Narrar la solidaridad. Un proyecto que fue al encuentro con lo mejor del ser humano
Acercándonos Cultura
... Narrar la Solidaridad fue un concurso abierto a través del cual alentamos a que las personas expresaran y compartieran con el mundo sus experiencias de solidaridad. El género elegido fue el epistolar...



La Feria del Libro y la Cultura Cubana - Lazos de solidaridad argentino-cubana- promovió el concurso literario internacional Narrar la Solidaridad, cuya organización estuvo a cargo de la Federación Internacional de Escritoras y Escritores por la Libertad y acompañada por Acercándonos Cultura, Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad —capítulos Argentina y Cuba-, Cooperativa Cultural Entretejiendo Saberes, Centro de Estudios Interdisciplinarios Sobre Nuestramérica “José Martí” –CEINA- y el Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba.

Narrar la Solidaridad fue un concurso abierto a través del cual alentamos a que las personas expresaran y compartieran con el mundo sus experiencias de solidaridad. El género elegido fue el epistolar. La fuerza de este género se relaciona con el intimismo y la veracidad. El intimismo, porque la carta va dirigida a alguien en quien se confía y se quiere. Permite la expresión profunda, íntima, transparente. Mientras que la veracidad está dada en el carácter de testimonio vivo de lo que se siente, se piensa o se experimenta. Publicamos en las siguientes páginas los ganadores de la misma:


Muchas gracias Fidel

Compañero Fidel Castro, líder histórico de la revolución cubana, aún cuando ya no contamos con su presencia física en lo personal se me hace necesario dirigirle esta misiva como muestra de agradecimiento.

Gracias a que usted triunfó aquél 1ro de enero de 1959 yo me pude hacer técnico de la Salud y también gracias a ello pude realizarme como una persona de bien y le explico:

Gracias a usted supe y puse en práctica la solidaridad pues una vez terminado mis estudios en 1981 solo bastaron 8 meses para por primera vez y con apenas 21 años recién cumplidos salir a cumplir Misión Internacionalista a la hermana Nicaragua, allí pude conocer las miserias del capitalismo, pero lo más importante es que crecí como ser humano pues fui a llevar salud a aquellos que más lo necesitaban, además de contribuir en la formación y la educación de aquellos nacionales de mi entorno.

Años más tarde, en el 2010 pasé a formar parte del Ejército de Batas Blancas creado por usted y me fui a la Venezuela de Chávez, no se imagina con cuánto orgullo y con cuánto honor conservo el Diploma de reconocimiento, en Venezuela fue difícil pero reconfortante, allí viví experiencias únicas de inseguridad que no acostumbramos a vivir en nuestra patria y no le miento, sentí miedo, tuve deseos de regresarme a la paz y a la tranquilidad de Cuba, pero saber que aquellas personas me necesitaban, el respeto, el cariño y el amor que nos brindaban a los médicos cubanos más el saber que si renunciaba también le estaba fallando a usted me permitió cumplir con éxito la misión encomendada.

Luego, más cerca en el tiempo llegó lo que nunca esperé, la oportunidad de ser solidario con los más desposeídos de nuestro planeta, con los hijos de nuestros ancestros y fue en febrero del 2016 que tuve la honrosa misión de ser solidario con el pueblo del Reino de Swazilandia (hoy Swatini), allí sí que me hice gigante, poder ayudar, brindar salud y mis conocimientos a ese pueblo es lo más grande que me ha pasado, allí no sólo fui solidario brindando mis servicios en el Hospital Gubernamental de Mbabane la Capital administrativa del Reino, allí fui solidario cada vez que brindaba mi mano a una mujer que caída en el suelo ninguno de sus connacionales se dignaba ayudar, cuando los niños que asistían para realizarles una Tomografía Axial Computarizada lloraban por miedo y yo, para asombro de todos los presentes les regalaba un caramelo para que se dejaran realizar el estudio, también cuando se rompía algún componente de la computadora del Equipo de TAC y para no detener el trabajo iba y lo compraba con el dinero de mi bolsillo y lo donaba a la institución para sorpresa de mis compañeros de trabajo swasis.

