El funesto avión Short SC.7 Skyvan, utilizado por la dictadura militar en Argentina (1976-1983) para efectuar los llamados “vuelos de la muerte”, aterrizó esta semana en el aeroparque Jorge Newbery, en Buenos Aires, después de permanecer casi 30 años en Estados Unidos, informó la prensa local.
La aeronave turbohélice fue usada en diciembre de 1977 para arrojar al mar a un grupo de 12 personas, incluidas tres integrantes de la asociación Madres de Plaza de Mayo, así como a dos monjas francesas, cuando operaba para la Prefectura Naval con la matrícula PA-51.
El Short SC.7 Skyvan se instalará en el Museo Sitio de Memoria de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), que en los tiempos de la dictadura se convirtió en un Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio por el que pasaron unas 5 000 personas.
Antes de la repatriación a Argentina, el turbohélice se usó en el estado de Florida para entregar correo, así como para transportar a paracaidistas en Arizona. Recordemos que la dictadura militar argentina contó con total apoyo del gobierno de Estados Unidos.
Su hallazgo se debe a los esfuerzos del fotógrafo italiano Giancarlo Ceraudo y la periodista y sobreviviente de la ESMA, Miriam Lewin, que llevaban años en búsqueda de aviones involucrados en los “vuelos de la muerte”. “Los aviones (son varios) tienen que ser recuperados porque son una pieza importante, como la cámara de gas (de los nazis), una herramienta terrible”, recalcó Ceraudo a la prensa.
Por su parte, Lewin destacó que la exhibición de la aeronave ayudará a los argentinos a comprender lo que realmente pasaba durante la dictadura. “Para mí, en este contexto que circulan tantos discursos negacionistas que relativizan un genocidio, es muy importante porque hay generaciones que nacieron y vivieron en democracia y no padecieron el terror de esos años”, dijo.
En el libro de testimonio “El renacer de las cigarras” que pronto saldrá a la luz, se recoge el de Ana María Careaga, quien sufrió violentas torturas y vejámenes por parte de los militares y su mamá fue una de las asesinadas en los “vuelos de la Muerte”.
A Ana María la secuestraron el 13 de junio de 1977 cuando tenía 16 años y tres meses de embarazo, pero eso no fue óbice para que los militares saciaran su odio contra ella.
Al ser liberada seis meses después se exilió en Suecia donde nació el 11 de diciembre de 1977 su hija Anita. Desde ese país se enteró que habían secuestrado a su madre, Esther Ballestrino de Careaga durante un operativo de la Armada argentina, realizado el 8 de diciembre.
Esther fue detenida-desaparecida junto a un grupo de personas que se encontraban en la iglesia de la Santa Cruz, en el barrio de San Cristóbal.
Narra Ana María que muchos años después supo que todo el grupo fue llevado al Centro Clandestino de Detención que funcionaba en la Escuela Mecánica de la Armada, la ESMA, donde los torturaron y sus cuerpos arrojados vivos al mar, en los llamados “Vuelos de la Muerte”.
Pocos días después del secuestro colectivo, aparecieron algunos cuerpos en la costa Atlántica, entre Santa Teresita y Mar del Tuyú, los que fueron enterrados como NN en el cementerio de la localidad de General Lavalle.
No se supo nada más hasta que en 2005, el Equipo Argentino de Antropología Forense, con el antecedente de una investigación de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata, exhumó varios cuerpos sepultados en diciembre de 1977 e identificó a cinco de ellos como pertenecientes a lo que se conoció como el grupo de la Iglesia Santa Cruz, entre las que estaban las tres Madres de la Plaza de Mayo: su mamá, Esther Ballestrino de Careaga, Azucena Villaflor de De Vincenti y María Eugenia Ponce de Bianco, así como la militante Ángela Auad y una de las dos religiosas francesas que secuestraron junto al grupo, Léonie Duquet. Dos días después también secuestraron a la otra religiosa francesa, Alice Domoni quien fue brutalmente torturada y desaparecida en uno de esos vuelos.
Ana María explica que eso fue un intento por descabezar a la organización de las Madres, y además, detener la publicación de una solicitada (anuncio pagado en la prensa) que debía salir el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, y que exigía información sobre los desaparecidos. Ninguno de los objetivos se cumplió. La solicitada salió igual y las Madres continúan hasta el día de hoy reclamando aún por los desaparecidos.
Esto se presentó en la causa del Juicio ESMA, donde se pudo probar cómo habían sido asesinadas las Madres e integrantes del grupo de la Santa Cruz. Fueron condenados varios represores y también los pilotos vinculados al “vuelo de la muerte” que se produjo el 14 de diciembre de 1977.
