Apenas un mes antes de la COP 27, Argentina, recibió a más de 150 alcaldes de las Ciudades de la C40, este grupo de liderazgo fue creado en 2005, reúne a las ciudades que aúnan esfuerzos para combatir el cambio climático, se reúnen cada 3 años, presentando cada ciudad a su representante o “alcalde” con el fin de llegar a acuerdos, compartir experiencias e idear planes para hacer las ciudades más sustentables, reducir las emisiones de carbono en la atmósfera y adaptarse al cambio climático. Esta vez la elegida fue la Ciudad de Buenos Aires.

 

De mi participación como parte del área de medio ambiente de la editorial pude sacar algunas conclusiones:

 

Si bien existen muchos mitos y comentarios respecto a este encuentro y no puede dejar de negarse una organización interesante, prolija, ordenada, muy tecnológica en varias de sus connotaciones, con un aspecto bastante empresarial y hasta lujoso, donde aparecen distintos expositores algunos con discursos un poco más teóricos y que terminan siendo manifestación de deseos, varios poniendo hincapié a lo financiero, en especial el famoso y controvertido tema de los “bonos verdes” que algunos ven como una solución a los problemas ambientales, mientras que otros lo ven como mercantilización de lo ecológico, convivieron con otros discursos, más sociales y comprometidos.

 

Siempre se pueden rescatar ideas, pensamientos, experiencias de real lucha, en estos ambientes, en todos los ambientes, y que permiten una discusión, una exposición y un enfrentamiento a las diferentes realidades , no todo es homogéneo, no todo está perdido ni todo está ganado.

 

Uno de las de los discursos más interesantes lo dio Daniel Quintero Calle, alcalde de Medellín quien resaltó el papel histórico de latinoamérica, y personalmente, me he sentido allí un poco más cercana a ese tipo de realidades, en donde las línea de base o de partida fueron distintas a la de otros países. El alcalde habló de un Medellín de mucho tiempo atrás extremadamente insegura, con enormes problemas sociales y como, aún en estas circunstancias se pueden generar cambios importantes.

 

Explicó un evento de entrega de computadoras a jóvenes de su comunidad y su recuerdo de niño, cuando su madre con gran esfuerzo le entregó su primer computador, y cómo eso fue el punto de partida para el cambio en su vida. Otro ejemplo de ello lo explica cuando comenta que se estableció el límite de 2040, para la comercialización de autos a combustión en Medellín, caso contrario las agendas del primer mundo volcarían estos residuos o descartes de vehículos a Latinoamérica. Lo que no es justo, porque la transición debe ser pareja e igualitaria.

 

Es dable destacar de los distintos alcaldes su hincapié en hacer referencia a esto, las distintas realidades Latinoamérica, África, países insulares con gran peligro de desaparición. Hace ya bastante tiempo, viene siendo parte de las agendas ambientales el tema de las desigualdades sociales, geográficas, económicas. Y, porque el tema de las desigualdades es aquel que va agudizándose y notándose cada vez más claro con el cambio climático.

 

Es sabido que las primeras consecuencias de las modificaciones en las variantes climáticas, es decir los impactos, van a recaer sobre los sectores más vulnerables, como puede verse con la creciente ampliación del flagelo de las migraciones ambientales (por distintas razones: eventos climáticos extremos, falta de agua o recursos naturales, entre otros).

 

Es por eso que la única solución es aquella basada en la unión, en la organización y en un cambio de conciencia, donde el bienestar del otro esté íntimamente comprendido en el propio.

 

Como dato relevante hay que sumar que se realizaron contramarchas, aquella más populares la de los sectores sindicales que muchas veces reclaman por su no participación en ese tipo de eventos y dentro de estas otras cumbres.

 

Podemos mencionar la contracumbre que se organizó en ATE, realizándose en su auditorio de la Avenida Belgrano, en donde participé. Comprendió excelentes exposiciones sobre temas de cambio climático, construcciones resilientes, compostaje, experiencias prácticas con participación de organizaciones barriales, la FARN (Fundación Ambiente y Recursos Naturales), así como la siempre brillante exposición de Rodrigo Rodríguez Tornquis (ex jefe de Gabinete Nacional de Cambio Climático).

 

También, en el día del cambio climático, es decir 24 de octubre, (en el marco de la C 40) se dio una charla sobre “Cambio climático, desafíos, transporte sustentable” en la Facultad de Belgrano, participaron entre otros el Dr. Dino Luis Bellorio Clabot (Decano de la Facultad y autor de más de 18 libros relacionados al tema ambiental con una brillante introducción, las abogadas de reconocida trayectoria y docentes: Dra. Yamila Castagnola y Dra. Patricia Mizzart, la Contadora Elizabeth Piacentini, Emmanuel Nuñez (presidente de CAVEA: Cámara Argentina Vehículos Alternativos Y Autoparte) y, quien les cuenta estas experiencias.

 

Estos son espacios de intercambio, de perspectivas y suman a la búsqueda de soluciones… todo cuenta.

 

Una de las cosas más bonitas y como broche de oro de la Cumbre, se dio en el cierre, donde el pontífice argentino envió una carta.

 

Reproduzco solo alguno de sus conceptos (siempre con ese compromiso y poniendo sobre la mesa la realidad):

 

“…este tipo de encuentro e iniciativas, nos recuerda que también somos parte de la solución y que la misma vendrá como fruto de un trabajo común”.

 

“con una perspectiva más amplia la CASA DE TODOS NOS CONVOCA y, entre todos, cada uno desde su idiosincrasia cultura historia y capacidades nos está combinando a trabajar para su protección y conservación.”

 

“Recordemos qué el cambio requerido también implica que los líderes de hoy escapemos al reino de la cultura de la imagen y del evento; se trata de crear las condiciones necesarias donde los ciudadanos y especialmente los jóvenes vean y experimenta que sus esfuerzos y sus compromisos no son en vano”

 

“Como líderes no podemos permitirnos sumar a la contaminación ambiental existente el aire viciado, de la apatía y la desidia, fruto de políticas mal aplicadas y de retóricas estériles incapaces de proporcionar “pistas de aterrizaje” al deseo y la voluntad de involucrarse de gran parte de la ciudadanía.”