Pero el recuerdo más grato y triste que guardo fue la vez que llegó una madre con su bebé en brazos y una orden para un TAC de Cráneo, no tenía los 100,00 Rands que costaba el estudio y yo decidí hacerlo gratis algo que provocó el enojo de mi compañero de trabajo el enfermero Jerry Magagula, quien me decía que no lo podía hacer, le respondí que yo era cubano, que en mi país la salud es gratis para todos que yo lo iba a hacer y que el fuera y me denunciara, pero solo después que yo terminara, y para asombro mío no sólo no me denunció sino que era él quién cuidaba no fuera a venir ningún jefe mientras yo hacía estudios gratis a quienes no los podían pagar.

En la actualidad radico en la Argentina y el compromiso, el agradecimiento sumados a los deseos infinitos de ver caer el bloqueo inhumano y cruel que los Estados Unidos le imponen a nuestro pueblo me obliga a ser solidario ahora con nuestra propia gente, con nuestra querida patria, por ello desde la Unión de Residentes Cubanos en Argentina, de la mano del Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba, de la Organización Mujeres con Cuba, La Asociación de Argentinos Graduados en Cuba, Propuesta Tatu-3 y demás grupos de solidaridad con Cuba realizamos campañas para comprar y enviar al Ministerio de Salud Cubano material descartable e insumos médicos tan necesarios en nuestras instituciones de salud cubanas.

Por eso, por la revolución, por hacer de mi una mejor persona y un solidario de su Ejército de Batas Blancas muchas gracias Fidel.

Enrique Nikita



Esos abrazo

Querido hermano del alma:

Un día marchaste a luchar por la patria. Yo no entendía bien que era la patria. Era solo una niña y en la escuela eso de la patria era algo estricto. Nos obligaban a formar, a permanecer firmes, en silencio mirando a la bandera. Esa patria planchadita y ordenada me resultaba aburrida. Yo quería jugar y reír, pero parece que eso molestaba. La directora Mauren me regañaba al verme sonrisueña en la fila, mientras izaban la bandera. Pero desde tu partida al lejano sur, atravesando mares de lágrimas, inten té desentrañar el concepto de patria y sentí el deseo de acompañar a la bandera en algún acto escolar. Claro que tenía pocas posibilidades de ser abanderada… Sabés que de niña fui muy traviesa, a veces insoportable. Mi conducta nunca fue tan buena como para merecer semejante honor.

Recuerdo que aquel año de 1982, un enorme abrazo latinoamericano, mestizo, negro e indio, envolvió a todos, y la patria se sentía gigante. Recuerdo el abrazo del pueblo: A las madres en las plazas tejiendo bufandas, gorras y abrigo, para los chicos que se embarcaban a la guerra. Todos los jóvenes soldados eran hijos de todas las madres del país. Recuerdo gente movilizada, haciendo donaciones para llevar a las islas; Los niños llevábamos chocolates a la escuela y escribíamos mensajes de aliento para nuestros hermanos soldados… Recuerdo la bronca de todos, cuando los títeres militares ordenaron la rendición. Supimos entonces que la patria de los militares era una mentira. Supimos que los chicos en la guerra se negaban a abandonar a sus compañeros en batalla, y desobedecían las órdenes de retirada de los altos mandos. Para mediados de junio, en el frío invierno, todo el pueblo de Madryn fue a recibir a los chicos que regresaban de las islas, rompiendo el cerco de seguridad que los militares habían impuesto. El buque británico Camberra arribó a Puerto Madryn, en el continente, trayendo de regreso a los jóvenes soldados. El pueblo los recibió en tibios abrazos. Todos los jóvenes soldados, recibieron pan y comida de la mano del pueblo. Ese día, la ciudad de Puerto Madryn se quedó sin pan. La dictadura militar se resquebrajaba. Vos, hermano del alma, decidiste quedarte allá, en aquel sur de la patria.

