Máximo Gorki, narrador talentoso y rebelde ante la injusticia del mundo
Paula Cortés
En 1892, publica Makar Chudra, un fabuloso cuento de amor y muerte ambientada en la estepa rusa, allí donde la tundra se funde con el mar.



A pesar de la disparidad de fechas que nos dan las distintas fuentes acerca del día del natalicio de Alexéi Maxímovich Péshkov, algunos dicen el 14 o el 16 y otros el 28 de marzo, nosotros lo ubicaremos el día 14 de marzo de 1868 en la antigua y bulliciosa ciudad de Nizhni Nóvgorod a orillas del río Volga, Rusia.

Este excelso literato pasaría a la historia grande de las letras con el seudónimo de Máximo Gorki, pero eso vino tiempo después, ahora contaremos sus inicios en la vida, la que transcurrió en Astraján, en la desembocadura de ese mismo río que lo vio nacer, el Volga. Es en esa ciudad donde pasó sus primeros años de infancia. Cuando el pequeño Alexéi tenia cinco años, el cólera le arrebató a su padre, un tapicero y luego empleado en la ciudad de Astraján como agente naval. Por lo que su madre y él se vieron obligados a volver a la ciudad de Nizhni a vivir en el asfixiante, riguroso y hasta brutal hogar de la familia materna. Tras el fallecimiento de su madre, el joven Gorki es expulsado del que conoce como hogar, con tan solo diez años de edad, tras lo cual, tendrá que ganarse su propio sustento.

De las experiencias de su niñez, nace Días de infancia (1913-14), primer volumen de su trilogía autobiográfica, luego vendrá Por el mundo (1915-16), segundo volumen de la trilogía, que culmina con Mis universidades (1923) vale destacar que el título de esta última entrega de la trilogía resulta, por lo menos, sardónico ya que la pobreza del escritor no le permitió continuar con sus estudios superiores y debió desempeñarse en diversos empleos u oficios, por ejemplo: panadero. De estas experiencias extraería escenas y tipologías para algunas de sus mejores narraciones. Esta trilogía es considerada por muchos como la obra más perfecta que escribió Gorki. En ella abundan frases y personajes memorables, con una riqueza y belleza en las imágenes literarias que podríamos calificar de poéticas “Me he puesto afanoso a buscar libros, los he encontrado y casi todas las tardes leo. Son estas unas tardes buenas, el taller está en silencio, como si fuera ya noche cerrada, sobre las mesas penden las bolas de cristal, semejantes a estrellas blancas, frías, cuyos rayos iluminan las cabezas, despeinadas o calvas, que se inclinan sobre las mesas; veo rostros serenos, soñadores; a veces, resuena una exclamación de elogio al autor del libro o a su protagonista. Los hombres están atentos, encalmados, parecen otros; yo les aprecio mucho en estos instantes, y ellos también me tratan afectuosamente; me siento en mi puesto.” Extracto del segundo volumen, Por el mundo. El joven Alexéi nos entrega una imagen pintoresca, real y plétora de detalles de la Rusia zarista de fines del siglo XIX.

Posteriormente Gorki viaja durante varios años por el sur de Rusia, trabajando en toda clase de empleos temporales muy precarios. Luego de un tiempo, comienza como periodista en Tiflis, la Capital de Georgia, y aunque esto pueda sonar irrelevante, allí es cuando Alexéi empieza a firmar como Máximo Gorki (amargo en ruso). Máximo era el nombre de su padre y también el de un hermano que murió siendo un infante, poco antes de nacer él. Al adoptar este seudónimo —Gorki- el joven intenta plasmar su angustiada perspectiva de la realidad, cimentada no solo en sus vivencias personales, sino también en la degradación de todos los sueños humanos sometidos a un sistema perverso.

En 1892, publica Makar Chudra, un fabuloso cuento de amor y muerte ambientada en la estepa rusa, allí donde la tundra se funde con el mar. Después de publicar otras leyendas e historias románticas, Gorki nos entrega el extraordinario relato, Chelkash (1895), retrato de un ladrón alcohólico y amante de la jarana que sobrevive a base de pequeños robos en un gran puerto. Este inolvidable cuento, publicado en una importante revista de San Petersburgo, gozó de gran popularidad y éxito y le valió a su autor renombre entre las figuras literarias de la época. Vendrían a continuación excelentes cuentos y relatos, entre ellos, Veintiséis y una (1899), ambientado en la panadería de sus largos años como panadero en la ciudad de Kazán.

