—¿Era esperado el estado de situación económica y financiera que dejó el macrismo en el país o hubo sorpresas?
— Sí, era absolutamente esperada la herencia del macrismo. En realidad desde un comienzo, en el marco de las políticas de aperturas, de desregulación, de carácter privatista y de endeudamiento, estaba claro que el resultado sólo podía tener dos consecuencias: en primer lugar, profundizar el deterioro social de la Argentina, por vía de la desarticulación productiva, la desindustrialización, el impacto negativo en términos de precarización del empleo y deterioro de los ingresos, y consecuentemente el aumento de la pauperización social. En segundo lugar, la crisis externa por sobreendeudamiento.
Todas las estrategias de ésta naturaleza, producen sobre la realidad argentina estos dos efectos: crisis de sobreendeudamiento y crisis social, que son las dos grandes cuestiones que produjo el macrismo. Esto era sabido desde el mismo momento en que se pusieron en marcha las políticas, y por supuesto era sabido a partir de los efectos que tuvo. Claramente acá entraron poco más de cien mil millones de dólares de nueva deuda; se fugaron ochenta y ocho mil millones de dólares en el curso de los cuatro años del macrismo y al mismo tiempo se construyó un escenario inflacionario que en la práctica fue un fuerte golpe distributivo en contra de la gran mayoría de la sociedad, en el marco de un cambio en los precios relativos que por un lado vía devaluación, mejoró la situación de los exportadores y vía eliminación de retenciones, impactó elevando el precio de los alimentos, y vía tarifas, sobretodo en materia energética, le devolvió una renta extraordinaria al sector petrolero. En la práctica, el escenario inflacionario implicó aumento de el precio de los alimentos y la energía, y ésto implicó deterioro de los salarios y aumento de los costos de la producción. Es decir, cerró un circuito destructivo de manera absoluta respecto a la posibilidad industrial de la Argentina y consumó un nuevo proceso de re primarización productiva de mayor consolidación del estractivismo productivo en nuestro país.
Las consecuencias, o digamos "la herencia" era absolutamente esperada. No podía haber ningún tipo de sorpresa respecto a lo que se iba recibir como resultado de las políticas de estos ultimos cuatro años.
—¿Hay posibilidad de investigar un porcentaje importante de la deuda que ha sido generada en el gobierno anterior? De ser así, ¿en cuánto tiempo?
—Por supuesto que hay posibilidades de investigar lo que ocurrió con el endeudamiento. Hay que tomar en cuenta tres elementos: en primer lugar, quiénes fueron los bancos que actuaron colocando la deuda argentina, que actuaron en nombre de nuestro país para colocar la deuda, es decir para colocar los bonos de deuda pública que la Argentina emitió durante éstos años. En segundo lugar, quiénes fueron los funcionarios que actuaron como contraparte del Estado para seleccionar estos bancos y para llevar adelante la emisión de deuda; qué relación histórica existía entre estos funcionarios y estas instituciones financieras, en qué medida los procedimientos normativos, de carácter jurídico, se siguieron y se cumplieron para llevar adelante el proceso de endeudamiento del Estado. Y en tercer lugar, quiénes fueron los que sacaron dinero del país, es decir quiénes fugaron.
Estas tres líneas, quiénes fueron los bancos, quiénes los funcionarios y quiénes fugaron dinero, nos van a permitir establecer importantes coincidencias, que van a dar lugar, seguramente, a procesos de carácter penal en algunos casos; de carácter administrativo en otros. Seguramente vamos a identificar actores que a partir del fenómeno del endeudamiento, llevaron adelante y obtuvieron importantes ganancias. Consecuentemente, el hecho de identificarlos nos permitiría, por ejemplo, que en aquella deuda que haya que pagar efectivamente presionemos tributariamente, impositivamente, sobre estos actores para que tengan la responsabilidad principal a la hora de afrontar los compromisos de pago. En segundo lugar, el cumplimiento o no de normas de procedimiento administrativo y jurídica, propias del Estado Nacional para tomar adelante deuda, si se llevaron adelante los procedimientos como corresponde o no, también permitiría dos cosas: en algunos casos dar de baja parte del endeudamiento. Hay un caso absolutamente concreto que es el caso del bono a cien años, que en ningún momento fue autorizado por el parlamento nacional y que ciertamente sería sumamente vulnerable desde el punto de vista legal y que podríamos darlo de baja. Pero no creo que sea el único caso, puede haber más. También aquello funcionarios que intervinieron y que por la vía del incumplimiento del procedimiento administrativo correspondiente, violaron los deberes de funcionario público, podrían ser susceptibles de demandas, no sólo penales si no administrativas, que les hicieran responder con su propio patrimonio a la hora de hacerse cargo del daño que ésto le produjo al Estado y a la sociedad argentina.