Ese mismo año, en un acto escolar, los maestros me eligieron como escolta de la bandera. La dictadura militar estaba agonizando. Yo estaba feliz de acompañar a mi bandera, a esa bandera que hicieron las madres en las plazas tejiendo abrigos para los soldados; Esa bandera que agitaron los trabajadores repudiando a la dictadura. Orgullosa me sentí de acompañar la bandera, que envolvió el pan aquel el día en Madryn, para los chicos que volvían de la guerra… Pero de pronto aquella alegría se fue disolviendo. Me di cuenta que los abanderados iban de zapatos y guardapolvo, y yo no tenía esos lujos.

Esa noche me dormí muy angustiada pensando en eso. Al día siguiente la maestra me regaló una escarapela y lazo celeste para el pelo. Mi compañera de banco me prestó un guardapolvo, y al regresar a casa, mi mamá había conseguido unos hermosos zapatos de tacones altos. Qué hermoso sentirse así abrazada.

El día del acto se desfilaba hasta la plaza del pueblo. Yo estaba feliz con mis zapatos de tacones y mis amigas me ayudaron a maquillarme… Cuando llegué a la escuela, comenzando el acto escolar, la directora Mauren se horrorizó al verme. No iba a permitirme acompañar la bandera y desfilar con esos zapatos de tacones y maquillaje en el rostro. Para la directora Mauren la patria era cosa seria. Tacos y maquillaje se veían como un insulto a la patria… En ese momento sentí un gran fuego en la garganta y muy enojada dije: “Métase su patria en el culo”… y volvía a la formación buscando el abrazo de mis compañeras…

Al entrar las banderas de ceremonia, en el inicio del acto, faltaba una escolta. La maestra que dirigía el acto me reconoció entre los estudiantes formados en el patio. Por altavoz se escuchó –¡Alumna Cabrera! ¿Qué hace ahí?... ¡Pase a acompañar la bandera!- Yo respondí, desde la fila, que no tenía los zapatos adecuados para acompañar la bandera. Pero la maestra, desde el escenario, dijo que nada de eso importaba: –Alumna Cabrera, con zapatos, zapatillas o descalza, haga el honor de acompañar a la bandera de nuestro pueblo…

La alegría volvió a mi cuerpo y los tacos resonaron en todo el desfile. La directora Mauren parecía mirarme con enfado, pero yo hacía resonar aun más mis zapatos de tacos, viendo como se desfiguraba la cara de esa vieja directora gruñona.

En Argentina estaba retornando la democracia y ese año entendí, que la patria está hecha de los abrazos solidarios del pueblo, hermano del alma.

Seudónimo: Luna de Junio
Autor: Juan Meneses

 



Querida amiga

Querida amiga:

Hoy te escribo, noviembre 2024, para conversar frente a la ventana... Como esperando a los compañeros con los que vivíamos.

Hoy vos, en una isla lejana. Yo acá, en mi querido país. Y como siempre, con indestructible cariño.

¿Recordamos...? Eras una joven anhelosa de conocimiento. Yo una mujer cualquiera inmigrante por razones políticas. Quién sabe qué azar hizo que nos encontráramos. O tal vez, sí: fue el amor el que te acercó a un hombre. A mí, los hijos, la vida, ya que aquí eran épocas muy arduas. Vos estabas estudiando, creciendo. Yo estaba tratando de sobrevivir con los míos. Los motivos de las conversaciones eran variados, pero tu oído sensible abrazó e hizo más fuerte algunas ideas que seguro tenías dentro.

Y volviste a tu tierra con el corazón entregado a una causa —la que debiera hermanar al mundo- LA SOLIDARIDAD. Que si no hoy, tendrá que procurar mañana... Ofreciste tu voluntad a otra nación pequeña en su geografía e inconmensurablemente inmensa por lo que entrega. Nación que enfrenta huracanes, privaciones, aislamiento... Nación que mostró en cuanta ocasión fue necesario y pudo, sus brazos abiertos para la vida, la alegría, que no baja la guardia, que no cambia las convicciones heredadas de sus patriotas y de sus héroes.

