Deporte y educación ¿van de la mano?
Damián Pablo Rafael Rivero
Ahora que pensamos a la educación como un derecho adquirido, podemos también referirnos a ella como una herramienta que da posibilidades, que abre caminos, que genera en nosotros y en los otros un vínculo que es único, que solamente es posible en el espacio educativo.


Podríamos decir que en general se ha pensado o se piensa por un lado el deporte y por otro la educación. Pero ¿qué es la educación? ¿qué es el deporte? ¿ son cuestiones que van separadas? ¿no van de la mano?

En las siguientes líneas intentaremos contestar estas preguntas o al menos que queden planteadas para seguir pensándolas a modo de reflexión.

Comencemos desandando un imaginario acerca de la educación o mejor aún ¿en qué pensamos cuando pensamos en educación?. Seguramente hay tantas respuestas como personas y pensamientos, si bien estoy seguro de que en algún punto deben converger, o en muchos.

Pensaremos en educación con imágenes que tendrán estudiantes y docentes, con personas adquiriendo un saber, en escenarios determinados, o porque allí hemos estado siendo niños, adolescentes, adultos. O bien porque esa es la idea de la educación, alguien que enseña y alguien que aprende.

Esto no está ni bien ni mal, son sólo algunas imágenes a las que nos puede invitar a viajar la palabra educación. Estas imágenes mentales podrían seguir con expresiones tales como libertad, adoctrinamiento, reproducción, panóptico, dominación, paz, amor y podríamos seguir.

Les propongo partir ahora desde otro lugar para pensar la palabra educación en otros escenarios, vamos a relacionar la educación con un concepto: derecho adquirido por el pueblo. Unamos ahora este concepto a otros, tan válidos como el derecho e igualmente de válidos a los del párrafo anterior: igualdad, pensamiento crítico, diversidad, revolución. Esos lazos que se construyen, en lo presencial y en lo virtual, se dan allí y sólo allí.

Porque unos y otros traen consigo su ser, su experiencia, su vivencia, sus expectativas, su historia, sus ideas previas, su amor y su dolor, entre tantas otras cosas. Debemos recordar siempre las palabras de Paulo Freire al sostener que: “La educación es un acto de amor y por esto es un acto de coraje”, es un acto que une, que muestra, que guía, que enseña. Pero también puede ser un acto que cierra, que desvía y que oculta intenciones.

En las líneas anteriores hemos descripto posibles interpretaciones del concepto de educación, entendiéndola como un acto que puede generar en nosotros y en los otros diferentes caminos a seguir. No debemos ser ingenuos, todo acto educativo es una decisión y toda decisión es política.

Creo firmemente que la educación es el acto creativo de generar en los demás la visión de descubrir posibilidades para la vida, construyendo conciencia y pensamiento crítico de aquello a lo que muchos describen como realidad. Sin olvidar que la educación es una acto que se da en contextos determinados, que no podemos dejar de tener en cuenta para no caer en la trampa del discurso de la meritócrata.

Continuemos con la otra pregunta que hacía referencia a ¿qué es el deporte?, no nos pondremos a debatir el origen de la palabra, que deviene del latín. Sino que la primer idea será pensar ¿Qué imagen piensan cuando piensan en deporte?.
Seguramente volveremos a tener tantas imágenes como personas imaginan. Debido a que aquí se mezclarán “fotos” mentales de experiencias propias, de hobbies, de gustos, de lo que han visto en sus dispositivos últimamente.

El deporte es entendido como aquella actividad o ejercicio físico, sujeto a determinadas normas, en que se hace prueba, con o sin competición, de habilidad, destreza o fuerza física. Otra definición nos dice que deporte es recreación, pasatiempo o ejercicio físico, por lo común al aire libre.



Bien desmenucemos esto antes de ver la relación entre deporte y educación. Generalmente las definiciones quedan fuera de toda contextualización y/o adaptación al paso del tiempo. Pensemos en el deporte que hacen hoy en día niños y niñas en clubes de barrio, este puede ser recreativo, competitivo, en distintos tipos de lugares, los tenemos con canchas al descubierto, con grandes campos, o tenemos también aquellas canchas de fútbol infantil llamadas gimnasios, que varían entre sí.

