Guayaquil, la trinchera olvidada
Iniciaba el mes de Octubre de 2019, el presidente Moreno había anunciado la ejecución del decreto 383 en el que, entre otras puñaladas económicas, suspendida el subsidio a la gasolina... Las comunidades y organizaciones indígenas de la sierra se organizaron y fueron llegando a Quito para encabezar las protestas, mujeres, hombres, niñas, niños, jóvenes, ancianos...todos con un mismo objetivo la derogación inmediata del nefasto decreto. Llegaron por miles, con sus ollas y sus rituales, con sus ponchos y toda la dignidad que ellos representan...
Inmediatamente el gobierno decretó un Estado de Excepción y mudó la sede de los poderes públicos a Guayaquil, la ciudad más poblada del Ecuador y epicentro económico. Así llegó Moreno y su comitiva en medio de las órdenes de la alcaldesa Cinthia Viteri de bloquear el acceso terrestre a la ciudad para que los bárbaros no entrarán porque "no eran dignos de pisar el suelo que los guayaquileños pisaban" mientras tanto la masacre ocurría sin cuartel en la Quito de los balcones florecidos.
Hoy, sintetizar lo que ocurre en Ecuador y particularmente en Guayaquil en tiempos de pandemia es una tarea altamente compleja, no sólo por la manera tan vertiginosa como ocurren los hechos sino también por el caudal de sentimientos que todo ello provoca.
Basta dar un vistazo a las cifras "oficiales", las cuales el presidente Lenin Moreno, luego de muchos días de ausencia y a través de una transmisión televisiva tan fugaz como indignante, exigió se transparentaran o a las miles de denuncias públicas por falta de atención a pacientes o sospechosos de contagio, o a las quejas a los servicios 171 y telemedicina, basta ver los cadáveres en las calles y avenidas porque pasan más de 5 días en las casas y las autoridades competentes no van a retirarlos, basta ver el Dolor de las gentes que, en medio de esta crisis, también perdieron sus empleos o no les pagan sus salarios o les enviaron de vacaciones obligadas sin remuneración y no tienen qué llevar a sus casas para comer, muchos de ellos infectados al igual que el resto de los miembros de sus familias... En fin, basta con mirar superficialmente lo que sucede en esta ciudad para darse cuenta del pésimo manejo de la crisis sanitaria y de la indolencia de un Estado frente al sufrimiento colectivo de una ciudad que le sirvió de trinchera para resguardarse cuando de la sierra miles de indígenas bajaron a exigir los derechos para todos.
Y es que los días transcurren entre la desesperación de miles por falta de atención, por no encontrar a sus familiares fallecidos que quizás reposan en las montañas de cadáveres sin identificar en bolsas plásticas apilados en contenedores, morgues u otros lugares de los centros de salud o por no tener como pagar una bóveda donde enterrarles ni como llevarles al camposanto, entre el abuso de autoridad contra los habitantes del Sur que se saltan el toque de queda, entre procesos judiciales que van desde la sentencia al expresidente Rafael Correa hasta allanamientos y juicios a personajes de la vida guayaquileña, periodistas de medios digitales, ciudadanos que se quejan a través de sus cuentas Twitter o hasta los propios pacientes con Covid 19... Difícil de creer? Pues este, evidentemente es el país de lo posible. El pasado 8 de Abril, la ministra de gobierno María Paula Romo anunciaba que la fiscalía se encuentra instruyendo expedientes a aquellos pacientes contagiados que no respetaron el aislamiento domiciliario y cuya pena irá de 6 meses a 3 años de prisión, los pacientes al haberse recuperando, enfrentarán estos juicios.
Las restricciones tardías están a la orden del día así como también las multas, ya fuera de control el contagio, el gobierno impone multas de $200 a $400 a los ciudadanos y ciudadanas por no usar mascarillas y guantes (escasos en todas las farmacias), por abrir los locales comerciales residenciales de quienes viven de sus negocios, por vender mascarillas de tela, por usarlas, por salir en un vehículo cuyo último dígito de placa no corresponda con el día asignado... Durante semanas hubo más arrestos y multas que contagiados.Tal parece que es más importante la recaudación que salvar vidas o que de algún lugar hay que sacar el dinero que no pudo percibirse con el fallido paquetazo de Octubre.