Lentamente germinó lo que no dejaste solo en palabras lo transformaste en hechos que hicieron que durante un tercio de tu vida estuvieras separada del resto del mundo, en las peores condiciones carcelarias. Muchos años. Demasiados
Terminado el castigo, pensás lo mismo: el mundo debe ser una hermandad solidaria...

Tantos años después, la tecnología cambió demasiadas cosas y a algunas personas o al revés... presionadas por un capitalismo furioso que no podrá finalmente contra quienes perseveremos.

En fin... acá estamos. Cambiando comentarios hoy, a través del correo electrónico. Sin vernos, qué era lo que nos habíamos prometido. Y seguimos creyendo que a ambas (como a muchos, muchos semejantes) nos haría felices, que para cuando el encuentro suceda, el mundo fuera distinto al de hoy tan individualista y agresivo, esparciendo odio y hostilidad

Y vamos descubriendo otro modo de esperar...sin dejar de resistir.

El ejemplo existe. Es un aliciente. Sabemos dónde.

Esta carta, como otras, nos ayudará a disminuir la espera. Cambió el modo. Antes era mirar el buzón. Hoy es una mirada al correo electrónico, es una de sus partes positivas.

Sonrío pensando y comprobando que lo que no ha cambiado es el sentido sobre lo que es mejor para todos. Tengo en todo momento presente tu último saludo: “amigos hasta la muerte”

No perderemos el optimismo y la certeza, a pesar de todo. Lo percibo en la fortaleza con que vas enfrentando la nueva libertad, por fin llegada, y sueño con un ¡HASTA PRONTO, QUERIDA AMIGA!
ya lo dijo nuestro poeta Héctor Negro
Por qué caerse y entregar las alas.
Por qué rendirse y manotear las ruinas.
Si es el dolor, al fin, quien nos iguala,
Y la esperanza quien nos ilumina.

Seudónimo: Princesa DAC
Autoría: Silvia Ducido
hasta el presente.


La Feria del Libro y la Cultura Cubana - Lazos de solidaridad argentino-cubana- promovió el concurso literario internacional Narrar la Solidaridad, cuya organización estuvo a cargo de la Federación Internacional de Escritoras y Escritores por la Libertad y acompañada por Acercándonos Cultura, Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad —capítulos Argentina y Cuba-, Cooperativa Cultural Entretejiendo Saberes, Centro de Estudios Interdisciplinarios Sobre Nuestramérica “José Martí” –CEINA- y el Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba.

Narrar la Solidaridad fue un concurso abierto a través del cual alentamos a que las personas expresaran y compartieran con el mundo sus experiencias de solidaridad. El género elegido fue el epistolar. La fuerza de este género se relaciona con el intimismo y la veracidad. El intimismo, porque la carta va dirigida a alguien en quien se confía y se quiere. Permite la expresión profunda, íntima, transparente. Mientras que la veracidad está dada en el carácter de testimonio vivo de lo que se siente, se piensa o se experimenta. Publicamos en las siguientes páginas los ganadores de la misma:


Muchas gracias Fidel

Compañero Fidel Castro, líder histórico de la revolución cubana, aún cuando ya no contamos con su presencia física en lo personal se me hace necesario dirigirle esta misiva como muestra de agradecimiento.

Gracias a que usted triunfó aquél 1ro de enero de 1959 yo me pude hacer técnico de la Salud y también gracias a ello pude realizarme como una persona de bien y le explico:

Gracias a usted supe y puse en práctica la solidaridad pues una vez terminado mis estudios en 1981 solo bastaron 8 meses para por primera vez y con apenas 21 años recién cumplidos salir a cumplir Misión Internacionalista a la hermana Nicaragua, allí pude conocer las miserias del capitalismo, pero lo más importante es que crecí como ser humano pues fui a llevar salud a aquellos que más lo necesitaban, además de contribuir en la formación y la educación de aquellos nacionales de mi entorno.