Pensemos en deportes que realizan adolescentes, adultos, adultos mayores, las variantes son tantas y tan amplias que podríamos estar mucho tiempo describiéndolas, a su vez eso nos alejaría de nuestro objetivo que es el deporte y la educación. Pensemos entonces ¿en qué se relacionan?

Así como la educación es un acto, que generalmente mantienen una persona y otro u otros, el deporte es planteado del mismo modo. Será un acto donde dentro de determinados límites y normas acordadas y por ende impuestas, la persona que lo aprende, tendrá la posibilidad de realizarlo crearlo, o simplemente repitiendo.
Es aquí donde hay una convergencia muy interesante entre estos dos términos tan utilizados por el común de nosotros. Es como piensa el deporte la persona que lo enseña y cómo piensa el deporte la persona que lo practica.

¿Lo piensan/ realizan como un acto reproductivo? ¿Lo piensan/realizan como un acto carente de placer y repleto de obligaciones? ¿Lo piensan/realizan como un acto donde lo que importa es el resultado o importa el trayecto recorrido hasta alcanzarlo? ¿Lo piensan/realizan como un acto automático y carente de placer? ¿Lo piensan/realizan como un acto de coraje y de amor? Las preguntas podrían seguir.
Será entonces el momento de pensar la educación y el deporte como actos que van de la mano, esto lo podremos pensar desde múltiples perspectivas, veamos algunas.

La educación es una herramienta que puede enseñarnos a desarrollar y potenciar nuestras capacidades. Como bien sabemos todos somos muy capaces en ciertos en tornos y no tanto en otros, lo cual no significa que algo no nos salga en principio, a que no lo podamos mejorar o aprender. Se le atribuye esta frase a Albert Einstein: “Si juzgas a un pez por su habilidad para trepar árboles, pensará toda la vida que es un inútil” Queda muy claro aquí que todos tenemos habilidades diferentes, sin ir más lejos el pequeño Albert no habló hasta los 4 años de edad y muchos lo calificaron de débil mental. El tiempo les mostró que no estaban en lo cierto ¿no?
Mostrará entonces la educación, diferentes caminos para cada persona y con el deporte (que es a su vez una forma de educación) ocurrirá lo mismo. Que interesante pensar es que estamos rodeados de poetas, actrices, químicos, filósofas, atletas, gimnastas, ingenieros, pintores, nadadores, cantantes, bailarines y podríamos seguir.

Por ende el concepto que necesitamos desterrar de la educación y del deporte es de homogeneización, término que ha cortado de raíz todo tipo de inspiración y posibilidades en las personas a lo largo de la historia de la educación y porque no del deporte.

No podemos volver a ser ingenuos y olvidarnos que la educación ha respondido a patrones de necesidad social y económica en cada época, una educación reproductiva que formaba ciudadanos para constituir un Estado Nación no haría hincapié en valorar lo diversas que somos las personas, las características que traemos con nosotros, las aptitudes que podríamos explotar.

En ese sentido el deporte nos ofrece otras libertades, de hecho los reglamentos de los deportes evolucionas cada cuatro años y tras cada juego Olímpico (cuantos años tienen las competencias deportivas ¿no?) se hacen modificaciones en el reglamente. Es por esto que decía antes que una definición estática de deporte queda descontextualizada.

Si aceptamos la diversidad en educación, si vemos la heterogeneidad maravillosa que traemos con nosotros las personas, podremos ver al acto educativo como un acto de apertura de posibilidades para aquellos que accedan a él. Porque si bien es un derecho para todos y todas existen brechas que los docentes tenemos la posibilidad de acercar, de achicar, justamente en cada accionar nuestro.

Es el deporte, siguiendo la línea del párrafo anterior una herramienta de inclusión para todos y todas aquellos que tengan la posibilidad de acceder, que interesante sería pensar que se pueda acceder a probar las variantes de deportes necesarias hasta que nos sintamos cómodos, o simplemente probar distintos para ampliar nuestra mirada de la vida, para acrecentar nuestro cúmulo de experiencias.

Los invito entonces a pensar la a la educación y el deporte como dos caras de una misma moneda. Donde sean vistos como herramientas que nos dan la posibilidad de conocernos, de aprender, de crecer, de crear, de poder ver al mundo con otros ojos, intentando desarrollar aquellas aptitudes que elijamos y no las que nos sean impuestas como si fuesen las únicas posibles.

