La Economía Política del Poder: una visión prospectiva
Wim Dierckxsens y Walter Formento
... En el feudalismo la fuente de dominio y poder es la religión, así como en el modo de producción tributario oriental ...



El viernes 28 de julio nos despedimos de Wim Dierckxsens, un compañero de militancia que ha editado con nuestro sello sus últimos cuatro libros, este año en el primer día de la feria del libro estuvo en el stand junto a Walter Formento presentando el último, titulado “Perestroika en Occidente y la Caída del ´Dios Dinero´”, que el jueves 3 de agosto tiene fecha de salida la nueva edición con un diseño de tapa diferente.

En estas páginas compartimos el primer capítulo de un material por demás necesario:

“Vimos en nuestro libro Por una nueva civilización: El proyecto multipolar que, en cada modo de producción, la clase dominante se torna políticamente superflua al tornarse netamente improductivo su papel en la reproducción económica real. Lo anterior, es válido para los modos de producción tanto en la Vía Occidental como en el modo de producción tributario propio de la Vía Oriental. Existen también diferencias entre la vía de desarrollo occidental con la oriental. La Vía Occidental desde el neolítico ha construido sociedad a partir de la individualidad, donde el Interés Privado a partir de entonces siempre está en conflicto con el Bien Común. A partir de las relaciones de producción capitalistas en Occidente, la transición hacia relaciones sociales poscapitalistas difícilmente por lo tanto parten del Bien Común.

En el modo de producción tributario, propio de la línea “Oriental”, el Bien Común de la comunidad como un todo y la explotación del pueblo por una comunidad superior no son mutuamente excluyentes, sino que suelen coexistir y la explotación suele ser tolerada por el pueblo hasta un determinado punto. Con el trabajo productivo en las obras comunes (históricamente las obras hidráulicas), la élite o comunidad superior se legitima y la sociedad como un todo no observa explotación, ni siquiera en las suntuosas obras de culto hasta que llegue el hambre.

El Bien Común se ve confirmado en las obras colectivas productivas al observar la mayor productividad del trabajo y se reafirma la gran comunidad ya que se trata de obras en beneficio de la comunidad o sociedad en su conjunto. El Bien Común salta aquí a la vista. Si, en cambio, se realizasen obras de culto agradeciendo a los dioses con tributos populares esto solo en esencia beneficia a la comunidad superior. En un primer momento estos rituales se hacen para reafirmar las relaciones comunales, pero objetivamente se abre un espacio para el beneficio propio y exclusivo de la comunidad superior (elite).

Más allá de cierto punto, el tributo se torna un impuesto. El exceso en los impuestos en beneficio de obras de culto y a costa de obras comunes productivas termina en hambrunas. Las mismas son la señal que los dioses y aún menos sus representantes ya no sirven y la rebelión se desarrollará. Muchas veces la historia ´oriental´ ha terminado así y ha caído en desgracia una comunidad superior tras otra. Al caer la comunidad superior, la desintegración de la gran comunidad es la consecuencia. Entonces, la necesidad de realizar obras productivas comunes se vuelve una necesidad central. En la historia oriental suele surgir otra comunidad superior a menudo en otro lugar y con ello surge una nueva dinastía de la gran comunidad. Lo anterior, ha hecho que este llamado modo de producción tributario se reproduzca y autoreproduzca a través de los milenios y aún hoy ponen su sello en lugares donde ha predominado.

En el modo de producción tributario (China antigua, Mesopotamia, pero también la América Latina precolombina y el África del Antiguo Egipto) se construye sociedad en la cual el interés de la Comunidad prevalece por sobre el interés individual, y esto ha dejado sus huellas hasta hoy en sociedades como China y otras naciones de Asia, y más allá de dicho continente como es el caso de América Latina. Un valor central de la historia de los modos de producción tributarios es: “Soy mientras tú eres” subrayando lo comunitario y el Bien Común como horizonte. Esta mirada contrasta con el valor central occidental desde la esclavitud, en Grecia y la Roma antigua: “Soy (libre) mientras tú no eres”.

En el modo de producción esclavista la negación de la libertad está al desnudo y la única forma de subordinación es la violencia. Con el feudalismo y el pago obligatorio de la renta en trabajo en las tierras del señor, el siervo está atado a la tierra. Con la renta en producto ya no trabaja las tierras del señor, sino que tributa en especie parte de su producto. Con la renta en dinero ya no hay ningún amarre a la tierra y se torna libre mientras paga la renta en dinero. Se pasa al sistema de ´tenance at will´ que permite al Señor vender la tierra a terceros. Con el capitalismo el trabajador cree que es pagado por su trabajo y no apenas para que se reproduzca su fuerza de trabajo socialmente necesaria.