Pero los responsables de todo este desmadre, según palabras del señor Moreno, "son los ciudadanos! Que no se quedaron en sus casas"...y yo me pregunto, será culpa de ellos también el desabastecimiento de medicinas e implementos básicos en farmacias y droguerías? O del desabastecimiento de insumos y equipos de bioseguridad en los hospitales cuya denuncia le ha costado despidos y procesos penales a médicos y enfermeras y a la propia ex ministra de salud Catalina Andrimuño quien presentó su renuncia aludiendo "no haber recibido hasta el momento ninguna asignación presupuestaria por parte de la autoridad competente para el manejo de la crisis"?
Quizá también sea responsabilidad de los que no se quedaron en casa los"guisos millonarios" de adquisición de implementos con sobreprecios en el Instituto de Seguridad Social IESS?
O tal vez del pago en bonos de la Deuda externa por $320 millones en lugar de priorizar la emergencia sanitaria?
No cabe duda que esta crisis "operativa" no es más que la radiografía del Estado, pero pretender responsabilizar al más vulnerable, al que no recibe atención ni tiene qué comer en su casa ni puede atender a su familia y que tiene que batirse en una selva de especuladores para adquirir aunque sea un medicamento para bajar la fiebre, o un tanque de oxígeno que supera los $1000, responsabilizar al que se quedó sin empleo o al que vive del día a día... Es criminal!
Veo con asombro cómo en las televisoras nacionales, al referirse al incumplimiento de la cuarentena, solo muestran imágenes de las barriadas del Sur de Guayaquil y obvian las aglomeraciones en los grandes supermercados y la alta circulación vehicular en las zonas "aniñadas" del Norte, criminalizándo, como en repetidas veces, al pobre por el simple hecho de ser pobre.
Volviendo a los orígenes
Esta crisis sanitaria ha evidenciado, entre muchas otras debilidades, la fragilidad del sistema de salud establecido y nos ha obligado a volver nuestros ojos a las prácticas originarias de los diferentes pueblos del mundo, a recordar las recetas de las abuelas, a "mirar adentro nuestro para sanar" a retomar la máxima "que la medicina sea tu alimento y que tu alimento sea tu medicina".
Así pues las recetas de preparados herbales pululan cada día en el desespero de poder aliviar los síntomas de este nuevo virus, de elevar el sistema inmunológico, de fluidificar y expulsar la flema de los pulmones...creo que finalmente nos damos cuenta que las respuestas se encuentran en el mismo lugar que hace 6000 años... En la naturaleza.
Mi nombre es Ana Mendoza Ávila, soy una mujer Iyit, originaria del pueblo al que llamaron los invasores europeos "Ayamán" en el semiárido venezolano.
Me dedico a la investigación sobre las plantas medicinales, endémicas e introducidas, sus propiedades y usos medicinales y mágicos en los pueblos originarios y comunidades de Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil y, actualmente, Ecuador.
Ahora mismo me encuentro en Guayaquil, epicentro del fenómeno Covid19 en Ecuador y aunque tengo una salud de hierro, no escapé al contagio. Seis días intensos en los que mi actividad como investigadora y sanadora se pusieron a prueba y que me ayudaron a conocer muy de cerca el virus y a establecer protocolos de atención dependiendo de su movimiento en mi biología. Luego de ese tiempo ya estuve totalmente recuperada, en mi departamento-laboratorio con autocuidados 100% naturales.
Desde entonces me he dedicado a visitar y atender a otros pacientes covid que no cuentan con asistencia médica, ayudándoles a que recuperen el equilibrio de los órganos afectados por el virus, afortunadamente con resultados muy favorables.
El uso de plantas medicinales, prácticas antiguas, el adecuado manejo de la alimentación y la hidratación han sido fundamentales en la recuperación.
Dado que la diferencia entre el veneno y la medicina es la dosis, hay que tener precauciones para no provocar una intoxicación que resienta aún más el sistema inmunológico.