Por otro lado, estos elementos también permitirían terminar con cierta historia de la deuda en nuestro país, en donde una y otra vez nos pasa que hay funcionarios que están de un lado y del otro del mostrador, y que ciertamente repiten una conducta, como por ejemplo que el presidente del Banco Central pueda emitir un bono y que bajo las condiciones en que lo emite (un bono de deuda), del mismo modo que endeuda a la Argentina, incrementa el patrimonio de un fondo de inversión del cual él forma parte. Este hecho de funcionarios que tienen que ver con bancos, con fondos de inversión y que al mismo tiempo logran establecer manejos de información privilegiada y logran, por lo tanto, implementos patrimoniales sustantivos, y que al mismo tiempo terminan complicándole al vida al conjunto de la sociedad. Establecer una investigación es este sentido permitiría terminar con, o en todo caso establecer, un final de la impunidad sobre lo que ha sido un proceso permanente de endeudamiento que se repite una y otra vez, hasta a veces con los mismos personajes, desde la dictadura para acá.
Creo que es algo que la democracia argentina le debe la pueblo argentino sobre la base de una consigna muy clara que es que las deudas se deben pagar, las estafas no. Claramente, el proceso de endeudamiento de la Argentina está plagado de estafas y de ilícitos de distinto tenor, según cuál sea la etapa de endeudamiento que analicemos.
Un caso es el caso de la dictadura, otro es el de los noventa y otro caso es el fenómeno del macrismo. Todos ellos son susceptibles de ser investigados, todos los elementos para hacerlo existen. En el caso puntual de la etapa macrista es tan particular la absoluta y flagrante evidencia de lo flojo de papeles que está el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. No solamente no se cumplieron los procedimientos administrativos que establecen la propia ley de Administración Financiera, que establece que para tomar un crédito es necesario que el Banco Central lleve adelante una evaluación de la capacidad de re-pago que tiene la Argentina, cosa que no se hizo; no sólo la procuración del Tesoro que debe emitir un dictamen, tampoco lo hizo, sino que no existe siquiera un decreto de parte de Macri autorizando al Ministro de Economía y al Presidente del Banco Central a firmar la carta de intención, son dos funcionarios que nos endeudan por, prácticamente, cincuenta y siete mil millones de dólares sin ningún tipo de habilitación para hacerlo y además en un contexto donde el propio Macri no tenía facultades para tomar el crédito porque el artículo correspondiente de la ley de Administración Financiera que podría autorizarlo a negociar con el Fondo sin pasar por el Congreso, debió haber sido prorrogado y no lo fue. Por lo tanto, no estaba vigente y Macri no tenía facultades para establecer el acuerdo con el Fondo sin que tuviera aprobación parlamentaria. Pero como si esto fuese poco, el propio Fondo para prestarle a la Argentina violó, permanente y sistemáticamente, su estatuto. Es decir, el Fondo tiene prohibido prestarle a los países en situación de fuga de capitales y en el marco del período que va de junio de 2018 a junio de 2019, período de vigencia del acuerdo, entraron cuarenta y cuatro mil novecientos millones de dólares y se fueron treinta y seis mil millones de dólares. Es decir, el acuerdo con el Fondo sirvió para sostener la orgía especulativa de la política económica que sostuvo el macrismo.
—Teniendo en cuenta que generalmente este tipo de deudas es un instrumento de los países más poderosos para condicionar a los débiles e implementar políticas que favorezcan a sus intereses, ¿qué deberíamos hacer para afrontar una negociación teniendo en cuenta este punto?
— Desde nuestro punto de vista, que la Argentina pueda iniciar un proceso de reconstrucción económica y social, requiere necesariamente de suspender los pagos por unos tres años aproximadamente, en el marco además de un proceso de investigación del endeudamiento. Sobre esas bases, debiera asentarse el proceso de negociación, tanto con los bonistas como con el propio Fondo Monetario Internacional. El objetivo es suspender pagos, porque la deuda interviene mirando la capacidad de reconstituir o de poner en marcha la reactivación de la economía argentina.