En el feudalismo la fuente de dominio y poder es la religión, así como en el modo de producción tributario oriental. El fetichismo de la religión en sociedades precapitalistas es reemplazado por el fetichismo del dinero y la mercancía en el capitalismo. Bajo la relación de explotación capitalista la religión deja de ser fuente de poder. Ahora nos preguntamos cómo nos liberamos del fetichismo del dinero y la mercancía como fuente de poder en una transición hacia el poscapitalismo.

¿Es posible construir una alternativa retornando al Bien Común, sin fetichismo de la mercancía ni de la religión? ¿Es posible, en otras palabras, crear relaciones de producción transparentes sin poder oculto? La historia Oriental nunca abandonó el concepto de Bien Común como valor central, aunque el fetichismo de la religión abría de hecho el poder para la explotación. En la historia occidental, desde los griegos, lo privativo (el privar a otros de) es la base central y no el Bien Común. En la esclavitud existe la negación de la libertad absoluta de los esclavos. En Occidente, históricamente, se concibe como libre como personaindividual y queda “en el olvido”, oculto y subordinado el ser comunitario.

El camino hacia el poscapitalismo, que buscan en Occidente actualmente los Señores de Davos con su Economic Reset, habla de una comunidad superior formada por los CEOs, de las grandes corporaciones financieras transnacionales globales, en tanto que representantes del ´Dios Dinero´ en la tierra del Nuevo Orden Mundial, donde los pueblos del mundo serán libres de todo, pues no poseerán nada. Sin embargo, plantean que estarán felices en esta condición. Oriente, con China como una de las locomotoras del ´tren´ BRICS+, plantea avanzar y se dirige hacia un Mundo Multipolar, es decir, hacia una Comunidad Mundo con libertad, entendida como soberanía de las naciones y los pueblos. Con el objetivo estratégico de construir un mundo más igualitario y más justo en la distribución de la riqueza social.

Nos encontramos, entonces, ante dos mundos y civilizaciones futuras posibles: por un lado, tenemos a Occidente con su proyecto de capitalismo global unipolar que ha perdido la iniciativa estratégica y que “ya no da para más”. Y con la élite de Davos/OTAN, siendo su liderazgo estratégico, que mantiene su objetivo, a costa de mucho e incluso todo, de imponer que ellos sí sean la nueva élite o comunidad superior del Nuevo Orden Mundial Unipolar. “Enfocada” en el cómo sostener un poder vertical, aunque conlleve a la destrucción la economía mundial. Por otro lado, tenemos la iniciativa estratégica de un proyecto multipolar-pluriversal enfocado en construir relaciones soberanas entre pueblos, naciones y regiones, de naciones y pueblos, sin subordinación entre las naciones y los pueblos, planteando una comunidad mundo.

El fetichismo de la explotación en el capitalismo está en la propia economía de crear valor y plusvalor a partir de la mercancía, donde el mundo del dinero es eje central de dicha economía y modo de producción. En cada modo de producción y, por lo tanto, también en el capitalismo, la clase dominante se torna políticamente superflua cuando su papel en la reproducción económica se torna sistémicamente improductiva.

Está claro hoy, que el modo de producción capitalista ha perdido la iniciativa estratégica y se enfrenta ya al escenario en el cual, podría incluso entrar en declive estratégico. Todo lo esto, indicaría que nos encontramos ya ingresando a un período de transición hacia otra civilización, con nuevas relaciones de producción. Esto lo percibe directamente y, por ello, lo conoce “directamente” la actual élite global de Davos. Esta élite personifica en lo económico-financiero al proyecto unipolar global neofeudal, así como la OTAN es su representación en lo estratégico militar.

Por ello, es claro también, que esta élite procura consolidar Otro Orden Mundial/Global a partir de su dominio casi absoluto sobre el mundo del dinero, en la forma de una cripto moneda con escala y cobertura mundial en tanto expresión de su dominación y hegemonía. En síntesis, una moneda controlada por un banco central global –ej.: BIS- interconectado y con “influencia” con y sobre los bancos centrales de las naciones-países, a partir del sistema ´block-chain´.