Ya a inicios del siglo XX, Máximo Gorki comienza una nueva etapa marcada por la producción de obras teatrales y relatos más extensos, con novelas como Fomá Gordéiev (1899), Los tres (1900), y la icónica novela La madre (1906) luego llegaría Mis confesiones (1908) donde se retrata nítidamente una imagen de la sociedad rusa, en estas obras inmortales podemos hallar personajes claramente autobiográficos atormentados por la búsqueda existencial. En su novela más traducida al castellano La madre, describe la toma de conciencia política de una mujer campesina e iletrada, a través de su amor maternal, este libro está inspirado en los sucesos que se produjeron en la fábrica de Sornovo durante la revolución de 1905, cuando los revolucionarios fueron perseguidos por el aparato represivo del zarismo.

Para ese entonces Gorki residía en San Petersburgo, donde militaba con los bolcheviques del Partido Socialdemócrata. Debido a su activa participación en tareas subversivas sufrió varias detenciones, y tras la revolución de 1905, en la que tuvo un papel activo, tuvo que exiliarse en Capri, Italia. A su regreso a Rusia en 1913, colabora con el partido de Lenin. En 1921 se residencia nuevamente al sur de Italia, esta vez en Sorrento, aunque en 1928 vuelve a la Unión Soviética.

Sus últimos años en su patria, Gorki se convierte en el primer director de la Unión de Escritores Soviéticos, desde la que defiende categóricamente los principios del realismo socialista. Su extensa producción literaria de aquellos años, incluyen novelas sobre la Rusia zarista, como Los Artamónov (1925), también fantásticos ensayos sobre otros literatos como Tolstói y Chéjov entre otros. En 1932 la ciudad de Nizhni Nóvgorod, fue re bautizada y pasó a llamarse Gorki hasta el año 1990. Máximo Gorki muere en Moscú en 1936. Como cierre podríamos decir de él; conciencia y sensibilidad de narrador talentoso y rebelde ante la injusticia del mundo.


A pesar de la disparidad de fechas que nos dan las distintas fuentes acerca del día del natalicio de Alexéi Maxímovich Péshkov, algunos dicen el 14 o el 16 y otros el 28 de marzo, nosotros lo ubicaremos el día 14 de marzo de 1868 en la antigua y bulliciosa ciudad de Nizhni Nóvgorod a orillas del río Volga, Rusia.

Este excelso literato pasaría a la historia grande de las letras con el seudónimo de Máximo Gorki, pero eso vino tiempo después, ahora contaremos sus inicios en la vida, la que transcurrió en Astraján, en la desembocadura de ese mismo río que lo vio nacer, el Volga. Es en esa ciudad donde pasó sus primeros años de infancia. Cuando el pequeño Alexéi tenia cinco años, el cólera le arrebató a su padre, un tapicero y luego empleado en la ciudad de Astraján como agente naval. Por lo que su madre y él se vieron obligados a volver a la ciudad de Nizhni a vivir en el asfixiante, riguroso y hasta brutal hogar de la familia materna. Tras el fallecimiento de su madre, el joven Gorki es expulsado del que conoce como hogar, con tan solo diez años de edad, tras lo cual, tendrá que ganarse su propio sustento.