Hoy Argentina tiene en el contexto de deterioro en el que se encuentra y pese a él, tiene condiciones para recuperar su actividad económica con rapidez por dos razones: en primer lugar, porque tiene dólares disponibles en su cuenta de comercio exterior. Nosotros estamos teniendo un saldo comercial en torno a los quince mil millones de dólares, casualmente porque Argentina no compra absolutamente nada en el exterior, está prácticamente parada y por lo tanto no importa bienes industriales, ni equipamiento ni insumos y además de tener dólares disponibles, Argentina tiene hoy una capacidad ociosa muy grande. El parque productivo está funcionando a menos del cincuenta por ciento. Por lo tanto la Argentina tiene la posibilidad de crecer, de duplicar su producción sin inversión.
En ese marco, para poder llevar adelante esa reactivación se necesita que el Estado tenga margen para intervenir fiscalmente dinamizando el consumo en el mercado interno y dos, se necesita que los dólares disponibles por la cuenta de comercio exterior puedan ser utilizados para incorporar el equipamiento y los insumos necesarios que permiten el funcionamiento del aparato productivo industrial del país.
La deuda es el principal gasto de la Administración Nacional, por lo tanto discute los pesos necesarios, el margen fiscal del Estado para poder intervenir y dinamizar el mercado interno. La deuda, al pagarse en dólares, discute los dólares disponibles para financiar el equipamiento y los bienes e insumos importados que deben acompañar el proceso de recuperación de la industria. Consecuentemente, si no hay suspensión de pagos, lo que se pone en juego es la propia reactivación de la economía argentina, cuestión absolutamente imprescindible para estabilizar socialmente el país primero, mejorar el empleo y los ingresos; y en segundo lugar, también, porque la reactivación es el punto de partida para poner en marcha a partir de ese momento la transformación que requiere el esquema productivo del país.
— ¿Podemos tomar la experiencia de Brasil o Ecuador para investigar la deuda?
—Me parece que las experiencias de Ecuador y de Brasil, son experiencias importantes a tomar en cuenta. Me parece más importante la de Ecuador, porque no sólo fue una investigación si no que la investigación tuvo efectos concretos en la negociación. El caso brasilero, es un caso de investigación sin efectos en la negociación del endeudamiento. Yo creo que Argentina tiene que, habida cuenta del conjunto de ilícitos y de irregularidades que caracteriza el fenómeno del endeudamiento en nuestro país, la lógica es que la negociación, mejor dicho que la investigación fortalezca las condiciones para la negociación del endeudamiento de manera tal de que la Argentina pueda resolver, sacarse de encima la mochila de la deuda. Digo esto, porque en general, lo que hay que decir con todas las letras es, que cuando un endeudamiento no tomó en cuenta la capacidad de re-pago que el país tenía y este es el caso argentino desde la dictadura para acá y también durante la década de los noventa y durante la etapa Macri, cuando no se toma en cuenta la capacidad de re-pago, el problema es que el endeudamiento no tiene solución financiera. Intentar solucionar financieramente lo que no se puede solucionar financieramente, condena la país a una situación de endeudamiento perpetuo, donde a la larga o a la corta, todas las estrategias terminan del mismo modo. Es decir, terminan tomando nueva deuda para pagar deuda vieja. Argentina lo que debe es interrumpir el ciclo del endeudamiento perpetuo en el que ingresó desde la dictadura militar en más.
Por eso es que la investigación, colocando del lado argentino todas las herramientas legales y jurídicas para poder darle un trato, no sólo financiero, si no político y legal a la cuestión del endeudamiento, es absolutamente indispensable.
Es más, nosotros seguimos teniendo parte de la deuda que fue tomada en la dictadura. El caso de la deuda con el Club de Paris, es un caso típico. La mitad del endeudamiento se tomó en la etapa dictatorial y claramente esa deuda ingresa en el territorio de lo que se denomina "deuda odiosa". Por lo tanto, esa tesis que tiene validez y jurisprudencia internacional, debiera ser utilizada por la Argentina para sacarse de encima esa mochila.
— ¿Qué beneficios y consecuencias negativas podría traernos defaultear la deuda?
— La pregunta por el default obliga a tratar de desmitificar ciertas argumentaciones que colocan el tema en una suerte de desastre que ocurriría a partir del default.