Ahora el avión Short SC.7 Skyvan, utilizado por la dictadura militar para lanzar a las personas al mar y desaparecerlas, permanecerá en las áreas de la Escuela de la Mecánica de la Armada que funcionó como el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio más grande de la Argentina. Esas historias de terror, perversión y sadismo contra el pueblo argentino no pueden quedar en el olvido.
La aeronave turbohélice fue usada en diciembre de 1977 para arrojar al mar a un grupo de 12 personas, incluidas tres integrantes de la asociación Madres de Plaza de Mayo, así como a dos monjas francesas, cuando operaba para la Prefectura Naval con la matrícula PA-51. El Short SC.7 Skyvan se instalará en el Museo Sitio de Memoria de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), que en los tiempos de la dictadura se convirtió en un Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio por el que pasaron unas 5 000 personas. Antes de la repatriación a Argentina, el turbohélice se usó en el estado de Florida para entregar correo, así como para transportar a paracaidistas en Arizona. Recordemos que la dictadura militar argentina contó con total apoyo del gobierno de Estados Unidos. Su hallazgo se debe a los esfuerzos del fotógrafo italiano Giancarlo Ceraudo y la periodista y sobreviviente de la ESMA, Miriam Lewin, que llevaban años en búsqueda de aviones involucrados en los “vuelos de la muerte”. “Los aviones (son varios) tienen que ser recuperados porque son una pieza importante, como la cámara de gas (de los nazis), una herramienta terrible”, recalcó Ceraudo a la prensa. Por su parte, Lewin destacó que la exhibición de la aeronave ayudará a los argentinos a comprender lo que realmente pasaba durante la dictadura. “Para mí, en este contexto que circulan tantos discursos negacionistas que relativizan un genocidio, es muy importante porque hay generaciones que nacieron y vivieron en democracia y no padecieron el terror de esos años”, dijo. En el libro de testimonio “El renacer de las cigarras” que pronto saldrá a la luz, se recoge el de Ana María Careaga, quien sufrió violentas torturas y vejámenes por parte de los militares y su mamá fue una de las asesinadas en los “vuelos de la Muerte”. A Ana María la secuestraron el 13 de junio de 1977 cuando tenía 16 años y tres meses de embarazo, pero eso no fue óbice para que los militares saciaran su odio contra ella. Al ser liberada seis meses después se exilió en Suecia donde nació el 11 de diciembre de 1977 su hija Anita. Desde ese país se enteró que habían secuestrado a su madre, Esther Ballestrino de Careaga durante un operativo de la Armada argentina, realizado el 8 de diciembre. Esther fue detenida-desaparecida junto a un grupo de personas que se encontraban en la iglesia de la Santa Cruz, en el barrio de San Cristóbal. Narra Ana María que muchos años después supo que todo el grupo fue llevado al Centro Clandestino de Detención que funcionaba en la Escuela Mecánica de la Armada, la ESMA, donde los torturaron y sus cuerpos arrojados vivos al mar, en los llamados “Vuelos de la Muerte”. Pocos días después del secuestro colectivo, aparecieron algunos cuerpos en la costa Atlántica, entre Santa Teresita y Mar del Tuyú, los que fueron enterrados como NN en el cementerio de la localidad de General Lavalle. No se supo nada más hasta que en 2005, el Equipo Argentino de Antropología Forense, con el antecedente de una investigación de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata, exhumó varios cuerpos sepultados en diciembre de 1977 e identificó a cinco de ellos como pertenecientes a lo que se conoció como el grupo de la Iglesia Santa Cruz, entre las que estaban las tres Madres de la Plaza de Mayo: su mamá, Esther Ballestrino de Careaga, Azucena Villaflor de De Vincenti y María Eugenia Ponce de Bianco, así como la militante Ángela Auad y una de las dos religiosas francesas que secuestraron junto al grupo, Léonie Duquet. Dos días después también secuestraron a la otra religiosa francesa, Alice Domoni quien fue brutalmente torturada y desaparecida en uno de esos vuelos. Ana María explica que eso fue un intento por descabezar a la organización de las Madres, y además, detener la publicación de una solicitada (anuncio pagado en la prensa) que debía salir el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, y que exigía información sobre los desaparecidos. Ninguno de los objetivos se cumplió. La solicitada salió igual y las Madres continúan hasta el día de hoy reclamando aún por los desaparecidos. Esto se presentó en la causa del Juicio ESMA, donde se pudo probar cómo habían sido asesinadas las Madres e integrantes del grupo de la Santa Cruz. Fueron condenados varios represores y también los pilotos vinculados al “vuelo de la muerte” que se produjo el 14 de diciembre de 1977. Ahora el avión Short SC.7 Skyvan, utilizado por la dictadura militar para lanzar a las personas al mar y desaparecerlas, permanecerá en las áreas de la Escuela de la Mecánica de la Armada que funcionó como el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio más grande de la Argentina. Esas historias de terror, perversión y sadismo contra el pueblo argentino no pueden quedar en el olvido. |
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