Años más tarde, en el 2010 pasé a formar parte del Ejército de Batas Blancas creado por usted y me fui a la Venezuela de Chávez, no se imagina con cuánto orgullo y con cuánto honor conservo el Diploma de reconocimiento, en Venezuela fue difícil pero reconfortante, allí viví experiencias únicas de inseguridad que no acostumbramos a vivir en nuestra patria y no le miento, sentí miedo, tuve deseos de regresarme a la paz y a la tranquilidad de Cuba, pero saber que aquellas personas me necesitaban, el respeto, el cariño y el amor que nos brindaban a los médicos cubanos más el saber que si renunciaba también le estaba fallando a usted me permitió cumplir con éxito la misión encomendada.

Luego, más cerca en el tiempo llegó lo que nunca esperé, la oportunidad de ser solidario con los más desposeídos de nuestro planeta, con los hijos de nuestros ancestros y fue en febrero del 2016 que tuve la honrosa misión de ser solidario con el pueblo del Reino de Swazilandia (hoy Swatini), allí sí que me hice gigante, poder ayudar, brindar salud y mis conocimientos a ese pueblo es lo más grande que me ha pasado, allí no sólo fui solidario brindando mis servicios en el Hospital Gubernamental de Mbabane la Capital administrativa del Reino, allí fui solidario cada vez que brindaba mi mano a una mujer que caída en el suelo ninguno de sus connacionales se dignaba ayudar, cuando los niños que asistían para realizarles una Tomografía Axial Computarizada lloraban por miedo y yo, para asombro de todos los presentes les regalaba un caramelo para que se dejaran realizar el estudio, también cuando se rompía algún componente de la computadora del Equipo de TAC y para no detener el trabajo iba y lo compraba con el dinero de mi bolsillo y lo donaba a la institución para sorpresa de mis compañeros de trabajo swasis.

Pero el recuerdo más grato y triste que guardo fue la vez que llegó una madre con su bebé en brazos y una orden para un TAC de Cráneo, no tenía los 100,00 Rands que costaba el estudio y yo decidí hacerlo gratis algo que provocó el enojo de mi compañero de trabajo el enfermero Jerry Magagula, quien me decía que no lo podía hacer, le respondí que yo era cubano, que en mi país la salud es gratis para todos que yo lo iba a hacer y que el fuera y me denunciara, pero solo después que yo terminara, y para asombro mío no sólo no me denunció sino que era él quién cuidaba no fuera a venir ningún jefe mientras yo hacía estudios gratis a quienes no los podían pagar.

En la actualidad radico en la Argentina y el compromiso, el agradecimiento sumados a los deseos infinitos de ver caer el bloqueo inhumano y cruel que los Estados Unidos le imponen a nuestro pueblo me obliga a ser solidario ahora con nuestra propia gente, con nuestra querida patria, por ello desde la Unión de Residentes Cubanos en Argentina, de la mano del Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba, de la Organización Mujeres con Cuba, La Asociación de Argentinos Graduados en Cuba, Propuesta Tatu-3 y demás grupos de solidaridad con Cuba realizamos campañas para comprar y enviar al Ministerio de Salud Cubano material descartable e insumos médicos tan necesarios en nuestras instituciones de salud cubanas.

Por eso, por la revolución, por hacer de mi una mejor persona y un solidario de su Ejército de Batas Blancas muchas gracias Fidel.