En primer lugar, quien planteó el default fue Macri antes de irse. Hizo explícito, reperfilando, como él dijo, la deuda en pesos e incluso mandando un proyecto al Parlamento para reperfilar los vencimientos futuros. Hizo explícito que su propio gobierno, que había sido el autor del endeudamiento brutal que se vivió en esos cuatro años, declaraba que no podía pagar. Por lo tanto defaulteó, y no pasó nada.
¿Qué es lo que genera el default? Lo que genera el default es que uno no tiene acceso al Mercado Financiero Internacional, nadie te presta. Pero a Argentina ya nadie le presta, porque en realidad Argentina está en default desde comienzos del 2018, cuando Macri fue al Fondo. El Fondo puso dinero, entre otras cosas, porque nadie le prestaba a Argentina porque la Argentina ya no tenía capacidad de pago. Por lo tanto el costo del default, que es la falta de acceso al Sistema Financiero Internacional es algo que ya ocurre y por lo tanto no hay que incorporarlo como problema, porque ya tenemos ese problema, no implicaría un costo adicional para la Argentina.
Por otro lado, hay que tomar la experiencia de la salida de la convertibilidad, donde la Argentina ingresa en default y casualmente es a partir del default que la Argentina se recupera. Es decir, la suspensión de los pagos, que es el período que va desde Rodriguez Saá hasta 2006 y que incluye los primeros años de Néstor Kirchner, la recuperación de la economía argentina no es independiente de la suspensión de los pagos.
Por lo tanto, lo que digo es Argentina tendría capacidad para poner en marcha la recuperación de la economía si suspendiera los pagos. Y el default en todo caso, es un problema serio para los acreedores porque lo que ocurre, lo que esto genera, es que los bonos de deuda argentina se caen a pedazos, pasan a valer muy poco; y consecuentemente si valen muy poco, hay dos posibilidades: la Argentina puede hasta comprar su propia deuda por muy poco valor. En segundo lugar, lo que también puede es establecer una negociación sobre bonos que tienen una paridad muy baja. Por ejemplo, bonos que valgan el treinta, el quince, el veinte y puede negociar quitas muy importantes, porque si los bonos valen muy poco, con poner un poquito más cualquiera que los tenga, termina aceptando.
Por lo tanto, el default es una condición para fortalecer la capacidad de negociación de la Argentina frente a los acreedores, porque deprime la paridad de los bonos y porque la Argentina independiza la posibilidad de la recuperación de la actividad económica de la negociación de la deuda.
— ¿Qué porcentaje del total de deuda estimás que fue invertida en obras y servicios públicos en la gestión del ingeniero Macri?
—Vuelvo a decir lo que dije en alguna de las preguntas anteriores. Prácticamente la totalidad del endeudamiento del macrismo terminó en el exterior. El cálculo indica que de aproximadamente cien mil millones de dólares, se fugaron ochenta y ocho mil millones. También comenté que dentro de esos cien mil millones entraron cuarenta y cuatro mil novecientos millones de dólares del Fondo de los cuales se fugaron treinta y seis mil millones de dólares.
Por lo tanto, la gran mayoría del endeudamiento, prácticamente nada ha quedado en la Argentina. La mayor parte del endeudamiento se expresó en términos de fuga de capitales.
— ¿Cuánto de los 44.000M de U$S recibidos de parte del FMI quedó en el país? ¿El hecho de que mucho de ese dinero fuera para fuga acredita algún tipo de resorte legal para no restituirlo?
— Si uno toma el período el Fondo Monetario Internacional, junio 2018-junio 2019 ingresaron cuarenta y cuatro mil novecientos millones de dólares. En ese mismo período, la Argentina pagó veintiocho mil millones de dólares de deuda, pero a la vez en ése mismo periodo, se fugaron treinta y seis mil millones de dólares. Por ende, ¿qué es lo que nos indican estas tres cifras? En primer lugar, que de los cuarenta y cuatro mil novecientos millones se fugó la gran parte, treinta y seis mil millones de dólares. Por ende, cualquier discusión con el Fondo debería basarse en discutir que en realidad lo único que le debemos al Fondo son ocho mil millones de dólares. Porque casualmente el Fondo, violando su propio estatuto produjo un efecto sobre la economía argentina donde, de los cuarenta y cuatro mil novecientos millones se fueron treinta y seis. O sea que acá, que en todo caso, quedaron ocho mil o nueve mil millones, no más. Pero lo segundo es que si en el período que se fugaron treinta y seis mil millones de dólares, Argentina pagó veintiocho mil millones, lo que esto indica es que la Argentina no hubiera tenido necesidad de endeudarse con el Fondo porque tenía dólares propios para poder pagar la deuda con sus acreedores. Se fugaron treinta y seis mil millones, se pagaron veintiocho mil millones y no tendría porqué haberse endeudado con el Fondo.
