En las elecciones presidenciales del año 2006, el Frente Sandinista de Liberación Nacional recupera el gobierno de la mano de Daniel Ortega y conforma el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional.
Se terminaban 16 años de gobierno neoliberal vasallos de los Estados Unidos. A partir del 2007 se retoma una política centrada en el pueblo, un proceso de recuperaciones de la economía popular, la infraestructura, la educación y la salud, desbastadas tras los años de la guerra y los gobiernos de derecha. Se restituye el derecho a la salud del pueblo nicaragüense, incluyéndolo en el Plan Nacional de Desarrollo Humano de Nicaragua para luchar contra la pobreza.
Este proceso es solo posible con la política de distribución del ingreso que continúa aplicando el actual gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo como vice, reelecto en el año 2016 con el 72.5% de los votos.
El presupuesto para este año 2023 llega a parámetros que pocos gobiernos del mundo destinan a cubrir las necesidades populares, se ha aplicado un 56.3% para la inversión social: en salud el 21%, en educación el 21.7%, Vivienda y servicios comunitarios 9%, Protección Social 3.5% y recreación Cultura y Religión 1.1%.
Se logró revertir en estos años de gobierno del FSLN encabezado por Ortega el abandono que sufría la población, en especial la que habitaba áreas rurales, en materia de salud.
El programa de Inversión Pública se multiplicó en éstos años por 5, alcanzando los 3.495 millones de córdobas para el año 2022 y el presupuesto del Ministerio de Salud se incrementó en seis veces y medias llegando a 21.488 millones de córdobas (aproximadamente 614 millones de u$s)
Los Insumos Médicos crecieron en este período (2016/2022) 8.6 veces, una muestra concreta del mejoramiento de la atención pública en materia de salud.
Desde el gobierno recuperado en 2007 se avanzó en las políticas de prevención de enfermedades, en la elaboración de una cobertura de salud pública, universal y gratuita, en un sistema integral de salud que arranca en el territorio, con la familia y la comunidad para llegar finalmente a los centros especializados y nacionales. El Modelo de Salud Familiar y Comunitario nicaragüense se ha convertido en un ejemplo para Centroamérica y resto de la región.
El Ministerio de Salud de Nicaragua basó su política en tres puntos centrales, la construcción de una nueva infraestructura hospitalaria y de atención primaria, la modernización de las existentes y la red comunitaria de apoyo.
Esta nueva infraestructura incluye programas digitales de conectividad entre hospitales y unidades de salud, proveyendo de conexión por internet por banda ancha a los hospitales y centro de salud a nivel departamental y municipal.
Desde el año 2007 se han construido cuatro nuevos centros nacionales para atender a la población: el Centro Nacional de Citología, para la detección temprana del cáncer de cuello de matriz, la diabetes, la atención integral de la mujer y el de atención al adulto mayor.
Si comparamos la infraestructura existente en el año 2006, al finalizar los gobiernos neoliberales con la actual, nos encontramos con que, por ejemplo, había 56 hospitales, hoy son 75 los hospitales con tecnología e inversión permanente, en 2006 había solo un mamógrafo en toda Nicaragua, hoy existen 40 mamógrafos funcionando en los hospitales nacionales.
En el año 2006 no se tenían equipos de crioterapia para el tratamiento de lesiones de cuello uterino, actualmente son 87 las unidades de salud a nivel nacional equipadas con colposcopios, en dicho año no existían equipos en los hospitales públicos para realizar hemodiálisis, actualmente se llevan adelante en 11 hospitales nacionales donde se instalaron 101 equipos para atender a los pacientes con insuficiencia renal.
Además se llegó a establecer la cantidad de 181 casas maternas para albergar a las embarazadas que viven en comunidades de difícil acceso para acercarlas a las unidades de salud.
El sistema de salud no deja de lado la medicina natural, impulsándola en los servicios de salud pública y conformó el Instituto de Medicina Natural y Terapias Complementarias, contando con 16 filiales y 188 clínicas distribuidas en todo el territorio nacional.
Nicaragua cuenta con 10 camas hospitalarias, 9 médicos, 8 enfermeras y 9 auxiliares de enfermería por cada diez mil habitantes. Un índice que demuestra el gran avance realizado en materia de salud pública por el gobierno sandinista, es la baja abrupta en la mortalidad neonatal que bajó de 18 por cada mil nacidos vivos al inicio de esta nueva etapa de reconstrucción nacional, a 9 en el año 2022.
Estas estadísticas una vez más confirman que los gobiernos nacionales y populares se ocupan realmente de la salud, la educación (como lo contamos en otro escrito publicado en esta misma Revista) y la vida digna de sus compatriotas, construyendo sistemas equitativos e inclusivos.
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