Damián Pablo Rafael Rivero
Docente de escuela de primaria, trabaja en diferentes instituciones primarias de gestión pública y privada de la provincia de Buenos Aires.
Profesor Nacional de educación Física, trabaja como profesor de
baby fútbol y coordinador de diversas escuelas de fútbol infantil recreativo para
niños y niñas en clubes de barrio y sociedades de fomento de la ciudad de
Lanús, provincia de Buenos aires
Lic. en Gestión Educativa (UNLA) y profesor de ajedrez, coach en certificación (ELAC).
Ha realizado publicaciones como “Enrocando” y “Jugar al ajedrez desde el nivel
inicial”, Acercándonos Ediciones.
Mariano Cesar Andrés Rivero
Preparador físico y personal trainer (IPEF).
Director técnico Nacional de Fútbol (Título oficial ATFA).
Trabaja desde el año 2010 en el club Atlético Banfield como Director Técnico de
Fútbol Pre Infantil. DT niños de 9 y 10 años.
Coordinador del Área pre-infantil y promocional, niños de 5 a 10 años.
Dirige y coordina diversos clubes de baby fútbol competitivo y recreativo de la
zona sur del gran Buenos Aires, desde el año 2008.
Dictó cursos de capacitación para directores técnicos de Argentina y diversos
países de América con la propuesta de metodología lúdico recreativa de fútbol
infantil.
La puerta por donde se entra al fútbol es la pelota. La pelota es el primer amor de cualquiera que le guste el fútbol y es para siempre. No conozco a ningún crack o buen jugador que no esté enamorado de la pelota. Y no hablo de cuando eran jugadores. Sino muchos años después, siguen con ese sentimiento inalterable. Entonces, por lógica, los pibes que van a entrenar (no es la palabra adecuada, ya volveré sobre esto) tienen que estar todo el tiempo con la pelota.
Hay otra cosa que no se debe descuidar. El placer de jugar. Lo que quieren los pibes es jugar. Jugar es lo más lindo, lo más motivante y lo mejor para aprender...a jugar. Se aprende jugando, como a vivir se aprende viviendo. El resultado es la mejor excusa para jugar. Lo cierto es que van juntos. Es una competencia por lo tanto sería absurdo prescindir del resultado.Queremos jugar y queremos ganar. Pero no queremos ganar sin jugar o jugando a no jugar.
No se trata, en edades juveniles y menos infantiles, de entrenar, a esas edades no existe el futuro. O no debe existir. Los profesionales entrenan para el próximo partido. Los juveniles entrenan para jugar, para disfrutar, para aprender. No para el día de mañana. Para hoy. Para pasarlo bien hoy. Lo otro es consecuencia o no, no lo sabemos, y no nos debe importar.
Hay muchos juegos para inventar para no hacer del partido una rutina. Juegos que tengan como referencias acciones del partido: uno contra uno, por ejemplo. Pero siempre, siempre, terminar el entrenamiento con un partido:6 contra 6, 5 contra 5, 11 contra 11, lo que sea. Pero tiene que ser infaltable. El entrenador, el formador, el ayudador, como quieran llamarlo,debe orientar, corregir y proponer. Son los pibes los que tienen que ir descubriendo cosas del juego. Poco a poco. Siempre, claro está, con la ayuda del entrenador como los llama Rubén Rossi.
En fin, eso es lo que yo considero más importante. Hay más cosas a tener en cuenta, pero sería muy largo y no quiero abrumarlos. Ustedeslas irán descubriendo también.
Un abrazo y no olviden que esta etapa es la más importante y la más linda.
ANGEL CAPPA