Editorial: Los bajos Fondos
Fernando Darío Roperto
Ese fondo, bajo, del que nadie puede levantarse, que condiciona luego toda la existencia de sus habitantes.



Fue en un verano de principios de este siglo cuando vi Los Bajos Fondos, obra maestra de Akira Kurosawa filmada en 1957, basada en la obra del gran escritor ruso Máximo Gorki, la misma narra la historia de seres humanos que han sido poco favorecidos por las vueltas de la vida y se encuentran en un albergue de las afueras de Tokio. Es en ese barrio japonés donde viven Rokubei (Ganjirô Nakamura) y su intrigante mujer, Osugi (Isuzu Yamada), quienes se encargan de dar asilo a una docena de vagabundos: una prostituta de gran corazón, un actor, un alcohólico, un noble empobrecido, un ladrón y desempleados de naturaleza varia. Todos ellos cuentan su historia, historias que se entrecruzan, que se mezclan unas con otras para acabar siendo partes de un mismo todo.

La película comienza con personas de un barrio tirando basura por una montaña y retirándose. Debajo viven estos desclasados, en el albergue de un matrimonio un poco menos desfavorecidos pero igual de miserables, cobrando monedas por un pedazo de tierra debajo de un techo colectivo que funge como albergue, una metáfora realmente profunda y fiel de una sociedad que no mira para abajo ni desea entender ese fondo, y esos habitantes del descarte que viven, sueñan, respiran y anhelan felicidad.

Gorki/Kurosawa tratan de decirnos quizá que en el fondo, en el más profundo de los fondos también hay vida, como en las cavernas (ver nota “Las cavernas, arcas de biodiversidad en peligro” Revista H, edición 01), vida con la que muchos no nos animamos a conectar quizá por miedo al contagio o a involucrarnos. Por eso, cada día vivimos tratando de no mirar esas existencias malogradas por un sistema que descarta miles de seres humanos al destierro del hambre, el frío, la soledad y el final.

Ese fondo, bajo, del que nadie puede levantarse, que condiciona luego toda la existencia de sus habitantes.

Pero en la película llega un samurai una vez al albergue, un gran maestro japonés de corazón noble, que tratará de salvarlos, de levantarlos, de darles abrigo y de reunirlos en un mismo grupo de interés ante la desventura. Pero los dueños del lugar intuyen el desenlace, y ven en esa acción emancipadora y humana del maestro su ruina, si no hay necesidad el negocio se esfuma, juntos los desheredados, los maltrechos, los miserables pueden tomar fuerza e inclusive hacerse con el control del albergue, y comienza allí la violencia contra el factor de unidad. Coordinadamente los dueños del lugar buscan atomizar a los recientemente reunidos y así la película comienza su accionar, en una lucha entre quienes desde el fondo nos necesitan deudores constantes, como esos pobres miserables moradores de un pedazo de suelo bajo techo o quienes buscan que seamos soberanos, que juntos construyamos un destino mejor para todos. La eterna lucha del capital contra un modelo más humano de distribución en las manos de dos grandes del arte del siglo XIX y XX, Máximo Gorki, fundador del movimiento literario del realismo socialista y Akira Kurosawa el gran maestro del cine japonés.

Cualquier coincidencia con nuestra realidad no es casualidad, los problemas del interés individual por sobre lo colectivo son tan viejos como la historia del hombre. ¿Habrá un momento de nuestro existir en el que podamos ver un cambio en esas prácticas? Ojalá. Por lo pronto nosotros desde este humilde rincón del mundo soñamos y articulamos prácticas para que así sea.

Los dejo con las notas y textos de la edición número 19 de H, una revista pensada para alentarnos al encuentro sobre la base de la acción por ese mundo colectivo y solidario.

En sus páginas encontrarán la excelente nota a Walter Formento, sobre el libro “La Perestroika en Estados Unidos. Réquiem para la civilización occidental” editado por nuestro sello Acercándonos Ediciones, la nota económica está como siempre abordada por el economista Julián Denaro y su título “Soberanía o devaluación” nos conduce por un camino muy similar al de esta editorial, el economista y politólogo José Salvador Cárcamo analiza en un artículo por demás pedagógico “Chile ya conoce la Constitución que debe votar en septiembre”, “Una nueva ruta para la reestructuración del sistema internacional” es la nota excelente sobre geopolítica del politólogo venezolano Sergio Rodríguez Gelfenstein, la doctora Vanesa Szczurowski, especialista en temas de medio ambiente entrevista al presidente de CAVEA que nos esclarece sobre vehículos eléctricos en su nota “Un viaje hacia la electromovilidad con uno de sus precursores en Argentina”, y en un homenaje a la revolución nicaragüense recordamos a una gran protagonista y heroína en “Arlen Siu Bermúdez, una guerrillera nicaragüense en contra de la dictadura somocista. A 67 años de su nacimiento” un artículo de Julia Martínez. Entrando a la parte cultural tenemos a nuestra compañera Ayelén Cáceres quien esta vez entrevista a Marcela Mercado Luna de la “Biblioteca Popular Mariano Moreno” de la provincia de La Rioja quien este mes también realiza su 20° edición de la Feria del libro provincial, “Ernest Hemingway, de All-American Boy a Espía para la KGB” es una nota de la periodista Paula Cortés recordando al gran escritor estadounidense y para finalizar la contratapa de H, del gran periodista cubano Hedelberto López Blanch la nota “Un desastre llamado Bolsonaro”.