El tiempo en el que se aplican las terapias también es importante o si el virus se encuentra alojado en las vías respiratorias superiores, si se encuentra en pulmones, si hay algún otro órgano afectado... Todos esos aspectos habremos de tomar en cuenta al momento de realizar un protocolo.
Resulta paradójico que, aún y cuando la legislación ecuatoriana reconoce a las mujeres y hombres de sabiduría y protege las prácticas ancestrales; frente a esta emergencia, el Estado no ha buscado ni aceptado el uso de estas prácticas, (ni originarias ni complementarias) como mecanismo de acción preventiva o curativa volcando toda la atención en la medicina alopática.
En las localidades con un mayor porcentaje de habitantes de las diversas nacionalidades indígenas, donde el virus no ha golpeado con fuerza, los dirigentes, las mamas y los taitas educan a los habitantes en las medidas de prevención mundialmente acatadas pero también en sus rituales y recetas para combatirlo, situación muy diferente en Guayaquil, donde la ancestralidad ha sido desplazada y lo único que queda de ella es el nombre de la ciudad.
---
ESTE VIERNES 24 DE ABRIL A LAS 18 HS. (ARGENTINA) TE INVITAMOS A LA CHARLA DE ANA MENDOZA ÁVILA SOBRE "GUAYAQUIL: INFORME DE SITUACIÓN Y UN ENFOQUE DESDE LA MEDICINA ANCESTRAL" POR NUESTRO CANAL.
INGRESA A LA CHARLA
Guayaquil, la trinchera olvidada Iniciaba el mes de Octubre de 2019, el presidente Moreno había anunciado la ejecución del decreto 383 en el que, entre otras puñaladas económicas, suspendida el subsidio a la gasolina... Las comunidades y organizaciones indígenas de la sierra se organizaron y fueron llegando a Quito para encabezar las protestas, mujeres, hombres, niñas, niños, jóvenes, ancianos...todos con un mismo objetivo la derogación inmediata del nefasto decreto. Llegaron por miles, con sus ollas y sus rituales, con sus ponchos y toda la dignidad que ellos representan... Hoy, sintetizar lo que ocurre en Ecuador y particularmente en Guayaquil en tiempos de pandemia es una tarea altamente compleja, no sólo por la manera tan vertiginosa como ocurren los hechos sino también por el caudal de sentimientos que todo ello provoca. Basta dar un vistazo a las cifras "oficiales", las cuales el presidente Lenin Moreno, luego de muchos días de ausencia y a través de una transmisión televisiva tan fugaz como indignante, exigió se transparentaran o a las miles de denuncias públicas por falta de atención a pacientes o sospechosos de contagio, o a las quejas a los servicios 171 y telemedicina, basta ver los cadáveres en las calles y avenidas porque pasan más de 5 días en las casas y las autoridades competentes no van a retirarlos, basta ver el Dolor de las gentes que, en medio de esta crisis, también perdieron sus empleos o no les pagan sus salarios o les enviaron de vacaciones obligadas sin remuneración y no tienen qué llevar a sus casas para comer, muchos de ellos infectados al igual que el resto de los miembros de sus familias... En fin, basta con mirar superficialmente lo que sucede en esta ciudad para darse cuenta del pésimo manejo de la crisis sanitaria y de la indolencia de un Estado frente al sufrimiento colectivo de una ciudad que le sirvió de trinchera para resguardarse cuando de la sierra miles de indígenas bajaron a exigir los derechos para todos. Y es que los días transcurren entre la desesperación de miles por falta de atención, por no encontrar a sus familiares fallecidos que quizás reposan en las montañas de cadáveres sin identificar en bolsas plásticas apilados en contenedores, morgues u otros lugares de los centros de salud o por no tener como pagar una bóveda donde enterrarles ni como llevarles al camposanto, entre el abuso de autoridad contra los habitantes del Sur que se saltan el toque de queda, entre procesos judiciales que van desde la sentencia al expresidente Rafael Correa hasta allanamientos y juicios a personajes de la vida guayaquileña, periodistas de medios digitales, ciudadanos que se quejan a través de sus cuentas Twitter o hasta los propios pacientes con Covid 19... Difícil de creer? Pues este, evidentemente es el país de lo posible. El pasado 8 de Abril, la