Darío Machado Rodríguez es Licenciado en Ciencias Políticas y Doctor en Ciencias Filosóficas. Preside la Cátedra de Periodismo de Investigación y es vicepresidente de la cátedra de Comunicación y Sociedad del Instituto Internacional de Periodismo José Martí en Cuba. En tiempos de pandemia se dio a la tarea de traducir el libro "La hora difícil" editado en diciembre de 2022 por el sello Acercándonos Ediciones.
— ¿Darío, qué te motivó para emprender la tarea de traducir al poeta Jiri Wolker?
— Yo comencé a leer a Wolker cuando tenía 17 años y estudiaba en la antigua Checoslovaquia, me preparaba para participar en los planes de industrialización que se emprendían por entonces en Cuba, te estoy hablando de la década de los sesenta del pasado siglo, hace unos 60 años. Entre mis amigos, tanto checos como cubanos, yo comentaba a menudo sus poemas y siempre me rondaba el deseo de traducirlo al español y ahora te preguntarás seguramente por qué esperé tanto tiempo, ¿no? y la verdad es que me sería complicado responder eso. En primer lugar porque la traducción, que siempre es una tarea difícil cuando se trata de poesía, de poemas, presenta una tremenda complejidad. Hay que atreverse a traducir no simplemente palabras, sino expresiones cargadas de sensibilidad, de ritmo interior, de imágenes, de una intención que solo la conoce el poeta y poner eso en tu lengua materna, lo peor de todo, lo más difícil es quedar siempre insatisfecho. Yo he traducido textos técnicos, conversaciones coloquiales, ensayos, no soy traductor de oficio pero el checo, ese idioma de raíz eslava siempre me resultó cercano. Quizás porque entré en contacto con él muy joven, con apenas 15 años, y luego por años leí todo tipo de literatura en esa lengua y quizás también porque el checo es así, como de un hablar sonoro, cadencioso, “dígase checo y te dice músico”, como expresa la frase.
Wolker nació con el siglo XX, nació en el 1900, una familia de clase media se puede decir, y murió sin cumplir los 24 años, como él pensaba y como dejó escrito en su propio epitafio. Vivió Wolker siendo adolescente la primera guerra mundial, la revolución rusa de 1917, el surgimiento del estado checoslovaco bajo la orientación de Tomáš Garrigue Masaryk que fue un intelectual políglota, dominaba nueve idiomas, una época de grandes virajes de la humanidad.
Wolker vivió, creció como joven en medio de esa vorágine y su propia sensibilidad humana, lo llevó a percibir tempranamente la importancia insustituible del amor y a expresarlo en imágenes poéticas. Te digo, que si bien sus primeros poemas tenían un sesgo intimista, sus sentimientos de amor los tenía también para con la humanidad toda, y particularmente para con los humildes, los trabajadores, con quiene se identificaba de corazón. Él quería un mundo sin pobreza, con felicidad para todos, sin miseria, sin explotación, sin exclusiones. Eso es lo que expresa en este libro “La hora difícil”, que ya pasa de ser una poesía más bien intimista, a ser una poesía social.
Las motivaciones para traducirlo han sido varias. yo siempre he querido que la juventud cubana, la de habla hispana en general, se acerque a la producción poética de Wolker, al legado de su vida , que yo considero valioso. Algunos de sus poemas de “La hora difícil”, el poema que da nombre precisamente a este libro fueron traducidos en los años setenta por poetas cubanos, pero nadie había traducido completamente el libro que Editorial Acercándonos pone hoy en manos del lector. También lo he sentido como un modesto homenaje personal a la cultura checa, país en el que viví seis años de mi temprana juventud y al que debo no poco de mi formación como ser humano. A esas motivaciones la vida quiso que apareciera el momento oportuno y ese fue la pandemia de la COVID19. Durante ocho meses del año 2020 me dediqué a traducir el libro “La hora difícil”. Una tras otra se sucedieron las versiones, pero no sesgué en el empeño de llegar al final. Luego de ocho o nueve versiones, ahora mismo no puedo precisar eso, mínimamente sé que fueron ocho, logré poner un punto y decir “ya, esto es lo más que en este momento soy capaz de hacer”.
Él dio su poesía como un arma de lucha, por la liberación del ser humano, y entregó a ese propósito los pocos años que vivió. Él quería, aunque se sabía, obrero de la palabra, él quería ser obrero de manos callosas, como revela en el poema “El mar”. No recuerdo exactamente, pero en él describe que ha sido aceptado en el corazón, en el baile de todos y que le crecen callos como le crecen frutos al árbol. Por eso en el poema él dice “soy marinero, soy pescador, soy trabajador portuario”, en fin él se sentía, él quería ser ese obrero de manos callosas.
Finalmente en este libro, hay traducidos otros dos textos un cuento para niños, que como a menudo ocurre es también para adultos, y el manifiesto que bautizó “arte proletario”, donde a nombre de un grupo de inspirados intelectuales contemporáneos, proclaman al arte no como mero disfrute, que también es muy importante, sino como herramienta de lucha. La intención de añadirlos al libro de poemas es para que se conozca mejor la personalidad del poeta y eso puede sumarse como un motivo más.
— ¿Qué aspectos del militante y qué del artista te impresionaron más?
— Mira, cuando una persona tiene una convicción profunda, una cosmovisión, un compromiso, al que nadie lo ha obligado sino solamente su propia conciencia y convierte esos sentimientos en conducta diaria, merece admiración. Yo admiro eso en Wolker, eso precisamente, un joven entregado a la causa que lo atrapó en medio de un mundo que emergía en busca de nuevos sentidos a la vida después de una guerra brutal, devastadora, que él mismo dio su propia batalla por su salud, batalla que al final perdió y que hasta su último aliento fue consecuente con sus convicciones y que lamentaba no poder seguir viviendo para seguir luchando, y lo dejó escrito al redactar su propio epitafio que te puedo decir de memoria “Aquí yace Jiri Wolker, un poeta que amó al mundo y por su felicidad, salió a batirse antes de poder desenvainar el corazón para la pelea, murió joven, 24 años”. No lo llegó a cumplir, murió con 23 años, no llegó a cumplir los 24.
El artista, la belleza que Wolker atrapa en la maleza cruda de la realidad social y logra expresar en las imágenes que nos regala en sus poemas, en “La cara tras el vidrio” dibujando la desigualdad social que había en su época y lo hace de un modo combativo, demostrando que la belleza está en la propia lucha por un mundo mejor y convirtiendo la denuncia en un acto conmovedor y movilizador.
Wolker vivió, creció como joven en medio de esa vorágine y su propia sensibilidad humana, lo llevó a percibir tempranamente la importancia insustituible del amor y a expresarlo en imágenes poéticas. Te digo, que si bien sus primeros poemas tenían un sesgo intimista, sus sentimientos de amor los tenía también para con la humanidad toda, y particularmente para con los humildes, los trabajadores, con quiene se identificaba de corazón. Él quería un mundo sin pobreza, con felicidad para todos, sin miseria, sin explotación, sin exclusiones. Eso es lo que expresa en este libro “La hora difícil”, que ya pasa de ser una poesía más bien intimista, a ser una poesía social. |
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