Este sistema podría y se plantea funcionar sin la intermediación de bancos comerciales y, además, tener el control sobre las entradas y salidas de dinero de cada uno. Una moneda, centralmente manejada de éste modo, le permitiría a la élite global de Davos lograr un control “más” directo sobre la población mundial. Podrían, de este modo, incluso poder seguir nuestros pasos y excluirnos si damos “pasos” contrarios a los intereses de la élite. Es una forma y modo de condicionar nuestras vidas de la manera más directa y amplia que ha habido. Incluso sería el máximo imaginable de centralización de poder. Acercándose al escenario orwelliano de destrucción de toda sociedad libre y abierta.

La élite global de Davos ha abandonado ya el ámbito productivo y pretende construir e imponer una alternativa, que les permita vivir de la Riqueza mundial existente mediante este nuevo desarrollo en el dinero, lo cual conllevaría a que la élite de Davos ya se ha transformado y puede imponerse en tanto que nueva clase social, de carácter Rentista Neo-feudal Global. Su proyecto no es fomentar lo productivo, más bien contempla la destrucción de centros y capacidades productivas. Destruyen las fuentes de energía fósil para acabar con la energía o fuerza motriz industrial y así pretenden cortar las posibles alternativas de producción social como la que ya insinúa y expresa el proyecto multipolar. Quien incluso sostiene la iniciativa estratégica en este momento 2023.

La vieja élite en Occidente, vinculada con este proceso improductivo (los Señores de Davos tanto elite de las fuerzas globalistas), ha abandonado el trabajo productivo en sus naciones —países centrales- desplazándolo hacia los llamados países emergentes (1994-1999-2008), hacia el Sur global, situando de este modo a China en general, en la primera línea. Esto ha dado espacio y fortalezas para que los llamados países emergentes del Sur global –con China en la primera línea- puedan impulsar e impulsen ya un nuevo proyecto civilizatorio.

China, en conjunto con los países del BRICS+ o ampliado, con su proyecto de las nuevas rutas de la seda –NRS- avanzan en un proceso productivo multipolar estableciendo su punto de apoyo estratégico en la necesaria soberanía de las naciones y los pueblos. Lo importante respecto a éste nuevo actor internacional, es comprender que el ámbito económico-productivo es lo que constituye su punto de apoyo estratégico para construir poder. El poder mismo se encuentra en la esfera de la relación de producción, cuando en el capitalismo ha sido la dominación o preponderancia en la esfera económica de la circulación del dinero y las mercancías, lo central.


El viernes 28 de julio nos despedimos de Wim Dierckxsens, un compañero de militancia que ha editado con nuestro sello sus últimos cuatro libros, este año en el primer día de la feria del libro estuvo en el stand junto a Walter Formento presentando el último, titulado “Perestroika en Occidente y la Caída del ´Dios Dinero´”, que el jueves 3 de agosto tiene fecha de salida la nueva edición con un diseño de tapa diferente.

En estas páginas compartimos el primer capítulo de un material por demás necesario:

“Vimos en nuestro libro Por una nueva civilización: El proyecto multipolar que, en cada modo de producción, la clase dominante se torna políticamente superflua al tornarse netamente improductivo su papel en la reproducción económica real. Lo anterior, es válido para los modos de producción tanto en la Vía Occidental como en el modo de producción tributario propio de la Vía Oriental. Existen también diferencias entre la vía de desarrollo occidental con la oriental. La Vía Occidental desde el neolítico ha construido sociedad a partir de la individualidad, donde el Interés Privado a partir de entonces siempre está en conflicto con el Bien Común. A partir de las relaciones de producción capitalistas en Occidente, la transición hacia relaciones sociales poscapitalistas difícilmente por lo tanto parten del Bien Común.

En el modo de producción tributario, propio de la línea “Oriental”, el Bien Común de la comunidad como un todo y la explotación del pueblo por una comunidad superior no son mutuamente excluyentes, sino que suelen coexistir y la explotación suele ser tolerada por el pueblo hasta un determinado punto. Con el trabajo productivo en las obras comunes (históricamente las obras hidráulicas), la élite o comunidad superior se legitima y la sociedad como un todo no observa explotación, ni siquiera en las suntuosas obras de culto hasta que llegue el hambre.

El Bien Común se ve confirmado en las obras colectivas productivas al observar la mayor productividad del trabajo y se reafirma la gran comunidad ya que se trata de obras en beneficio de la comunidad o sociedad en su conjunto. El Bien Común salta aquí a la vista. Si, en cambio, se realizasen obras de culto agradeciendo a los dioses con tributos populares esto solo en esencia beneficia a la comunidad superior. En un primer momento estos rituales se hacen para reafirmar las relaciones comunales, pero objetivamente se abre un espacio para el beneficio propio y exclusivo de la comunidad superior (elite).

