Venezuela: Los medios de comunicación como herramienta principal del golpe de estado del 11 de abril del 2002
El 11 de abril del 2002 en la República Bolivariana de Venezuela, una coalición constituida por la organización patronal Fedecámaras, la Confederación de Trabajadores de Venezuela, la Iglesia Católica, algunos altos militares disidentes, y fundamentalmente los grandes medios privados de comunicación, en coordinación con la Embajada de Estados Unidos, impulsaron un plan desestabilizador para quebrantar el hilo democrático, al perpetrar un golpe de Estado contra el gobierno del Presidente Hugo Chávez.
El clima destituyente fue construido por los medios privados que impulsaron e implementaron una campaña contra el ejecutivo venezolano, logrando que la movilización de un sector de la clase media de Caracas, que marchaba desde el Parque del Este hacia la zona de Chuao, sea desviado hacia el Palacio de Miraflores.
Luis Britto García describía así la situación: “El cambio de rumbo ha sido preconfigurado en las cuñas televisivas de los días anteriores, cuyo texto convoca para el Este, cuyas imágenes presentan como meta el centro de la ciudad, a pocas cuadras del Palacio de Gobierno. Hacia allí va la multitud ondeando los pabellones tricolores, entre las cuales lucen algunas banderas estadounidenses. Los canales comerciales presentan al general opositor Guaycaipuro Lameda, ex presidente de Pdvsa gritando, ¡A Miraflores!, mientras señala el nuevo rumbo con el brazo. Para facilitar el desvío alguien hace circular el rumor de que Chávez ha caído”.1
El intento de querer abolir la Constitución fracasó, porque el 13 de abril los mandos leales de las fuerzas armadas junto a la movilización popular, restituyeron los poderes públicos sustituidos por la breve dictadura de Carmona, rescatando los medios estatales de comunicación, y logrando que el entonces Presidente Hugo Chávez retornara al Palacio de Miraflores.
El 19 de abril de 2002 luego de una semana de haber sucedido el golpe de Estado, el Presidente Hugo Chávez indicó: “Este golpe de Estado, no hubiese sido posible sin el apoyo de los medios de comunicación. Si los medios, especialmente las televisoras, quieren seguir alentando esto y nosotros lo permitimos, nos van a llevar a una guerra”.2
Puente Llaguno
Un caso emblemático, sobre los usos que se hicieron de las imágenes del golpe de Estado en Venezuela, fue el que se produjo en la zona conocida como Puente Llaguno.
En esta ocasión los medios difundían la imagen de dos militantes de los Círculos Bolivarianos disparando con armas de fuego desde arriba del puente. Esta imagen fue recortada deliberadamente, jamás se mostró en las cámaras que dichos manifestantes se defendían de los disparos que les efectuaban desde los tanques pertenecientes a la Policía de Caracas, al comando de los opositores al gobierno de Chávez. Es necesario aclarar que durante este golpe de Estado, la policía de Caracas tuvo un rol importantísimo dado que la ciudad es gobernada por un alcalde opositor al gobierno de Chávez.
Así, mediante imágenes impostadas, falsearon la realidad: RCTV y Venevisión difundieron un montaje cinematográfico que ubicó en lugar de los tanques, una movilización de la oposición, que sucedía en otro lugar de la ciudad. Quedando de esta manera, según la edición televisiva, los manifestantes chavistas disparándole a la manifestación de la oposición. En el documental “Puente Llaguno, Claves de una masacre”, se demuestra bien el montaje realizado.
Así lo indica el periodista Modesto Emilio Guerrero “… ambos disparaban con pistolas contra un batallón de tanquetas militares de la Policía de la Alcaldía opositora de Caracas. Pero los dueños de los canales televisivos, sabedores de las técnicas casi mágicas de la edición periodística, sobre todo cuando se trata de una imagen impactante (y pocas imágenes son más impactantes que un arma disparando), usaron esa escena para imponer una información falsa. Ocultaron un sujeto (las tanquetas que disparaban al puente contra los chavistas) e inventaron otro (una marcha opositora que no estaba ni abajo, ni cerca de ese puente) logrando imponer una visión ficcional en la cabeza de millones. El resultado social fue la modificación de la realidad política a su favor. Medio planeta vio y creyó que el chavismo estaba masacrando al pueblo”. 4
Por su parte, la investigadora Eva Golinger manifiesta: “Las imágenes tomadas por el camarógrafo y el corresponsal de Venevisión, ubicados en una azotea cercana al Puente Llaguno, habían sido manipuladas en los estudios. La escena completa de la Policía Metropolitana debajo y los francotiradores en las azoteas por encima del puente fueron cortadas y la única secuencia filmada que quedó, presentaba a los manifestantes por Chávez disparando contra objetivos que se encontraban debajo del puente. El corresponsal de Venevisión grabó una voz en off que alegaba que los seguidores de Chávez, que se encontraban en el Puente Llaguno por orden del propio Presidente, disparaban contra los manifestantes de la oposición en esa zona. La secuencia manipulada fue tomada y transmitida varias veces por todos los canales privados y enviada al resto del mundo, para justificar el derrocamiento del Presidente Chávez”. 5
Por estos motivos, en base a las acciones políticas golpistas de las grandes empresas mediáticas que han jugado y aún continúan con su rol de desinformar y de esmerilar a las democracias de la región; a la hora de informar y de la construcción de sentido en la sociedad, los comunicadores tenemos un gran desafío: trabajar decididamente en la democratización del espacio radioeléctrico por medio de la construcción y de la gestión de nuevos medios masivos de información, que logren imponer una agenda al servicios de los pueblos y de los transformaciones sociales.