Podríamos decir que en general se ha pensado o se piensa por un lado el deporte y por otro la educación. Pero ¿qué es la educación? ¿qué es el deporte? ¿ son cuestiones que van separadas? ¿no van de la mano?

En las siguientes líneas intentaremos contestar estas preguntas o al menos que queden planteadas para seguir pensándolas a modo de reflexión.

Comencemos desandando un imaginario acerca de la educación o mejor aún ¿en qué pensamos cuando pensamos en educación?. Seguramente hay tantas respuestas como personas y pensamientos, si bien estoy seguro de que en algún punto deben converger, o en muchos.

Pensaremos en educación con imágenes que tendrán estudiantes y docentes, con personas adquiriendo un saber, en escenarios determinados, o porque allí hemos estado siendo niños, adolescentes, adultos. O bien porque esa es la idea de la educación, alguien que enseña y alguien que aprende.

Esto no está ni bien ni mal, son sólo algunas imágenes a las que nos puede invitar a viajar la palabra educación. Estas imágenes mentales podrían seguir con expresiones tales como libertad, adoctrinamiento, reproducción, panóptico, dominación, paz, amor y podríamos seguir.

Les propongo partir ahora desde otro lugar para pensar la palabra educación en otros escenarios, vamos a relacionar la educación con un concepto: derecho adquirido por el pueblo. Unamos ahora este concepto a otros, tan válidos como el derecho e igualmente de válidos a los del párrafo anterior: igualdad, pensamiento crítico, diversidad, revolución. Esos lazos que se construyen, en lo presencial y en lo virtual, se dan allí y sólo allí.

Porque unos y otros traen consigo su ser, su experiencia, su vivencia, sus expectativas, su historia, sus ideas previas, su amor y su dolor, entre tantas otras cosas. Debemos recordar siempre las palabras de Paulo Freire al sostener que: “La educación es un acto de amor y por esto es un acto de coraje”, es un acto que une, que muestra, que guía, que enseña. Pero también puede ser un acto que cierra, que desvía y que oculta intenciones.

En las líneas anteriores hemos descripto posibles interpretaciones del concepto de educación, entendiéndola como un acto que puede generar en nosotros y en los otros diferentes caminos a seguir. No debemos ser ingenuos, todo acto educativo es una decisión y toda decisión es política.

Creo firmemente que la educación es el acto creativo de generar en los demás la visión de descubrir posibilidades para la vida, construyendo conciencia y pensamiento crítico de aquello a lo que muchos describen como realidad. Sin olvidar que la educación es una acto que se da en contextos determinados, que no podemos dejar de tener en cuenta para no caer en la trampa del discurso de la meritócrata.

Continuemos con la otra pregunta que hacía referencia a ¿qué es el deporte?, no nos pondremos a debatir el origen de la palabra, que deviene del latín. Sino que la primer idea será pensar ¿Qué imagen piensan cuando piensan en deporte?.
Seguramente volveremos a tener tantas imágenes como personas imaginan. Debido a que aquí se mezclarán “fotos” mentales de experiencias propias, de hobbies, de gustos, de lo que han visto en sus dispositivos últimamente.

El deporte es entendido como aquella actividad o ejercicio físico, sujeto a determinadas normas, en que se hace prueba, con o sin competición, de habilidad, destreza o fuerza física. Otra definición nos dice que deporte es recreación, pasatiempo o ejercicio físico, por lo común al aire libre.



Bien desmenucemos esto antes de ver la relación entre deporte y educación. Generalmente las definiciones quedan fuera de toda contextualización y/o adaptación al paso del tiempo. Pensemos en el deporte que hacen hoy en día niños y niñas en clubes de barrio, este puede ser recreativo, competitivo, en distintos tipos de lugares, los tenemos con canchas al descubierto, con grandes campos, o tenemos también aquellas canchas de fútbol infantil llamadas gimnasios, que varían entre sí.

Pensemos en deportes que realizan adolescentes, adultos, adultos mayores, las variantes son tantas y tan amplias que podríamos estar mucho tiempo describiéndolas, a su vez eso nos alejaría de nuestro objetivo que es el deporte y la educación. Pensemos entonces ¿en qué se relacionan?