Más allá de cierto punto, el tributo se torna un impuesto. El exceso en los impuestos en beneficio de obras de culto y a costa de obras comunes productivas termina en hambrunas. Las mismas son la señal que los dioses y aún menos sus representantes ya no sirven y la rebelión se desarrollará. Muchas veces la historia ´oriental´ ha terminado así y ha caído en desgracia una comunidad superior tras otra. Al caer la comunidad superior, la desintegración de la gran comunidad es la consecuencia. Entonces, la necesidad de realizar obras productivas comunes se vuelve una necesidad central. En la historia oriental suele surgir otra comunidad superior a menudo en otro lugar y con ello surge una nueva dinastía de la gran comunidad. Lo anterior, ha hecho que este llamado modo de producción tributario se reproduzca y autoreproduzca a través de los milenios y aún hoy ponen su sello en lugares donde ha predominado.

En el modo de producción tributario (China antigua, Mesopotamia, pero también la América Latina precolombina y el África del Antiguo Egipto) se construye sociedad en la cual el interés de la Comunidad prevalece por sobre el interés individual, y esto ha dejado sus huellas hasta hoy en sociedades como China y otras naciones de Asia, y más allá de dicho continente como es el caso de América Latina. Un valor central de la historia de los modos de producción tributarios es: “Soy mientras tú eres” subrayando lo comunitario y el Bien Común como horizonte. Esta mirada contrasta con el valor central occidental desde la esclavitud, en Grecia y la Roma antigua: “Soy (libre) mientras tú no eres”.

En el modo de producción esclavista la negación de la libertad está al desnudo y la única forma de subordinación es la violencia. Con el feudalismo y el pago obligatorio de la renta en trabajo en las tierras del señor, el siervo está atado a la tierra. Con la renta en producto ya no trabaja las tierras del señor, sino que tributa en especie parte de su producto. Con la renta en dinero ya no hay ningún amarre a la tierra y se torna libre mientras paga la renta en dinero. Se pasa al sistema de ´tenance at will´ que permite al Señor vender la tierra a terceros. Con el capitalismo el trabajador cree que es pagado por su trabajo y no apenas para que se reproduzca su fuerza de trabajo socialmente necesaria.

En el feudalismo la fuente de dominio y poder es la religión, así como en el modo de producción tributario oriental. El fetichismo de la religión en sociedades precapitalistas es reemplazado por el fetichismo del dinero y la mercancía en el capitalismo. Bajo la relación de explotación capitalista la religión deja de ser fuente de poder. Ahora nos preguntamos cómo nos liberamos del fetichismo del dinero y la mercancía como fuente de poder en una transición hacia el poscapitalismo.

¿Es posible construir una alternativa retornando al Bien Común, sin fetichismo de la mercancía ni de la religión? ¿Es posible, en otras palabras, crear relaciones de producción transparentes sin poder oculto? La historia Oriental nunca abandonó el concepto de Bien Común como valor central, aunque el fetichismo de la religión abría de hecho el poder para la explotación. En la historia occidental, desde los griegos, lo privativo (el privar a otros de) es la base central y no el Bien Común. En la esclavitud existe la negación de la libertad absoluta de los esclavos. En Occidente, históricamente, se concibe como libre como personaindividual y queda “en el olvido”, oculto y subordinado el ser comunitario.

El camino hacia el poscapitalismo, que buscan en Occidente actualmente los Señores de Davos con su Economic Reset, habla de una comunidad superior formada por los CEOs, de las grandes corporaciones financieras transnacionales globales, en tanto que representantes del ´Dios Dinero´ en la tierra del Nuevo Orden Mundial, donde los pueblos del mundo serán libres de todo, pues no poseerán nada. Sin embargo, plantean que estarán felices en esta condición. Oriente, con China como una de las locomotoras del ´tren´ BRICS+, plantea avanzar y se dirige hacia un Mundo Multipolar, es decir, hacia una Comunidad Mundo con libertad, entendida como soberanía de las naciones y los pueblos. Con el objetivo estratégico de construir un mundo más igualitario y más justo en la distribución de la riqueza social.