Este desafío adquiere mayor relevancia cuando avanza en la región diferentes estrategias golpistas y desestabilizadoras contra los gobiernos progresistas como se vio recientemente en el estado plurinacional de Bolivia.
(1) Luis Brito García. Dictadura Mediática en Venezuela. Investigación de una prensa por encima de toda sospecha. Ediciones Le Monde diplomatique. El Dipló. 2004, p. 10
(2) Discurso ante el Consejo Federal de Gobierno.
(3) Libro Blanco sobre RCTV. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información. Pág. 57.
(4) Medio y poder en Venezuela. Aporrea y la prensa comunitaria. Eco Ediciones. Edición septiembre 2010. Pág. 13.
(5) El Código Chávez Descifrando la intervención de los EEUU en Venezuela. Fondo editorial Question. Pág. 110.
Venezuela: Los medios de comunicación como herramienta principal del golpe de estado del 11 de abril del 2002 El 11 de abril del 2002 en la República Bolivariana de Venezuela, una coalición constituida por la organización patronal Fedecámaras, la Confederación de Trabajadores de Venezuela, la Iglesia Católica, algunos altos militares disidentes, y fundamentalmente los grandes medios privados de comunicación, en coordinación con la Embajada de Estados Unidos, impulsaron un plan desestabilizador para quebrantar el hilo democrático, al perpetrar un golpe de Estado contra el gobierno del Presidente Hugo Chávez. Abordaje televisivo El medio audiovisual que se destacó por su actitud sediciosa fue Radio Caracas Televisión, (RCTV) que mostró su participación en el Golpe de Estado, “no sólo mediante la difundida imagen que registró la presencia de su director general, Marcel Granier, en el Palacio de Miraflores durante la inconstitucional juramentación del empresario Pedro Carmona como presidente de Venezuela, sino también a través de sus posiciones editoriales, difundiendo información falsa, propaganda política y aplicando censura”.3 RCTV como otros medios televisivos, dividió la pantalla durante la difusión del mensaje oficial de la entonces Ministra del Trabajo, María Cristina Iglesias, durante el golpe de estado y colocó un mensaje donde se declaraba ilegal a las transmisiones en cadena del Estado. Al mismo tiempo, el 11 de abril, difundió la noticia sobre la detención del Jefe de Estado Venezolano por parte de un grupo de generales ante los cuales Chávez estaría presentando la renuncia, e insertó en la pantalla, repetidamente, el mensaje “Ni un paso atrás” haciendo referencia a las consignas políticas que exclamaban quienes asistían a la marcha opositora de ese día. La programación que mantuvo el 11 de abril fue la cobertura a las movilizaciones de la oposición, con coberturas desde los lugares de concentración, junto a las opiniones de los referentes opositores, que salían al aire desde el estudio y la calle. La empresa mediática además de dividir nuevamente la pantalla durante el discurso presidencial del 11 de abril, publicó simultáneamente los sucesos violentos que ocurrían ese día, con la intención de relacionar la imagen del entonces Presidente Hugo Chávez con las víctimas que se producían en las calles. Del mismo modo difundió continuamente las opiniones y declaraciones de militares y políticos de la oposición que responsabilizaban al gobierno nacional de las muertes ocurridas durante la marcha de esa jornada, a partir de las investigaciones se comprobó que esas muertes fueron provocadas por grupos opositores al gobierno venezolano. Luego, el 12 de abril, interrumpió la transmisión de la rueda de prensa convocada por el Fiscal General de la República, Isaías Rodríguez, donde éste, en lugar de renunciar, como esperaba la oposición, denunció que se trataba de un golpe de Estado y que el Presidente no había renunciado. Asimismo impidió que la movilización a favor de la restitución al Palacio de Miraflores de Hugo Chávez, se pronunciara ante sus cámaras; solamente cuando las manifestaciones y protestas llegaron frente a sus oficinas, comenzó a transmitir lo que sucedía. El 13 y 14 de abril los grandes medios privados y RCTV impusieron un silencio informativo, con la finalidad de censurar las movilizaciones a favor del regreso del mandatario venezolano; RCTV cambió su programación, se dedicó a la difusión de dibujos animados y películas de ficción como: El libro de la selva, Furia al volante, El espía del deseo, y Hoguera de pasión, entre otras.
(1) Luis Brito García. Dictadura Mediática en Venezuela. Investigación de una prensa por encima de toda sospecha. Ediciones Le Monde diplomatique. El Dipló. 2004, p. 10 |
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