Fue en un verano de principios de este siglo cuando vi Los Bajos Fondos, obra maestra de Akira Kurosawa filmada en 1957, basada en la obra del gran escritor ruso Máximo Gorki, la misma narra la historia de seres humanos que han sido poco favorecidos por las vueltas de la vida y se encuentran en un albergue de las afueras de Tokio. Es en ese barrio japonés donde viven Rokubei (Ganjirô Nakamura) y su intrigante mujer, Osugi (Isuzu Yamada), quienes se encargan de dar asilo a una docena de vagabundos: una prostituta de gran corazón, un actor, un alcohólico, un noble empobrecido, un ladrón y desempleados de naturaleza varia. Todos ellos cuentan su historia, historias que se entrecruzan, que se mezclan unas con otras para acabar siendo partes de un mismo todo.

La película comienza con personas de un barrio tirando basura por una montaña y retirándose. Debajo viven estos desclasados, en el albergue de un matrimonio un poco menos desfavorecidos pero igual de miserables, cobrando monedas por un pedazo de tierra debajo de un techo colectivo que funge como albergue, una metáfora realmente profunda y fiel de una sociedad que no mira para abajo ni desea entender ese fondo, y esos habitantes del descarte que viven, sueñan, respiran y anhelan felicidad.

Gorki/Kurosawa tratan de decirnos quizá que en el fondo, en el más profundo de los fondos también hay vida, como en las cavernas (ver nota “Las cavernas, arcas de biodiversidad en peligro” Revista H, edición 01), vida con la que muchos no nos animamos a conectar quizá por miedo al contagio o a involucrarnos. Por eso, cada día vivimos tratando de no mirar esas existencias malogradas por un sistema que descarta miles de seres humanos al destierro del hambre, el frío, la soledad y el final.

Ese fondo, bajo, del que nadie puede levantarse, que condiciona luego toda la existencia de sus habitantes.

Pero en la película llega un samurai una vez al albergue, un gran maestro japonés de corazón noble, que tratará de salvarlos, de levantarlos, de darles abrigo y de reunirlos en un mismo grupo de interés ante la desventura. Pero los dueños del lugar intuyen el desenlace, y ven en esa acción emancipadora y humana del maestro su ruina, si no hay necesidad el negocio se esfuma, juntos los desheredados, los maltrechos, los miserables pueden tomar fuerza e inclusive hacerse con el control del albergue, y comienza allí la violencia contra el factor de unidad. Coordinadamente los dueños del lugar buscan atomizar a los recientemente reunidos y así la película comienza su accionar, en una lucha entre quienes desde el fondo nos necesitan deudores constantes, como esos pobres miserables moradores de un pedazo de suelo bajo techo o quienes buscan que seamos soberanos, que juntos construyamos un destino mejor para todos. La eterna lucha del capital contra un modelo más humano de distribución en las manos de dos grandes del arte del siglo XIX y XX, Máximo Gorki, fundador del movimiento literario del realismo socialista y Akira Kurosawa el gran maestro del cine japonés.

Cualquier coincidencia con nuestra realidad no es casualidad, los problemas del interés individual por sobre lo colectivo son tan viejos como la historia del hombre. ¿Habrá un momento de nuestro existir en el que podamos ver un cambio en esas prácticas? Ojalá. Por lo pronto nosotros desde este humilde rincón del mundo soñamos y articulamos prácticas para que así sea.

Los dejo con las notas y textos de la edición número 19 de H, una revista pensada para alentarnos al encuentro sobre la base de la acción por ese mundo colectivo y solidario.

En sus páginas encontrarán la excelente nota a Walter Formento, sobre el libro “La Perestroika en Estados Unidos. Réquiem para la civilización occidental” editado por nuestro sello Acercándonos Ediciones, la nota económica está como siempre abordada por el economista Julián Denaro y su título “Soberanía o devaluación” nos conduce por un camino muy similar al de esta editorial, el economista y politólogo José Salvador Cárcamo analiza en un artículo por demás pedagógico “Chile ya conoce la Constitución que debe votar en septiembre”, “Una nueva ruta para la reestructuración del sistema internacional” es la nota excelente sobre geopolítica del politólogo venezolano Sergio Rodríguez Gelfenstein, la doctora Vanesa Szczurowski, especialista en temas de medio ambiente entrevista al presidente de CAVEA que nos esclarece sobre vehículos eléctricos en su nota “Un viaje hacia la electromovilidad con uno de sus precursores en Argentina”, y en un homenaje a la revolución nicaragüense recordamos a una gran protagonista y heroína en “Arlen Siu Bermúdez, una guerrillera nicaragüense en contra de la dictadura somocista. A 67 años de su nacimiento” un artículo de Julia Martínez. Entrando a la parte cultural tenemos a nuestra compañera Ayelén Cáceres quien esta vez entrevista a Marcela Mercado Luna de la “Biblioteca Popular Mariano Moreno” de la provincia de La Rioja quien este mes también realiza su 20° edición de la Feria del libro provincial, “Ernest Hemingway, de All-American Boy a Espía para la KGB” es una nota de la periodista Paula Cortés recordando al gran escritor estadounidense y para finalizar la contratapa de H, del gran periodista cubano Hedelberto López Blanch la nota “Un desastre llamado Bolsonaro”.


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