ministra de gobierno María Paula Romo anunciaba que la fiscalía se encuentra instruyendo expedientes a aquellos pacientes contagiados que no respetaron el aislamiento domiciliario y cuya pena irá de 6 meses a 3 años de prisión, los pacientes al haberse recuperando, enfrentarán estos juicios. Las restricciones tardías están a la orden del día así como también las multas, ya fuera de control el contagio, el gobierno impone multas de $200 a $400 a los ciudadanos y ciudadanas por no usar mascarillas y guantes (escasos en todas las farmacias), por abrir los locales comerciales residenciales de quienes viven de sus negocios, por vender mascarillas de tela, por usarlas, por salir en un vehículo cuyo último dígito de placa no corresponda con el día asignado... Durante semanas hubo más arrestos y multas que contagiados.Tal parece que es más importante la recaudación que salvar vidas o que de algún lugar hay que sacar el dinero que no pudo percibirse con el fallido paquetazo de Octubre. Pero los responsables de todo este desmadre, según palabras del señor Moreno, "son los ciudadanos! Que no se quedaron en sus casas"...y yo me pregunto, será culpa de ellos también el desabastecimiento de medicinas e implementos básicos en farmacias y droguerías? O del desabastecimiento de insumos y equipos de bioseguridad en los hospitales cuya denuncia le ha costado despidos y procesos penales a médicos y enfermeras y a la propia ex ministra de salud Catalina Andrimuño quien presentó su renuncia aludiendo "no haber recibido hasta el momento ninguna asignación presupuestaria por parte de la autoridad competente para el manejo de la crisis"? Quizá también sea responsabilidad de los que no se quedaron en casa los"guisos millonarios" de adquisición de implementos con sobreprecios en el Instituto de Seguridad Social IESS? O tal vez del pago en bonos de la Deuda externa por $320 millones en lugar de priorizar la emergencia sanitaria? No cabe duda que esta crisis "operativa" no es más que la radiografía del Estado, pero pretender responsabilizar al más vulnerable, al que no recibe atención ni tiene qué comer en su casa ni puede atender a su familia y que tiene que batirse en una selva de especuladores para adquirir aunque sea un medicamento para bajar la fiebre, o un tanque de oxígeno que supera los $1000, responsabilizar al que se quedó sin empleo o al que vive del día a día... Es criminal! Veo con asombro cómo en las televisoras nacionales, al referirse al incumplimiento de la cuarentena, solo muestran imágenes de las barriadas del Sur de Guayaquil y obvian las aglomeraciones en los grandes supermercados y la alta circulación vehicular en las zonas "aniñadas" del Norte, criminalizándo, como en repetidas veces, al pobre por el simple hecho de ser pobre.
Esta crisis sanitaria ha evidenciado, entre muchas otras debilidades, la fragilidad del sistema de salud establecido y nos ha obligado a volver nuestros ojos a las prácticas originarias de los diferentes pueblos del mundo, a recordar las recetas de las abuelas, a "mirar adentro nuestro para sanar" a retomar la máxima "que la medicina sea tu alimento y que tu alimento sea tu medicina". Así pues las recetas de preparados herbales pululan cada día en el desespero de poder aliviar los síntomas de este nuevo virus, de elevar el sistema inmunológico, de fluidificar y expulsar la flema de los pulmones...creo que finalmente nos damos cuenta que las respuestas se encuentran en el mismo lugar que hace 6000 años... En la naturaleza. Mi nombre es Ana Mendoza Ávila, soy una mujer Iyit, originaria del pueblo al que llamaron los invasores europeos "Ayamán" en el semiárido venezolano. Ahora mismo me encuentro en Guayaquil, epicentro del fenómeno Covid19 en Ecuador y aunque tengo una salud de hierro, no escapé al contagio. Seis días intensos en los que mi actividad como investigadora y sanadora se pusieron a prueba y que me ayudaron a conocer muy de cerca el virus y a establecer protocolos de atención dependiendo de su movimiento en mi biología. Luego de ese tiempo ya estuve totalmente recuperada, en mi departamento-laboratorio con autocuidados 100% naturales. |
Últimos Libros editados
|