Enrique Nikita



Esos abrazo

Querido hermano del alma:

Un día marchaste a luchar por la patria. Yo no entendía bien que era la patria. Era solo una niña y en la escuela eso de la patria era algo estricto. Nos obligaban a formar, a permanecer firmes, en silencio mirando a la bandera. Esa patria planchadita y ordenada me resultaba aburrida. Yo quería jugar y reír, pero parece que eso molestaba. La directora Mauren me regañaba al verme sonrisueña en la fila, mientras izaban la bandera. Pero desde tu partida al lejano sur, atravesando mares de lágrimas, inten té desentrañar el concepto de patria y sentí el deseo de acompañar a la bandera en algún acto escolar. Claro que tenía pocas posibilidades de ser abanderada… Sabés que de niña fui muy traviesa, a veces insoportable. Mi conducta nunca fue tan buena como para merecer semejante honor.

Recuerdo que aquel año de 1982, un enorme abrazo latinoamericano, mestizo, negro e indio, envolvió a todos, y la patria se sentía gigante. Recuerdo el abrazo del pueblo: A las madres en las plazas tejiendo bufandas, gorras y abrigo, para los chicos que se embarcaban a la guerra. Todos los jóvenes soldados eran hijos de todas las madres del país. Recuerdo gente movilizada, haciendo donaciones para llevar a las islas; Los niños llevábamos chocolates a la escuela y escribíamos mensajes de aliento para nuestros hermanos soldados… Recuerdo la bronca de todos, cuando los títeres militares ordenaron la rendición. Supimos entonces que la patria de los militares era una mentira. Supimos que los chicos en la guerra se negaban a abandonar a sus compañeros en batalla, y desobedecían las órdenes de retirada de los altos mandos. Para mediados de junio, en el frío invierno, todo el pueblo de Madryn fue a recibir a los chicos que regresaban de las islas, rompiendo el cerco de seguridad que los militares habían impuesto. El buque británico Camberra arribó a Puerto Madryn, en el continente, trayendo de regreso a los jóvenes soldados. El pueblo los recibió en tibios abrazos. Todos los jóvenes soldados, recibieron pan y comida de la mano del pueblo. Ese día, la ciudad de Puerto Madryn se quedó sin pan. La dictadura militar se resquebrajaba. Vos, hermano del alma, decidiste quedarte allá, en aquel sur de la patria.

Ese mismo año, en un acto escolar, los maestros me eligieron como escolta de la bandera. La dictadura militar estaba agonizando. Yo estaba feliz de acompañar a mi bandera, a esa bandera que hicieron las madres en las plazas tejiendo abrigos para los soldados; Esa bandera que agitaron los trabajadores repudiando a la dictadura. Orgullosa me sentí de acompañar la bandera, que envolvió el pan aquel el día en Madryn, para los chicos que volvían de la guerra… Pero de pronto aquella alegría se fue disolviendo. Me di cuenta que los abanderados iban de zapatos y guardapolvo, y yo no tenía esos lujos.

Esa noche me dormí muy angustiada pensando en eso. Al día siguiente la maestra me regaló una escarapela y lazo celeste para el pelo. Mi compañera de banco me prestó un guardapolvo, y al regresar a casa, mi mamá había conseguido unos hermosos zapatos de tacones altos. Qué hermoso sentirse así abrazada.

El día del acto se desfilaba hasta la plaza del pueblo. Yo estaba feliz con mis zapatos de tacones y mis amigas me ayudaron a maquillarme… Cuando llegué a la escuela, comenzando el acto escolar, la directora Mauren se horrorizó al verme. No iba a permitirme acompañar la bandera y desfilar con esos zapatos de tacones y maquillaje en el rostro. Para la directora Mauren la patria era cosa seria. Tacos y maquillaje se veían como un insulto a la patria… En ese momento sentí un gran fuego en la garganta y muy enojada dije: “Métase su patria en el culo”… y volvía a la formación buscando el abrazo de mis compañeras…

Al entrar las banderas de ceremonia, en el inicio del acto, faltaba una escolta. La maestra que dirigía el acto me reconoció entre los estudiantes formados en el patio. Por altavoz se escuchó –¡Alumna Cabrera! ¿Qué hace ahí?... ¡Pase a acompañar la bandera!- Yo respondí, desde la fila, que no tenía los zapatos adecuados para acompañar la bandera. Pero la maestra, desde el escenario, dijo que nada de eso importaba: –Alumna Cabrera, con zapatos, zapatillas o descalza, haga el honor de acompañar a la bandera de nuestro pueblo…

La alegría volvió a mi cuerpo y los tacos resonaron en todo el desfile. La directora Mauren parecía mirarme con enfado, pero yo hacía resonar aun más mis zapatos de tacos, viendo como se desfiguraba la cara de esa vieja directora gruñona.