Es decir, el nivel de irracionalidad de la política que sostuvo el Fondo Monetario Internacional en Argentina es absoluto.
Vuelvo a decir que de los cuarenta y cuatro mil novecientos millones que ingresaron, se fugaron treinta y seis mil millones.
— Según tu experiencia reciente en el Banco Nación, ¿cuál fue la política que llevó a cabo el gobierno anterior en la institución?
— Mi experiencia en el Banco Nación me indica que, como suele ocurrir, toda experiencia neoliberal produce estragos en las instituciones públicas. El Banco Nación no es una excepción, se consumaron sobre el Banco Nación varias cuestiones. La primera normalmente los distintos organismos del Estado depositan sus fondos en el Banco Nación y habilitan las cuenta sueldo de quienes trabajan para ellos en el Banco Nación.
Durante la etapa del macrismo, esto se debilitó de manera formidable haciendo que no necesariamente el Nación reciba todos los fondos que debe recibir, que por otra parte es un fondo que es barato y que le permite al Nación ocupar y llevar adelante roles de banca de fomento, que de otra manera le cuesta llevarlo a cabo. Pero, digo, en principio se debilitó el aporte que los organismos del Estado hacían colocando fondos en el Nación. En segundo lugar, lo que también terminó ocurriendo es que a través de la conseción de créditos de carácter irregular, el caso paradigmático ha sido lo que ya ha trascendido públicamente, como el crédito al gigante agroexportador Vicentin. Esto compromete capacidad prestable que obviamente podría tener otro destino.
Así que por un lado, retaceandole los fondos que permiten el fondeo del banco para llevar adelante su estrategia de fomento.Y por otro lado, comprometiendo la capacidad prestable asociando al Banco Nación en créditos absolutamente irregulares, como el caso del gigante agroexportador Vicentin.
Estas son dos grandes líneas, que en todo caso, obviamente, no le hicieron bien al Banco Nación. La conducción actual, está claramente llevando adelante un proceso de saneamiento de las finanzas del Banco y tratando de modificar la orientación crediticia.
En lugar de sostener créditos a las grandes empresas, la idea es favorecer el desarrollo de las PyMES, de la economía social y tratar de facilitar por la vía del papel del Banco Nación el proceso de recuperación de actividad económica del país.
—¿Era esperado el estado de situación económica y financiera que dejó el macrismo en el país o hubo sorpresas? — Sí, era absolutamente esperada la herencia del macrismo. En realidad desde un comienzo, en el marco de las políticas de aperturas, de desregulación, de carácter privatista y de endeudamiento, estaba claro que el resultado sólo podía tener dos consecuencias: en primer lugar, profundizar el deterioro social de la Argentina, por vía de la desarticulación productiva, la desindustrialización, el impacto negativo en términos de precarización del empleo y deterioro de los ingresos, y consecuentemente el aumento de la pauperización social. En segundo lugar, la crisis externa por sobreendeudamiento.
—Por supuesto que hay posibilidades de investigar lo que ocurrió con el endeudamiento. Hay que tomar en cuenta tres elementos: en primer lugar, quiénes fueron los bancos que actuaron colocando la deuda argentina, que actuaron en nombre de nuestro país para colocar la deuda, es decir para colocar los bonos de deuda pública que la Argentina emitió durante éstos años. En segundo lugar, quiénes fueron los funcionarios que actuaron como contraparte del Estado para seleccionar estos bancos y para llevar adelante la emisión de deuda; qué relación histórica existía entre estos funcionarios y estas instituciones financieras, en qué medida los procedimientos normativos, de carácter jurídico, se siguieron y se cumplieron para llevar adelante el proceso de endeudamiento del Estado. Y en tercer lugar, quiénes fueron los que sacaron dinero del país, es decir quiénes fugaron.