Así como la educación es un acto, que generalmente mantienen una persona y otro u otros, el deporte es planteado del mismo modo. Será un acto donde dentro de determinados límites y normas acordadas y por ende impuestas, la persona que lo aprende, tendrá la posibilidad de realizarlo crearlo, o simplemente repitiendo.
Es aquí donde hay una convergencia muy interesante entre estos dos términos tan utilizados por el común de nosotros. Es como piensa el deporte la persona que lo enseña y cómo piensa el deporte la persona que lo practica.

¿Lo piensan/ realizan como un acto reproductivo? ¿Lo piensan/realizan como un acto carente de placer y repleto de obligaciones? ¿Lo piensan/realizan como un acto donde lo que importa es el resultado o importa el trayecto recorrido hasta alcanzarlo? ¿Lo piensan/realizan como un acto automático y carente de placer? ¿Lo piensan/realizan como un acto de coraje y de amor? Las preguntas podrían seguir.
Será entonces el momento de pensar la educación y el deporte como actos que van de la mano, esto lo podremos pensar desde múltiples perspectivas, veamos algunas.

La educación es una herramienta que puede enseñarnos a desarrollar y potenciar nuestras capacidades. Como bien sabemos todos somos muy capaces en ciertos en tornos y no tanto en otros, lo cual no significa que algo no nos salga en principio, a que no lo podamos mejorar o aprender. Se le atribuye esta frase a Albert Einstein: “Si juzgas a un pez por su habilidad para trepar árboles, pensará toda la vida que es un inútil” Queda muy claro aquí que todos tenemos habilidades diferentes, sin ir más lejos el pequeño Albert no habló hasta los 4 años de edad y muchos lo calificaron de débil mental. El tiempo les mostró que no estaban en lo cierto ¿no?
Mostrará entonces la educación, diferentes caminos para cada persona y con el deporte (que es a su vez una forma de educación) ocurrirá lo mismo. Que interesante pensar es que estamos rodeados de poetas, actrices, químicos, filósofas, atletas, gimnastas, ingenieros, pintores, nadadores, cantantes, bailarines y podríamos seguir.

Por ende el concepto que necesitamos desterrar de la educación y del deporte es de homogeneización, término que ha cortado de raíz todo tipo de inspiración y posibilidades en las personas a lo largo de la historia de la educación y porque no del deporte.

No podemos volver a ser ingenuos y olvidarnos que la educación ha respondido a patrones de necesidad social y económica en cada época, una educación reproductiva que formaba ciudadanos para constituir un Estado Nación no haría hincapié en valorar lo diversas que somos las personas, las características que traemos con nosotros, las aptitudes que podríamos explotar.

En ese sentido el deporte nos ofrece otras libertades, de hecho los reglamentos de los deportes evolucionas cada cuatro años y tras cada juego Olímpico (cuantos años tienen las competencias deportivas ¿no?) se hacen modificaciones en el reglamente. Es por esto que decía antes que una definición estática de deporte queda descontextualizada.

Si aceptamos la diversidad en educación, si vemos la heterogeneidad maravillosa que traemos con nosotros las personas, podremos ver al acto educativo como un acto de apertura de posibilidades para aquellos que accedan a él. Porque si bien es un derecho para todos y todas existen brechas que los docentes tenemos la posibilidad de acercar, de achicar, justamente en cada accionar nuestro.

Es el deporte, siguiendo la línea del párrafo anterior una herramienta de inclusión para todos y todas aquellos que tengan la posibilidad de acceder, que interesante sería pensar que se pueda acceder a probar las variantes de deportes necesarias hasta que nos sintamos cómodos, o simplemente probar distintos para ampliar nuestra mirada de la vida, para acrecentar nuestro cúmulo de experiencias.

Los invito entonces a pensar la a la educación y el deporte como dos caras de una misma moneda. Donde sean vistos como herramientas que nos dan la posibilidad de conocernos, de aprender, de crecer, de crear, de poder ver al mundo con otros ojos, intentando desarrollar aquellas aptitudes que elijamos y no las que nos sean impuestas como si fuesen las únicas posibles.


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