Las corporaciones de poder concentrado del mundo, sistemáticamente han intervenido sobre la organización social, económica, política y cultural de las diversas naciones con el propósito de extraerles riqueza, “robando para la corona”, como se suele decir. Latinoamérica es una extensa región, que en superficie es casi cuatro veces Europa, siendo 21 millones de km2 contra 6 incluyendo Islandia, aunque con una población parecida, teniendo Europa 750 millones y Latinoamérica 650 millones de habitantes. Claro está, la enorme y diversa cantidad de riqueza la vuelven fuertemente atractiva para las potencias del norte.

A lo largo de la historia, Estados Unidos de Norteamérica ha incluso desatado bombardeos y desencadenado guerras sobre aquellas regiones que poseyeran una atractiva abundancia en recursos, con la intención de apropiárselos. Esta descripción tiene mayor representatividad histórica en otras regiones del planeta, sobre las cuales se ocasionaron terribles genocidios. Los países más afectados por esta modalidad fueron Libia, Egipto, Irak, Afganistán, Palestina, Vietnam, etcétera.

Otro modo de azotar países para desestructurar su integridad y cohesión, con el propósito de saquearles riqueza y recursos naturales, fue la de intervenir militarmente con cruentas dictaduras que respondieran a los intereses del imperio. Este modus operandi fue reiterado muchísimas veces en nuestra región. Avanzando hacia los finales del Siglo XX y ya entrado el Siglo XXI, la instalación de gobiernos que responden a los intereses norteamericanos se ha complejizado, optando por mecanismos menos belicosos, por decirlo de manera delicada, siendo esto a través del manejo de los aparatos mediático y judicial, incluyendo lo que hoy se conoce como lawfare.

A través de los mencionados, han conseguido derrocar gobiernos nacionales, democráticos y populares para manejar la estructura del Estado en muchos países, de modo de ejecutar el saqueo con guante blanco, derramando menos sangre, debido a que hoy se ve todo por youtube muy rápidamente en cada rincón del globo. Eso sí, en todos los casos, los mecanismos económicos de sometimiento comercial, financiero, productivo y cultural, respondieron a los mismos patrones.

El Librecambismo significa eliminar medidas proteccionistas en los países de la región. Así, la libertad para importar de todo, debilita o directamente destruye a las industrias de los países emergentes. El librecambismo es el mecanismo comercial impuesto por el imperialismo, que disminuye las posibilidades de administración del comercio exterior por parte de los Estados. De esta forma, las corporaciones dominantes del planeta, impiden el crecimiento con inclusión social en los países de la periferia. Pero al mismo tiempo, la liberación de las importaciones debilita los saldos comerciales, volviendo frágiles las finanzas de cada país. Si se importa más de lo que se exporta, cada país sufre una pérdida de divisas frente a la cual es imposible afrontar las necesidades internas. En cambio, si en vez de librecambismo se ejerciera una administración del comercio exterior con medidas proteccionistas, que proteja tanto a las industrias domésticas como los saldos financieros, las exportaciones serían mayores a las importaciones propiciando una entrada neta de divisas en el intercambio de productos.

Endeudar a los distintos países es una modalidad de sometimiento que les impide crecer, desarrollarse y asignar recursos a las necesidades de las sociedades. Del total de impuestos provenientes del trabajo, una parte creciente debe dirigirse al pago de capital e intereses de deuda, en vez de obra pública o inversión social. Además, lo que ha caracterizado históricamente a las tomas de deuda, es que esos capitales financieros no son empleados para industria, modernización o desarrollo, sino que son manejados por empleados del imperialismo que traicionan a sus votantes. En muchas ocasiones, directamente se pone en acción el mecanismo de la bicicleta financiera. Esto es, que tanto el sector financiero trasnacional como los sectores de poder concentrado aliado con los imperialismos, ponen el dinero en diversas operaciones de capitalización, que no generan producción ni trabajo sino riqueza para los colocadores, y luego los fugan de los países donde operaron sin siquiera pagar impuestos.

Para el caso argentino, los tres períodos de mayor destrucción de industria y megaendeudamiento aplicaron todo esto en simultáneo. Los mencionados fueron la dictadura de 1976 a 1983, los gobiernos de Menem y De La Rúa (1989 – 2001) y el gobierno de Macri (10dic2015 – 10dic2019). Nótese como afecta esto que durante el gobierno de Macri la deuda externa en moneda extranjera aumentó del 11% al 45%, la pobreza del 27% al 41%, el desempleo del 6% al 11%, la inseguridad alimentaria del 4% al 11%, y Argentina bajó del puesto 20 al 28 del mundo en producción de riqueza anual. Eso sí, las corporaciones aliadas con el sistema financiero y el imperialismo, así como los socios bien llamados vendepatria, se enriquecieron a gran escala.

Rafael Correa, expresidente de Ecuador, decía sobre Venezuela, que a pesar de ser uno de los mayores productores y exportadores de petróleo del mundo, nunca había conseguido tener industria, explicando su motivo. Esto es, que la oligarquía venezolana manejó toda esa riqueza y, descripto a la perfección por Correa, toda esa riqueza se podía ver en las mansiones que esa oligarquía tenía en Miami, en tanto que todo lo que querían lo importaban, sin necesidad de esforzarse, pero causando un escenario de terribles pobreza y exclusión al conjunto de compatriotas.

Además, bien sabido es que Estados Unidos de Norteamérica comanda bloqueos económicos a naciones como Cuba, Venezuela o Nicaragua, privándolas de poder conectarse con el mundo. El caso de Cuba pretende ser destacado en este artículo, ya que a pesar de un bloqueo económico que lleva más de 60 años, ha conseguido desarrollar un sistema de salud y educativo que es ejemplar en el mundo, pese a la pobreza irremediable causada por la política exterior de EEUU, que ha bombardeado países enteros causando terribles genocidios en nombre de la paz y la democracia.

En relación a Cuba, Roger Waters, uno de los fundadores de Pink Floyd y autor de la letra de obras clásicas como El Lado Oscuro de la Luna, Animals y The Wall, escribió la siguiente proclama:

Si le interesa mi casa y no me la puede comprar, es porque no se la quiero vender, ni tampoco se la quiero alquilar o arrendar… Entonces usted me encierra en mi casa, y no me deja salir para ir al supermercado, ni a la farmacia, ni al banco, y tampoco deja que me vendan los repuestos del carro o la moto, y aunado a esto me cancelan las cuentas y tarjetas de crédito y ahorro… Al cabo de un tiempo mis familiares se van a desesperar, algunos escaparán por la ventana… y usted desde afuera empezará a vociferar que soy un inepto para conducir las riendas de mi casa y que soy un dictador, que hago sufrir a mi familia… y entonces van a comenzar a decir que el gobierno de mi casa está en CRISIS y que los vecinos tendrán permiso para INTERVENIR y ECHARME con el propósito de atender la CRISIS HUMANITARIA de mi familia.
Eso sí… nunca usted dirá que lo que le interesa es quedarse con mi casa. Y que por eso fue que usted me puso a mí en esta situación tan CRÍTICA ante mi familia. #NoAlBloqueo #CubaNoEstáSola