— Desde nuestro punto de vista, que la Argentina pueda iniciar un proceso de reconstrucción económica y social, requiere necesariamente de suspender los pagos por unos tres años aproximadamente, en el marco además de un proceso de investigación del endeudamiento. Sobre esas bases, debiera asentarse el proceso de negociación, tanto con los bonistas como con el propio Fondo Monetario Internacional. El objetivo es suspender pagos, porque la deuda interviene mirando la capacidad de reconstituir o de poner en marcha la reactivación de la economía argentina.
—Me parece que las experiencias de Ecuador y de Brasil, son experiencias importantes a tomar en cuenta. Me parece más importante la de Ecuador, porque no sólo fue una investigación si no que la investigación tuvo efectos concretos en la negociación. El caso brasilero, es un caso de investigación sin efectos en la negociación del endeudamiento. Yo creo que Argentina tiene que, habida cuenta del conjunto de ilícitos y de irregularidades que caracteriza el fenómeno del endeudamiento en nuestro país, la lógica es que la negociación, mejor dicho que la investigación fortalezca las condiciones para la negociación del endeudamiento de manera tal de que la Argentina pueda resolver, sacarse de encima la mochila de la deuda. Digo esto, porque en general, lo que hay que decir con todas las letras es, que cuando un endeudamiento no tomó en cuenta la capacidad de re-pago que el país tenía y este es el caso argentino desde la dictadura para acá y también durante la década de los noventa y durante la etapa Macri, cuando no se toma en cuenta la capacidad de re-pago, el problema es que el endeudamiento no tiene solución financiera. Intentar solucionar financieramente lo que no se puede solucionar financieramente, condena la país a una situación de endeudamiento perpetuo, donde a la larga o a la corta, todas las estrategias terminan del mismo modo. Es decir, terminan tomando nueva deuda para pagar deuda vieja. Argentina lo que debe es interrumpir el ciclo del endeudamiento perpetuo en el que ingresó desde la dictadura militar en más.
— La pregunta por el default obliga a tratar de desmitificar ciertas argumentaciones que colocan el tema en una suerte de desastre que ocurriría a partir del default.
—Vuelvo a decir lo que dije en alguna de las preguntas anteriores. Prácticamente la totalidad del endeudamiento del macrismo terminó en el exterior. El cálculo indica que de aproximadamente cien mil millones de dólares, se fugaron ochenta y ocho mil millones. También comenté que dentro de esos cien mil millones entraron cuarenta y cuatro mil novecientos millones de dólares del Fondo de los cuales se fugaron treinta y seis mil millones de dólares.
— Si uno toma el período el Fondo Monetario Internacional, junio 2018-junio 2019 ingresaron cuarenta y cuatro mil novecientos millones de dólares. En ese mismo período, la Argentina pagó veintiocho mil millones de dólares de deuda, pero a la vez en ése mismo periodo, se fugaron treinta y seis mil millones de dólares. Por ende, ¿qué es lo que nos indican estas tres cifras? En primer lugar, que de los cuarenta y cuatro mil novecientos millones se fugó la gran parte, treinta y seis mil millones de dólares. Por ende, cualquier discusión con el Fondo debería basarse en discutir que en realidad lo único que le debemos al Fondo son ocho mil millones de dólares. Porque casualmente el Fondo, violando su propio estatuto produjo un efecto sobre la economía argentina donde, de los cuarenta y cuatro mil novecientos millones se fueron treinta y seis. O sea que acá, que en todo caso, quedaron ocho mil o nueve mil millones, no más. Pero lo segundo es que si en el período que se fugaron treinta y seis mil millones de dólares, Argentina pagó veintiocho mil millones, lo que esto indica es que la Argentina no hubiera tenido necesidad de endeudarse con el Fondo porque tenía dólares propios para poder pagar la deuda con sus acreedores. Se fugaron treinta y seis mil millones, se pagaron veintiocho mil millones y no tendría porqué haberse endeudado con el Fondo.
— Mi experiencia en el Banco Nación me indica que, como suele ocurrir, toda experiencia neoliberal produce estragos en las instituciones públicas. El Banco Nación no es una excepción, se consumaron sobre el Banco Nación varias cuestiones. La primera normalmente los distintos organismos del Estado depositan sus fondos en el Banco Nación y habilitan las cuenta sueldo de quienes trabajan para ellos en el Banco Nación. |
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