En Argentina estaba retornando la democracia y ese año entendí, que la patria está hecha de los abrazos solidarios del pueblo, hermano del alma.

Seudónimo: Luna de Junio
Autor: Juan Meneses

 



Querida amiga

Querida amiga:

Hoy te escribo, noviembre 2024, para conversar frente a la ventana... Como esperando a los compañeros con los que vivíamos.

Hoy vos, en una isla lejana. Yo acá, en mi querido país. Y como siempre, con indestructible cariño.

¿Recordamos...? Eras una joven anhelosa de conocimiento. Yo una mujer cualquiera inmigrante por razones políticas. Quién sabe qué azar hizo que nos encontráramos. O tal vez, sí: fue el amor el que te acercó a un hombre. A mí, los hijos, la vida, ya que aquí eran épocas muy arduas. Vos estabas estudiando, creciendo. Yo estaba tratando de sobrevivir con los míos. Los motivos de las conversaciones eran variados, pero tu oído sensible abrazó e hizo más fuerte algunas ideas que seguro tenías dentro.

Y volviste a tu tierra con el corazón entregado a una causa —la que debiera hermanar al mundo- LA SOLIDARIDAD. Que si no hoy, tendrá que procurar mañana... Ofreciste tu voluntad a otra nación pequeña en su geografía e inconmensurablemente inmensa por lo que entrega. Nación que enfrenta huracanes, privaciones, aislamiento... Nación que mostró en cuanta ocasión fue necesario y pudo, sus brazos abiertos para la vida, la alegría, que no baja la guardia, que no cambia las convicciones heredadas de sus patriotas y de sus héroes.

Lentamente germinó lo que no dejaste solo en palabras lo transformaste en hechos que hicieron que durante un tercio de tu vida estuvieras separada del resto del mundo, en las peores condiciones carcelarias. Muchos años. Demasiados
Terminado el castigo, pensás lo mismo: el mundo debe ser una hermandad solidaria...

Tantos años después, la tecnología cambió demasiadas cosas y a algunas personas o al revés... presionadas por un capitalismo furioso que no podrá finalmente contra quienes perseveremos.

En fin... acá estamos. Cambiando comentarios hoy, a través del correo electrónico. Sin vernos, qué era lo que nos habíamos prometido. Y seguimos creyendo que a ambas (como a muchos, muchos semejantes) nos haría felices, que para cuando el encuentro suceda, el mundo fuera distinto al de hoy tan individualista y agresivo, esparciendo odio y hostilidad

Y vamos descubriendo otro modo de esperar...sin dejar de resistir.

El ejemplo existe. Es un aliciente. Sabemos dónde.

Esta carta, como otras, nos ayudará a disminuir la espera. Cambió el modo. Antes era mirar el buzón. Hoy es una mirada al correo electrónico, es una de sus partes positivas.

Sonrío pensando y comprobando que lo que no ha cambiado es el sentido sobre lo que es mejor para todos. Tengo en todo momento presente tu último saludo: “amigos hasta la muerte”

No perderemos el optimismo y la certeza, a pesar de todo. Lo percibo en la fortaleza con que vas enfrentando la nueva libertad, por fin llegada, y sueño con un ¡HASTA PRONTO, QUERIDA AMIGA!
ya lo dijo nuestro poeta Héctor Negro
Por qué caerse y entregar las alas.
Por qué rendirse y manotear las ruinas.
Si es el dolor, al fin, quien nos iguala,
Y la esperanza quien nos ilumina.

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