@yahoo.com.ar, Facebook: @bibliobrabo, Instagram: biblioalfredobravo.
En este número te invitamos a acompañarnos a la Biblioteca Popular Maestro Alfredo Bravo. Nos encontramos con Marisa, una de sus fundadoras con quien conversamos sobre la historia, presente y anhelos de la Biblioteca Popular, sita en Crucecitas, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, que nació el 6 de febrero de 2003. Sus fundadoras, un grupo de mujeres militantes del partido socialista, siempre tuvieron el sueño de fundar una biblioteca, un día recibieron la noticia del fallecimiento del papá de un compañero, que era a su vez un gran luchador. Se trataba del maestro Alfredo Bravo. quien a lo largo de su vida forjó una biblioteca con más de dos mil títulos que se convirtieron en la semilla que fertilizó aquel sueño colectivo de la biblioteca Popular inaugurada el 25 de mayo de 2003 con la presencia de la compañera y el hijo del maestro Alfredo Bravo. Fue así como estas mujeres en una época de crisis económica y social, donde lo que más se abrían eran comedores le propusieron al barrio de Crucecita alimentar el alma y la imaginación.
¿Cómo se sienten tras estos 19 años de vida? La biblioteca es nuestro lugar en el mundo, cuando empezamos estábamos en una situación complicada como país. Cualquier grupo político habría comedores porque había que darle de comer a la gente y a nosotras se nos ocurrió que había que alimentar otra parte. Alimentar la lectura, la parte de entender el mundo en que vivíamos para ver cómo podíamos modificarlo, cambiarlo, incluso en la lectura por placer de llevarlos a mundos imaginarios que a lo mejor no tenía que ver con la realidad cotidiana de ir tras el mango que no te alcanzaba. Había mucha gente que necesitaba recuperar la esperanza. Porque si nos damos por abatidos sonamos. Esa es nuestra idea principal cambiar al mundo. Por eso elegimos abrir una biblioteca. Hasta aquí lo conversado con la Biblioteca Popular Maestro Alfredo Bravo. Nos quedamos con el propósito de renovar las esperanzas para construir este mundo mejor que es posible, necesario y urgente. Pueden contactarse con la Biblioteca Popular Maestro Alfredo Bravo en bibliotecabravo@yahoo.com.ar, Facebook: @bibliobrabo, Instagram: biblioalfredobravo. |
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