De las experiencias de su niñez, nace Días de infancia (1913-14), primer volumen de su trilogía autobiográfica, luego vendrá Por el mundo (1915-16), segundo volumen de la trilogía, que culmina con Mis universidades (1923) vale destacar que el título de esta última entrega de la trilogía resulta, por lo menos, sardónico ya que la pobreza del escritor no le permitió continuar con sus estudios superiores y debió desempeñarse en diversos empleos u oficios, por ejemplo: panadero. De estas experiencias extraería escenas y tipologías para algunas de sus mejores narraciones. Esta trilogía es considerada por muchos como la obra más perfecta que escribió Gorki. En ella abundan frases y personajes memorables, con una riqueza y belleza en las imágenes literarias que podríamos calificar de poéticas “Me he puesto afanoso a buscar libros, los he encontrado y casi todas las tardes leo. Son estas unas tardes buenas, el taller está en silencio, como si fuera ya noche cerrada, sobre las mesas penden las bolas de cristal, semejantes a estrellas blancas, frías, cuyos rayos iluminan las cabezas, despeinadas o calvas, que se inclinan sobre las mesas; veo rostros serenos, soñadores; a veces, resuena una exclamación de elogio al autor del libro o a su protagonista. Los hombres están atentos, encalmados, parecen otros; yo les aprecio mucho en estos instantes, y ellos también me tratan afectuosamente; me siento en mi puesto.” Extracto del segundo volumen, Por el mundo. El joven Alexéi nos entrega una imagen pintoresca, real y plétora de detalles de la Rusia zarista de fines del siglo XIX.

Posteriormente Gorki viaja durante varios años por el sur de Rusia, trabajando en toda clase de empleos temporales muy precarios. Luego de un tiempo, comienza como periodista en Tiflis, la Capital de Georgia, y aunque esto pueda sonar irrelevante, allí es cuando Alexéi empieza a firmar como Máximo Gorki (amargo en ruso). Máximo era el nombre de su padre y también el de un hermano que murió siendo un infante, poco antes de nacer él. Al adoptar este seudónimo —Gorki- el joven intenta plasmar su angustiada perspectiva de la realidad, cimentada no solo en sus vivencias personales, sino también en la degradación de todos los sueños humanos sometidos a un sistema perverso.

En 1892, publica Makar Chudra, un fabuloso cuento de amor y muerte ambientada en la estepa rusa, allí donde la tundra se funde con el mar. Después de publicar otras leyendas e historias románticas, Gorki nos entrega el extraordinario relato, Chelkash (1895), retrato de un ladrón alcohólico y amante de la jarana que sobrevive a base de pequeños robos en un gran puerto. Este inolvidable cuento, publicado en una importante revista de San Petersburgo, gozó de gran popularidad y éxito y le valió a su autor renombre entre las figuras literarias de la época. Vendrían a continuación excelentes cuentos y relatos, entre ellos, Veintiséis y una (1899), ambientado en la panadería de sus largos años como panadero en la ciudad de Kazán.

Ya a inicios del siglo XX, Máximo Gorki comienza una nueva etapa marcada por la producción de obras teatrales y relatos más extensos, con novelas como Fomá Gordéiev (1899), Los tres (1900), y la icónica novela La madre (1906) luego llegaría Mis confesiones (1908) donde se retrata nítidamente una imagen de la sociedad rusa, en estas obras inmortales podemos hallar personajes claramente autobiográficos atormentados por la búsqueda existencial. En su novela más traducida al castellano La madre, describe la toma de conciencia política de una mujer campesina e iletrada, a través de su amor maternal, este libro está inspirado en los sucesos que se produjeron en la fábrica de Sornovo durante la revolución de 1905, cuando los revolucionarios fueron perseguidos por el aparato represivo del zarismo.

Para ese entonces Gorki residía en San Petersburgo, donde militaba con los bolcheviques del Partido Socialdemócrata. Debido a su activa participación en tareas subversivas sufrió varias detenciones, y tras la revolución de 1905, en la que tuvo un papel activo, tuvo que exiliarse en Capri, Italia. A su regreso a Rusia en 1913, colabora con el partido de Lenin. En 1921 se residencia nuevamente al sur de Italia, esta vez en Sorrento, aunque en 1928 vuelve a la Unión Soviética.

Sus últimos años en su patria, Gorki se convierte en el primer director de la Unión de Escritores Soviéticos, desde la que defiende categóricamente los principios del realismo socialista. Su extensa producción literaria de aquellos años, incluyen novelas sobre la Rusia zarista, como Los Artamónov (1925), también fantásticos ensayos sobre otros literatos como Tolstói y Chéjov entre otros. En 1932 la ciudad de Nizhni Nóvgorod, fue re bautizada y pasó a llamarse Gorki hasta el año 1990. Máximo Gorki muere en Moscú en 1936. Como cierre podríamos decir de él; conciencia y sensibilidad de narrador talentoso y rebelde ante la injusticia del mundo.


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