Nos encontramos, entonces, ante dos mundos y civilizaciones futuras posibles: por un lado, tenemos a Occidente con su proyecto de capitalismo global unipolar que ha perdido la iniciativa estratégica y que “ya no da para más”. Y con la élite de Davos/OTAN, siendo su liderazgo estratégico, que mantiene su objetivo, a costa de mucho e incluso todo, de imponer que ellos sí sean la nueva élite o comunidad superior del Nuevo Orden Mundial Unipolar. “Enfocada” en el cómo sostener un poder vertical, aunque conlleve a la destrucción la economía mundial. Por otro lado, tenemos la iniciativa estratégica de un proyecto multipolar-pluriversal enfocado en construir relaciones soberanas entre pueblos, naciones y regiones, de naciones y pueblos, sin subordinación entre las naciones y los pueblos, planteando una comunidad mundo.

El fetichismo de la explotación en el capitalismo está en la propia economía de crear valor y plusvalor a partir de la mercancía, donde el mundo del dinero es eje central de dicha economía y modo de producción. En cada modo de producción y, por lo tanto, también en el capitalismo, la clase dominante se torna políticamente superflua cuando su papel en la reproducción económica se torna sistémicamente improductiva.

Está claro hoy, que el modo de producción capitalista ha perdido la iniciativa estratégica y se enfrenta ya al escenario en el cual, podría incluso entrar en declive estratégico. Todo lo esto, indicaría que nos encontramos ya ingresando a un período de transición hacia otra civilización, con nuevas relaciones de producción. Esto lo percibe directamente y, por ello, lo conoce “directamente” la actual élite global de Davos. Esta élite personifica en lo económico-financiero al proyecto unipolar global neofeudal, así como la OTAN es su representación en lo estratégico militar.

Por ello, es claro también, que esta élite procura consolidar Otro Orden Mundial/Global a partir de su dominio casi absoluto sobre el mundo del dinero, en la forma de una cripto moneda con escala y cobertura mundial en tanto expresión de su dominación y hegemonía. En síntesis, una moneda controlada por un banco central global –ej.: BIS- interconectado y con “influencia” con y sobre los bancos centrales de las naciones-países, a partir del sistema ´block-chain´.

Este sistema podría y se plantea funcionar sin la intermediación de bancos comerciales y, además, tener el control sobre las entradas y salidas de dinero de cada uno. Una moneda, centralmente manejada de éste modo, le permitiría a la élite global de Davos lograr un control “más” directo sobre la población mundial. Podrían, de este modo, incluso poder seguir nuestros pasos y excluirnos si damos “pasos” contrarios a los intereses de la élite. Es una forma y modo de condicionar nuestras vidas de la manera más directa y amplia que ha habido. Incluso sería el máximo imaginable de centralización de poder. Acercándose al escenario orwelliano de destrucción de toda sociedad libre y abierta.

La élite global de Davos ha abandonado ya el ámbito productivo y pretende construir e imponer una alternativa, que les permita vivir de la Riqueza mundial existente mediante este nuevo desarrollo en el dinero, lo cual conllevaría a que la élite de Davos ya se ha transformado y puede imponerse en tanto que nueva clase social, de carácter Rentista Neo-feudal Global. Su proyecto no es fomentar lo productivo, más bien contempla la destrucción de centros y capacidades productivas. Destruyen las fuentes de energía fósil para acabar con la energía o fuerza motriz industrial y así pretenden cortar las posibles alternativas de producción social como la que ya insinúa y expresa el proyecto multipolar. Quien incluso sostiene la iniciativa estratégica en este momento 2023.

La vieja élite en Occidente, vinculada con este proceso improductivo (los Señores de Davos tanto elite de las fuerzas globalistas), ha abandonado el trabajo productivo en sus naciones —países centrales- desplazándolo hacia los llamados países emergentes (1994-1999-2008), hacia el Sur global, situando de este modo a China en general, en la primera línea. Esto ha dado espacio y fortalezas para que los llamados países emergentes del Sur global –con China en la primera línea- puedan impulsar e impulsen ya un nuevo proyecto civilizatorio.

China, en conjunto con los países del BRICS+ o ampliado, con su proyecto de las nuevas rutas de la seda –NRS- avanzan en un proceso productivo multipolar estableciendo su punto de apoyo estratégico en la necesaria soberanía de las naciones y los pueblos. Lo importante respecto a éste nuevo actor internacional, es comprender que el ámbito económico-productivo es lo que constituye su punto de apoyo estratégico para construir poder. El poder mismo se encuentra en la esfera de la relación de producción, cuando en el capitalismo ha sido la dominación o preponderancia en la esfera económica de la circulación del dinero y las mercancías, lo central.


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